Argentina: Con un precio récord de U$S 1.800, el mosto da pelea para ganar mercados

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Argentina: Con un precio récord de U$S 1.800, el mosto da pelea para ganar mercados

Sin jugo de manzana disponible, ni España como amenaza directa, con EEUU más caro y -a pesar de las 139 mil toneladas menos de las esperadas- Argentina se afianza como 2° exportador. Preocupa la baja de márgenes.

Que la inflación presiona incesantemente sobre los costos de la producción vitivinícola y el tipo de cambio no se amolda al mismo ritmo, es una verdad de perogrullo. Pero no es menos cierto que 2012 promete ser recordado como el año de los commodities, gracias al crecimiento de las exportaciones de vino a granel y de todo lo que promete la demanda internacional de mosto concentrado argentino que, con menos competencia, ya rompió la barrera de los U$S 1.800 la tonelada sin impuestos, hasta 30% más de lo que valía en 2011.

Con poco jugo de manzana disponible y sin la amenaza de España, hay demanda para Argentina que se consolida como el segundo exportador mundial luego de Italia.

Su competidor este año es EEUU, paradójicamente el primer comprador de mosto argentino; desde 2006 importa 70 mil toneladas promedio anuales y le vende al mundo 50 mil. Una rivalidad que pasa más por la relación precio-calidad (el mosto californiano se posiciona en U$S 2.300) que por un volumen que es 1/3 de la producción argentina, de 139.401 toneladas.

Pero, más allá de haber vendido más de 85 mil toneladas hasta julio (incluido el stock de 19.900) contra 69 mil de la misma época de 2011, y de una cotización récord resultado de una trepada en el último mes (había llegado a 1.650 a principios de agosto) ¿el mosto es un negocio redondo en 2012?

Por un lado, con un mercado internacional más abierto, que permite “jugar”, la oferta exportable resultó por debajo de las 170 mil iniciales y, por otro, el incremento de la materia prima de $ 1 a $ 1,90 por litro recortó la rentabilidad hasta 50%, dicen algunos.

Cepas Argentinas se consolida como número 1 en el ranking. El último ejercicio de la dueña de marcas como Gancia, Cinzano, Baccardi, Pronto y Amargo Terma, entre otras, muestra que exportó por casi u$s 60 millones.

Pero eso no basta para hablar de “el año del mosto” aún. “Si el insumo principal sube casi un 100% y el precio un 20%, lo que se reduce es el margen” remarca Marcelo Bocardo, gerente general de Jugos Australes SA, el tercer exportador argentino detrás de Fecovita.

Pros y contras del precio

Hay que distinguir que el segmento de mejor posicionamiento ha sido el del mosto concentrado destinado a la industria alimenticia (jugos) que representa un 90% del volumen total y cuya cotización, afirman los involucrados, ejerce un efecto arrastre sobre el valor del que va a edulcoración de vinos, pero también a la hora de negociar con el productor primario. Además, en marzo perdió la chance de lograr una quita del duty de U$S 136 que debe pagar para entrar a EEUU.

Para Miguel Abdala, de Montereal, que duplicó las 2 mil toneladas vendidas en 2011, “si bien hay tratos cerrados desde hace tiempo, alcanzar ahora un precio récord es bueno cuando el dólar no acompaña. Paralelamente, con una coyuntura internacional que empuja los precios, el efecto arrastre no favorece por el impacto en los costos internos. Hay que tener cuidado con la inflación en dólares que incide en la concentración”.

A la industria le quedan, de acuerdo a la Cámara de Exportadores de Mosto, 1.500 toneladas mensuales hasta fin de año para aprovechar el viento a favor. Pero los exportadores advierten: “Es un buen año para los productores y complicado para las concentradoras”.

Los obstáculos internos

Como ocurre con otras actividades económicas, existe una sensación de oportunidad aprovechada a medias. Es que el panorama internacional es auspicioso, pero en el frente interno las condiciones complican: al retraso en el pago de reintegros del 5% (en 2011 alcanzó los u$s 7 millones) que llega a 12 meses y está atado al cumplimiento de ingreso puntual de divisas, la devolución de IVA y divisas, se agrega el factor cambiario.

“Hay asimetrías groseras; los números se achican mucho cuando hay que liquidar con un dólar a $ 4,60 y un 20% de inflación”, se enfoca otro gerente. Para algunos, la rentabilidad considerada aceptable en los U$S 250 por tonelada cayó a la mitad. Y por si faltaran obstáculos, la pesificación se siente en las tasas de financiación.

Fuente: Los Andes

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