Argentina: El freno a las importaciones generó faltante de maquinaria vitivinícola

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Argentina: El freno a las importaciones generó faltante de maquinaria vitivinícola

La industria vitivinícola y parte de la metalúrgica miran afligidas el panorama que se les presenta ante sus ojos: decenas de insumos y productos varados en la Aduana ante los cambios ocurridos en el régimen de importación amenazan con entorpecer el desarrollo normal de sus actividades. Mientras tanto, desde el Gobierno provincial aseguraron que se trata de “casos aislados” en los que se ha intervenido para “acelerar” los trámites, aunque admitieron “demoras diferentes al esquema anterior”.

Hace poco más de 20 días entró en vigencia la resolución Nº3.252/12 de la AFIP, que obliga a quienes importan mercancías a realizar –previamente a la emisión de la nota de pedido– una declaración jurada anticipada de importación (DJAI), la cual se puede bajar del sitio web del organismo.

La información plasmada en ese formulario puede ser revisada por distintos entes, como la Secretaría de Comercio Exterior, que conduce Beatriz Paglieri, o la de Comercio Interior, que regentea Guillermo Moreno, “en función de su competencia en la materia considerando la naturaleza de la mercadería a importar”.

En teoría, la AFIP evaluaría las solicitudes en un plazo de 48 a 72 horas y con un máximo de diez días en los organismos adheridos. Según los dichos de Miguel Ponce, vocero de la Cámara de Importadores de la República Argentina, el 80% de las DJAI presentadas el 1 pasado, cuando comenzó a regir la nueva normativa, quedaron aprobadas. De cualquier manera, esa cámara advirtió que el mayor temor de los empresarios se centra en ver cómo se comportará Paglieri cuando arriben productos importados bajo el régimen de las licencias no automáticas (LNA).

Más allá de esta modificación, la realidad indica que los problemas para ingresar productos al país comenzaron mucho antes de la instauración de esta resolución.

“Hemos advertido con hechos concretos algunas demoras en la importación de máquinas cosechadoras y de tractores viñateros. El problema es que, si no llegan para la vendimia, estas maquinarias pierden su razón de ser”, ejemplificó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).

Cápsulas, estabilizantes, agroquímicos, abonos, desinfectantes y curas para las plantas de vid, y productos de limpieza para la maquinaria son algunos de los insumos y productos que están sufriendo demoras.

Ante esta situación, muchos empresarios han realizado cambios en lo que Villanueva denomina “circuitos de previsión”: desde hace un tiempo vienen aprovisionándose por demás para evitar el quiebre de stock.

En este sentido, los empresarios de la industria madre mendocina mostraron preocupación por algunos productos que se utilizan luego de la cosecha, en especial por los vinculados con el mundo de los envases.

Sin embargo, uno de los grandes proveedores aseguró que no habrá mayores inconvenientes.

Villanueva agregó: “El verdadero funcionamiento del sistema se verá a lo largo del tiempo. Por el momento, cada vez que hemos tenido un problema hemos recurrido a (el subsecretario de Industria y Tecnología, Martín) Hinojosa o a (el ministro de Agroindustria y Tecnología, José Luis) Álvarez (de quien depende Hinojosa) para que agilicen los trámites”.

Cadena de favores
¿Pero existirá alguna posibilidad de que el sistema funcione sin la aparente gauchada del funcionario de turno? “No le hacemos favores a nadie. Sólo ofrecemos una vía rápida para resolver el problema, que muchas veces se vincula a la falta de documentación”, le dijo Hinojosa a UNO.

El subsecretario dijo que, del pasado 1 a la fecha, Industria y Tecnología “agilizó” entre diez y 12 casos, principalmente de las industrias vitivinícola, para la cosecha, y del durazno. “Estamos acompañando a las empresas en este proceso de la nueva normativa. Muchos desconocen cómo es el trámite ahora y nosotros los estamos orientando”, señaló.

Sectores (casi) paralizados
En tanto, desde la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Mendoza (Asinmet) advirtieron que “muchos sectores de la actividad se han visto prácticamente paralizados”, en palabras de su presidente, Daniel Gentile.

Cajas reductoras de engranajes, rodamientos y partes electrónicas están en falta y no se fabrican en el país “o se fabrican, pero son de mala calidad”, agregó.

Orlando Dal Pozzo, miembro de Asinmet y titular de Albión Latinoamericana SA, una empresa que fabrica máquinas para la industria de las frutas y las hortalizas, reconoció que tienen problemas para importar motorreductores italianos y americanos, algunos tipos de cables, bandas para cintas transportadoras y otros insumos para montar maquinarias para la industria conservera.

“Con suerte llega algo de China y los nacionales no se consiguen o son de muy mala calidad. En el caso de los motorreductores, el bronce es malo y no es compatible en sus dimensiones, por eso no sirven tampoco para remplazar. La política de sustitución de importaciones es muy buena en la teoría, pero en la práctica no hay industria nacional preparada para darle respuesta. Lo que hay es mucho más caro que antes porque saben que está en falta”, opinó.

Y agregó: “Hasta ahora no se nos ha caído ninguna venta, pero en cualquier momento nos puede pasar. Sin ir más lejos, hemos terminado mandando máquinas incompletas a Chile para terminarlas con piezas de allá y así poder responder a nuestros clientes”.

Hinojosa, por su parte, dijo que se reunió con representantes del sector metalúrgico, pero aseguró que no le transmitieron ninguna preocupación de esta naturaleza.

“Hemos hecho un seguimiento de las importaciones mendocinas para ver el grado de dificultad que están teniendo y hemos visto que se han ido aprobando, tal vez con una demora diferente a la anterior, pero se han ido aprobando en la gran mayoría de los casos”, cerró el funcionario.

“Hay que llevar tranquilidad”
“En Mendoza no faltan medicamentos. De los cerca de 17.000 productos farmacéuticos aprobados en el país, sólo faltan 50”. La frase pertenece a Ricardo Aizcorbe, presidente del Colegio Farmacéutico de Mendoza, e intenta llevar tranquilidad a la población ante versiones sobre quiebres de stock en algunos remedios.

Según explicó el dirigente, la industria farmacéutica vendió 550 millones de unidades en el 2010 y cerró el 2011 con 600 millones. Adujo que “los laboratorios compran las drogas al finalizar el año y preparan un supuesto de ventas que muchas veces es superado por la demanda. Por eso se producen faltas. No ha habido rechazos de permisos (para importar) y las demoras son mínimas. Además, durante el verano se detiene el proceso de fabricación”.

Sin embargo admitió que hay “algunas demoras de dos o tres días en productos que necesitan preservar la cadena de frío, y en otros casos, de una semana, pero son cosas que de ninguna manera alteran el normal funcionamiento del mercado”.

Respecto de la ausencia de Reliveran (antinauseoso), Buscapina (antiespasmódico) o Rivotril (ansiolítico) en algunas farmacias locales, Aizcorbe recordó: Todos pueden sustituirse con otros productos. Su médico e inclusive el farmacéutico pueden aconsejar en este sentido”.

Insumos para el vidrio, entre dudas y certezas
Una de las tantas preocupaciones que tiene la industria vitivinícola es que, como consecuencia de la modificación del régimen aduanero con la incorporación de las declaraciones juradas anticipadas de importación (DJAI) y su inevitable paso por el cedazo previo de la AFIP y otros organismos nacionales, como la Secretaría de Comercio Exterior, falten algunos insumos de otras actividades que están íntimamente relacionadas con ella.

“No sabemos qué va a pasar con los insumos incorporados al vidrio y los envases de tetrabrik; usan muchos componentes importados y tal vez tengan complicaciones”, explicó Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA).

Entre los insumos importados que más impactan en la industria del vidrio se encuentra el carbonato de sodio o soda Solvay, un compuesto químico que se utiliza como material fundente.

El único productor nacional de soda Solvay es Alcalis de la Patagonia (Alpat), una compañía del grupo Indalo ubicada en San Antonio Oeste, Río Negro.

Esta empresa tiene una capacidad instalada anual de 250.000 toneladas. Sin embargo, la producción real fluctuaría –según informes publicados por diarios porteños y de esa localidad– entre las 170.000 y las 210.000 toneladas.

Pero el mercado argentino consume unas 300.000 toneladas, con lo cual no queda otra que importar la diferencia.

Diario UNO consultó a Walter Formica, director general de Verallia Rayen Curá, uno de los mayores proveedores de botellas para vino, quien llevó tranquilidad al decir: “Nosotros por ahora no hemos tenido inconvenientes, porque en estos momentos no estamos importando y nos estamos aprovisionando muy bien con el proveedor local. Mirando hacia atrás, podemos decir que no cambió nada y que sólo hay un poco más de controles que el año pasado”.

Fuente: Diario Uno

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