Técnicas de conservación de suelos y agua. Control y manejo de cárcavas menores
El contenido de este artículo fue preparado por Jorge Carrasco J., Jorge Riquelme / INIA Rayentué, www.inia.cl y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com
Cárcava es la forma producida por la socavación repetida sobre el terreno, debido al flujo incontrolado de escurrimientos superficiales. Son zanjas más o menos profundas, originadas por la erosión laminar, que suelen evolucionar por desplomes laterales y hacia arriba. Siempre comienzan en la parte inferior de la ladera y van comiéndose la tierra hacia arriba, hasta crear una cabeza de cárcava, con un corte brusco y escarpado.
El hombre y el tránsito de animales (ganado) favorecen la formación de cárcavas, muchas de las cuales empiezan siendo senderos de animales, caminos agrícolas y pistas regulares o irregulares en tierras con pendiente.
La estabilización y recuperación de terrenos afectados por cárcavas es la de más alto costo en la lucha contra la erosión, porque para detener el avance de una cárcava hay que hacer importantes obras de remoción de tierras, entre otras medidas que se detallan en esta cartilla.
Etapas para el control de cárcavas menores
Para un control eficiente de cárcavas menores es preciso realizar un control integral de la cuenca que le aporta los
escurrimientos y sedimentos erosionados, mediante el uso de prácticas de conservación de suelos, según el uso
del terreno. Primero, es fundamental que el técnico junto al agricultor evalúen la mejor forma de control y que el
técnico explique las distintas etapas que se requieren para este control. Éstas son:
• Aislar físicamente la cárcava.
• Prevenir la erosión aguas arriba, en la cabecera de la cárcava.
• Reducir la velocidad de los escurrimientos superficiales, que erosionan el interior, borde y taludes de la cárcava.
• Eliminar los bordes degradados de la cárcava, para facilitar el establecimiento de especies herbáceas.
• Rellenar el interior de la cárcava con los sedimentos captados por estructuras físicas diseñadas para ese fin.
• Repoblar con vegetación nativa los bordes y el interior de la cárcava.
Aislar físicamente la cárcava
La primera medida que se debe realizar para la recuperación de una cárcava menor, tiene por objeto evitar el acceso al área tratada, de animales ovinos y bovinos cuya presencia pudiera resultar contraproducente para los fines perseguidos, en particular para el material vegetal que se introduzca. Es común el empleo de cercos en alambre de púas, con postes de 3 a 4 pulgadas de diámetro y 2,20-2,40 m de longitud, preferiblemente impregnados y enterrados 50 cm, previo esparcimiento de alquitrán o algún otro impermeabilizante en la zona de contacto directo con el suelo.
Trazado de un surco o canal de desviación de aguas lluvia
La segunda medida que se debe realizar para la recuperación de una cárcava menor, es el trazado de un surco de desviación de aguas lluvias, el que se sitúa en la parte superior de una cárcava, para desviar el curso del agua causante de la erosión hacia otros desagües estabilizados, como quebradas o esteros. Debe quedar a una distancia de la cabecera de la cárcava, de al menos, tres veces superior a su profundidad. Por ejemplo, si la profundidad de la cárcava es de 3 metros, el canal de desviación se ubicará a 9 metros de la cabecera.
Peinado de los bordes de la cárcava
Consiste en eliminar el suelo ubicado en el borde o taludes de la cárcava. Cuando ya presentan un efecto erosivo, tanto en el interior como en el borde de ella, la estabilidad estructural del suelo se presenta muy baja y sin cohesión, por lo cual, cualquier especie vegetal que se pretenda establecer será arrastrada junto con el suelo al continuar los procesos erosivos. Se elimina aproximadamente un ancho de unos 30 a 40 cm desde el borde de la cárcava, lo cual se puede hacer en forma manual con ayuda de una pala.
Repoblamiento de las laderas de la cárcava
Es una medida importante para evitar que las cárcavas sigan desarrollándose en sus bordes. Consiste en sembrar alguna forrajera perenne, plantar arbustos y árboles que desarrollen un sistema denso de raíces, favoreciendo el crecimiento de la vegetación herbácea y arbustiva propia del lugar. El repoblamiento con vegetación se hace tanto en los bordes como en los terrenos aguas arriba de la cárcava, partiendo con especies herbáceas, seguido de arbustos, para finalmente terminar con especies arbóreas. Un error que se debe evitar es iniciar el repoblamiento con especies arbóreas, por el lento establecimiento de ellas y por la necesidad de desarrollar en el terreno un sistema denso de raíces en el menor tiempo posible. Cerca del borde se recomienda plantar arbustos, por su menor tamaño, para evitar el desmoronamiento del suelo por el peso que pudieran ejercer los árboles. La cabecera de la cárcava debe repoblarse densamente, pues la erosión siempre es más intensa en la parte superior.
Repoblamiento del interior de la cárcava
El repoblamiento del interior de la cárcava se debe hacer con especies arbustivas y arbóreas. Para ello, lo recomendable es utilizar especies de crecimiento rápido, con sistemas radiculares fasciculados, y no de crecimiento pivotante. Para la plantación de especies arbustivas y arbóreas, se debe hacer un “ahoyado” manual, donde los hoyos en el terreno se realizan manualmente con azadón, picota o chuzo, y pala. Para su realización se hace un marcado previo del terreno, avanzando según líneas de máxima pendiente de arriba abajo, abriendo hoyos y dejando la tierra extraída aguas abajo. Para realizar la plantación es muy importante que el hoyo que se realice vaya de acuerdo al tamaño de raíces que tenga la planta, por lo cual es fundamental que el hoyo se acomode a la raíz de la planta.
Además, el suelo debe estar mullido y quedar en contacto con las raíces, para evitar bolsones de aire que pudiesen complicar el prendimiento de las plantas. Para obtener un óptimo contacto con las raíces, conviene regar inmediatamente después de la plantación. No es aconsejable aplicar fertilizantes en el hoyo de plantación, pues las redes compactadas de éste y el suelo suelto hacen que el fertilizante, al disolverse en agua, llegue concentrado a las raíces, pudiendo causar toxicidad. Lo más recomendable es aplicar estiércol de ovinos o de ave.
Construcción de barreras físicas al interior de la cárcava
Fuera de lo dicho, la estabilización de la cárcava puede lograrse además, con la construcción de barreras físicas, sean estos diques de piedra, o bien de madera, tipo lampazos de pino, en sentido transversal o perpendicular a la misma. El uso de piedras dentro de la cárcava es favorable en suelos muy pedregosos. Para una buena estabilización de las barreras físicas, deben construirse con un espaciado que permita que la parte superior de uno, quede al mismo nivel de la base del muro anterior, utilizando para ello la siguiente ecuación:
Espaciamiento entre muros = Altura efectiva del muro x 100/Pendiente de la carcava (%)
Ejemplo:
Para el control de una cárcava, se quiere construir una serie de muros de madera de pino, tipo lampazo, en el interior de ella. Si la pendiente es de un 10%, y la altura efectiva del muro será de 50 cm, ¿cuál será el espaciamiento entre muros?
Espaciamiento entre muros = 0,5 m. x 100/10
Espaciamiento entre muros = 5 m
Estos muros retendrán parte del suelo arrastrado, donde la vegetación encontrará condiciones apropiadas para desarrollarse, por existir mayor humedad y volumen de suelo. La construcción de los muros debe ser lo suficientemente fuerte para resistir la acción destructora del avance del agua al interior de la cárcava. Un tipo de barrera física que se recomienda para ser utilizada al interior de una cárcava es aquella construida con “lampazos” de pino, los cuales se ubican formando una barrera en forma perpendicular a la pendiente de la cárcava. Previo se entierran “lampazos” más resistentes que sirven de soporte a la estructura. La utilización de fardos de paja, unidos entre sí por alambres y sujetos a “lampazos” enterrados, es una alternativa económica de construcción de muros de contención. El inconveniente es que este tipo de muro debe ser cambiado cada dos años.
Fuente: www.inia.cl