Argentina: Los salarios frutícolas alcanzan un nuevo máximo

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Argentina: Los salarios frutícolas alcanzan un nuevo máximo

La temporada frutícola termina con un esquema de costos incompatible para enfrentar la cosecha que se avecina.

La política salarial es un punto de referencia dentro de la estructura de gastos del sector, por su fuerte impacto en el valor agregado de una actividad exportadora. Una forma de evaluar la participación del trabajador en la evolución económica de la fruticultura regional es comparar cuántas cajas de fruta se deben exportar, en base al precio declarado (FOB) por los empresarios ante la Aduana en cada temporada, para cubrir el costo del salario mensual promedio del sector.

Este año este indicador se ubica en 68,2 cajas de fruta exportadas. La cifra es el récord de las últimas décadas y muestra un crecimiento del 40% respecto de la participación que este índice tenía en el 2005 (ver infografía) y del 30% cuando se la relaciona con el promedio de las últimas 25 temporadas.

Esta creciente relación tiene su origen en los incrementos promedios que experimentaron los salarios sindicalizados en la actividad (rurales, galpón y frigorífico), los que en los últimos años subieron a una tasa superior a aquella en que lo hicieron las cotizaciones del producto (peras y manzanas) logradas en los destinos de consumo. Las estadísticas oficiales son determinantes: entre el 2005 y el 2011 las paritarias terminaron por definir incrementos salariales del 265%, contra una mejora de los valores de exportación (FOB) en pesos del 140%. (Ver infografía)

¿Cómo se llega a estos importantes desvíos? Se pueden encontrar, entre otras, dos respuestas clave para este interrogante.

• Por ser la fruticultura una actividad ligada a la exportación, la evolución que tenga la paridad cambiaria local es de suma importancia (aunque no determinante) para poder lograr el marco competitivo necesario en los mercados externos. La tasa de devaluación que presentó el modelo nacional y popular avalado por el gobierno en las últimas seis temporadas se ubicó en el 40%, contra un crecimiento promedio del 160% –en dólares– en los salarios promedios registrados de los trabajadores de las chacras y los galpones de empaque. La fruta que fue orientada hacia el mercado interno y Brasil pudo contrarrestar parte de estos desvíos (con una mejora relativa de precios en destino) pero la que fue colocada en los mercados de ultramar no tuvo margen para compensar estas distorsiones.

• Productores y empresarios no pudieron convencer a las autoridades nacionales de anticipar la crisis que asomaba. La falta de una estrategia común para llegar con sólidos argumentos a mostrar los problemas estructurales del sector fue una falencia clave en este proceso de deterioro que sufre la fruticultura regional. Hace tiempo que existen graves problemas de representatividad en las distintas organizaciones sectoriales y lamentablemente muchas de ellas hoy no están a la altura de las circunstancias.

Teniendo en cuenta que para la temporada que se avecina la estructura de costos local crecerá en un piso del 15% y los precios proyectados en los mercados de ultramar están por debajo de los niveles de este año (hoy la pera y la manzana cotizan entre un 10 y un 20% menos que en diciembre del 2010), las cajas de fruta que se deberán exportar sobre la base de los precios FOB declarados para poder cubrir el costo del salario mensual promedio del trabajador superarán en el 2012 los índices consolidados para este año. Así la participación salarial sobre las ventas generadas por la actividad alcanzará un nuevo récord, algo más que preocupante.

COMPARACIONES ODIOSAS

Pese a lo tortuosas que en algunos casos suelen resultar las comparaciones, es importante mostrar qué es lo que ocurre en materia salarial en dos países productores cercanos a nuestro Valle: Brasil y Chile.

• Como introducción cabe decir que el gigante del Mercosur espera para la próxima temporada una cosecha récord de manzanas estimada en más de 1,4 millones de toneladas. Brasil es un mercado más bien receptivo: exporta no más del 10% de lo que cosecha anualmente para fresco; su matriz productiva apunta a sostener el mercado local e importa un volumen significativo de manzanas para mantener abastecidas sus góndolas. En relación con el tema que aquí se analiza, el de los costos de mano de obra, se debe remarcar que existe una importante dispersión en los valores de los haberes entre los trabajadores según la región donde estén localizados y la actividad (pomáceas, carozo, tropicales...) a la que se dediquen. Este informe analiza los salarios que se pagan en el sur de Brasil, región donde se concentra la mayor parte de la producción de manzanas de ese país. Como puede observarse en una de las infografías, tanto en el campo como en el empaque los sueldos percibidos por los trabajadores brasileños (medidos en dólares) son un 27 y un 32% menores respectivamente que los que perciben los trabajadores frutícolas del Valle. En el 2005 esa relación se ubicaba, también a favor de Brasil (siempre hablando desde el punto de vista de la competitividad), en el 33 y el 27% para el rural y empaque respectivamente.

Con estas variables y valores referenciados de su exportación, se deduce que para poder cubrir el costo salarial promedio el empresario brasileño necesita 49 cajas de manzanas, unas 19 menos que las que se requieren en el Valle de Río Negro para lograr el mismo objetivo. Éste es uno de los tantos puntos sobre los que hay que hacer hincapié a la hora de hablar de competitividad dentro del sistema.

• Respecto de Chile se puede señalar que para la próxima temporada espera una producción de manzanas y peras del orden de los 1,8 millones de toneladas. La matriz comercial del vecino país está orientada al comercio externo. En relación con los salarios que maneja la actividad, siempre tomando su medida en dólares, se observa que durante el 2011 los haberes rurales fueron similares a los de nuestra región, no así en el empaque, que en el vecino país son un 25% inferiores a los que perciben los obreros de la fruta en Río Negro y Neuquén. En el 2005 estas diferencias eran totalmente distintas. En esa temporada los salarios del campo alcanzaban en Chile valores un 71% superiores a los que se pagaban en nuestra región, mientras que en el empaque esta diferencia se ubicaba un 18% arriba respecto de lo que recibían los trabajadores del Valle. Por último, realizando la misma comparación que se hizo con la fruticultura brasileña, para poder cubrir el costo salarial promedio frutícola un empresario chileno necesita hoy 56 cajas de manzanas, unas 12 menos que un exportador del Valle.

Este indicador permite demostrar que la participación del salario en el negocio de exportación en el Valle se ubica en un nivel máximo histórico y por encima de nuestros competidores regionales.

ALGUNAS CONCLUSIONES

Está claro que en los últimos años los trabajadores, teniendo como socio al gobierno nacional y aprovechando la debilidad de las organizaciones que representan a sus empleadores, lograron sacar un muy buen provecho de las negociaciones salariales.

Esto no deja de ser todo un logro para los obreros de la actividad y nadie en su sano juicio puede pensar que está mal que un trabajador frutícola hoy gane lo que gana.

Pero también resulta evidente que el modelo económico impulsado desde el gobierno nacional está poniendo límites a este tipo de expansión salarial. Tanto la matriz productiva como la comercial de la fruticultura en el Valle de Río Negro y Neuquén están hoy sumidas en una profunda crisis. Costos internos en alza y precios en baja en destino conforman una combinación explosiva para el sector. Para la próxima temporada estaremos trabajado con cotizaciones en los mercados de ultramar del 2009 y costos internos en el Valle del 2012.

De mantenerse este escenario las pérdidas económicas serán millonarias y esto traerá aparejados también serios problemas sociales ya que muchas empresas seguirán ajustando su plantilla de personal como mecanismo de compensación de sus niveles de gastos.

En los últimos cinco años la fruticultura sólo por impuestos regresivos transfirió al público cerca de 200 millones de dólares. No estaría mal que el gobierno nacional comenzara a devolver parte de lo que todos los años genera y entrega la actividad en materia impositiva. Pero para que eso sucediera funcionarios nacionales deberían entender el problema "real" de la actividad, una cuestión que hasta ahora quedó demostrado que no les interesa comprender.

El costo de producción en nuestro país es hoy hasta un 20% superior al de Chile y esta diferencia la explica mayormente el componente mano de obra, no tanto por el salario que percibe el trabajador sino por la disparidad existente entre los aportes y contribuciones de cada país. Algo similar se advierte cuando la comparación se hace con Brasil.

Las diferencias son muy grandes. Mientras que las cargas sociales en nuestra economía frutícola se elevan al 53% del valor del salario, en Chile el indicador alcanza el 22%, en Brasil el 44% y en Uruguay el 21%.

Estamos a las puertas de una temporada muy compleja.

Todos los sectores de la actividad, inclusive las autoridades provinciales que asumieron el 10 de diciembre, deben comprender que la fruta hoy no tiene margen para repartir una riqueza que ya no existe en el Valle.

Fuente: Rionegro.com.ar

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