Manual de poda de árboles frutales mayores y menores
El contenido de este artículo de nuestra sección de Agrotecnia fue elaborado con información proveniente de Planfor.es, INTA, INIA y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com
¿Por qué podar?
El primer consejo a dar, si no se dominan los grandes principios de la poda, es podar lo menos posible. No olvide que las ramas se podan más rápido de lo que se reemplazan, es preferible no podar en absoluto que hacerlo de forma indiscriminada.
Pero podar requiere buen sentido y cierta experiencia. No se preocupe si este trabajo puede parecer delicado para un principiante, porque rápidamente se convierte en una verdadera pasión en cuanto hemos asimilado los principios de base.
Si muy a menudo conservamos las plantas con su porte y aspecto natural que las caracteriza, es posible someter a los árboles a la poda para guiarlos de forma ordenada, reducir su volumen, y aumentar la cantidad de flores o de frutas. La poda no hace más que acelerar un proceso natural.
Por lo tanto, la poda es útil para:
- Conservar sus árboles y arbustos en buena salud.
- Mejorar la floración y la belleza de su follaje.
- Dominar su forma y su volumen.
Conservar sus árboles en buena salud
Más vale prevenir que curar, los cuidados regulares evitan la mayor parte de enfermedades. Suprima las ramas dañadas, rotas o cuya corteza esté deteriorada al nivel de una parte sana. Despeje el centro para dejar pasar el aire y la luz. Fomente la producción de nuevas ramas para suprimir las más viejas.
Mejorar la floración y la belleza de su follaje
Las flores y las hojas son más bonitas en la copa que al exterior de la planta. Favorezca los brotes vigorosos yendo hacia los exteriores, corte las ramas entrando hacia el centro des sujeto.
Domine la forma y el volumen
Corte las ramas que destruyan la silueta y la simetría naturales o deseadas de la planta. Suprima o pode las ramas débiles para fortalecerlas, una poda ligera sólo acarrea un rebrote débil.
Las reglas básicas de la poda
La poda, sea cual sea el vegetal, comienza ante todo con unas reglas fáciles de respetar. Una vez que haya adquirido estos principios, se podrá lanzar en su trabajo de jardinería sin temor.
Intente conservar la forma natural del árbol o del arbusto durante todo el tiempo que pueda.
Empiece quitando las ramas muertas, después quite las ramas en doble (esas que se cruzan y que están en competencia con otras ramas que tienen la misma dirección).
Brote
El corte se hace a unos 5 a 6 mm por encima de un brote. Escoja un brote situado hacia el exterior del matorral o del ramaje del árbol. La nueva rama no obstruirá el centro del árbol sino que dará cuerpo a la silueta del árbol.
Corte bien al bies, de forma que la parte baja se encuentre en el lado opuesto del brote.
Haga cortes limpios evitando los desgarres. Coloque la hoja cortante del podador hacia la parte de la rama que se conserva en la planta. Las plantas aguantan bien la talla o eliminación o talla de ramas con un gran diámetro. No espere demasiado para cortar las ramas molestas. Para cortar una rama gorda, ( por encima de 5cm de diámetro ), evite reventar la madera. Practique primero un corte de unos milímetros bajo la rama antes de serrar en oblicuo.
Proteja las heridas con un producto cicatrizante.
Cuando compramos un árbol o arbusto a un profesional, la planta generalmente ya esta formada y nos contentamos de mantener el equilibrio de la forma existente. Si plantan un árbol joven, forme un tronco o tallo principal, si posible derecho, después forme su ramaje, y suprima entonces su brote terminal para favorecer la cicatrización.
Poda de árboles frutales
La poda de los arboles frutales tiene como objetivo facilitar y acelerar su fructificación. Esta modifica las corrientes de savia y la disposición de las ramas. Para los arboles de pepitas, cortaremos principalmente en periodo de descanso vegetativo (en invierno, cuando los árboles no tienen hojas), se trata de una poda en seco. Para los árboles de huesos, preferiremos una poda en verde a finales del verano para permitirle una mejor cicatrización.
En periodo de vegetación, la savia ascendente (bruta) favorece el desarrollo de las partes superiores de las ramas en detrimento de su base. La savia descendente (elaborada) esta cargada de azúcar. Esta se concentra sobretodo en las ramas orientadas hacia abajo.
Si el árbol frutal es demasiado vigoroso, tendrá tendencia a solo fabricar madera y por tanto no fructificara. Al contrario, si el árbol está cubierto de frutas este terminará por morir de agotamiento, porque toda la savia elaborada servirá para alimentar las frutas en detrimento del árbol.
Podar un árbol frutal, es por tanto la búsqueda del equilibrio entre el vigor y la productividad de forma que obtengamos una producción optima y perenne.
En los árboles de tallo (o pleno viento) el arraigo es fuerte y el ramaje debe extenderse para obtener frutos. La poda será por tanto moderada durante la juventud del árbol para permitirle desarrollarse correctamente.
Conténtese de tener una mejor vegetación de las partes exteriores en relación con el centro, menos expuesta a la luz.
Seleccione las ramas fuertes y difíciles para dar frutos. Pode por encima del brote orientado hacia el exterior. Estas ramas van entonces a dividirse y favorecer las más débiles.
Pode moderadamente los 2 o 3 primeros años para terminar la formación empezada en el vivero y luego pode cada 5 a 10 años para mantener el árbol.
La primera fructificación consecuente no se dará que hasta unos 5 a 10 años según las especies.
Donde el arraigo es más débil, podaremos todos los años para debilitar los ojos y los órganos situados en la cara superior de las ramos.
Estos ramos son naturalmente favorables a la producción de madera, en provecho de los órganos situados en las caras inferiores o laterales (mejor alimentadas para la savia descendiente, la savia elaborada) que aseguran la fructificación.
Pode, si posible, todos los años para continuar la formación empezada en el vivero, pero también obtener la fructificación. La primera fructificación se hará desde el segundo o tercer año.
En una palabra, busque siempre el equilibrio en las ramas pero también en el conjunto del árbol:
- Un árbol vigoroso no deberá podarse demasiado para sosegarle
- Un árbol que languidece o cubierto de frutas deberá podarse más severamente para relanzar la vegetación devolviéndolo su vigor.
Formación de un vaso
Entre los árboles frutales conducidos en tallo, el manzano es una de las especies que se prestan mejor a la cultura bajo esta forma acampanada y hueca.
La forma de vaso no se comercializa a menudo por los viveros. Con unos cortes de podador y un poco de paciencia, obtendrá en 3 o 4 años esta forma es ideal para los espacios pequeños. La formación del vaso necesita la preparación de una armadura sobre la cual ataremos las ramas principales o brazos Esta infraestructura de sujeción puede ser temporal y reducirse a simples cercos de madera flexible (avellano) o permanente con una instalación de hierro. Estos cercos se espacian unos 50 cm aproximadamente y son sostenidos por piquetes o una armadura plantada en la tierra.
Año 1
El año de la plantación, pode el retoño (árbol de un año sin ramas) a 30 cm de altura, por encima de tres o cuatros ojos para que se provoque la ramificación. A medida que los brotes salgan, átelos inclinando oblicuamente y después a la horizontal sobre la armadura para guiarlos.
Año 2
El año siguiente guarde dos ojos sobre cada rama para obtener las seis u ocho ramas principales o brazos que serán levantadas y explotadas para la fructificación. Átelas a medida que crezcan sobre los cercos.
Si la variedad o el portador del injerto son vigorosos, podemos desdoblar las ramas para obtener los vasos de gran desarrollo de doce a dieciséis ramas.
Año 3
Los años siguientes, los brazos obtenidos deben ser del mismo vigor. Levántelos simultáneamente podando por encima del ojo de cara (el brote que les mira) y sobre todo, todos a la misma altura.
No aumente su altura de más de veinte centímetros cada una para favorecer la aparición de ramificaciones laterales que llevarán la fructificación.
Tradicionalmente el manzano para los espacios pequeños se cultiva de esta forma simple ajardinada, poco voluminoso y fácil de realizar. Puede ganar tiempo comprando un árbol ya formado en su vivero. Puede también, más simplemente empezar su forma a partir de un retoño (árbol de un año sin ramas), a condición de que este esté injertado sobre un portainjertos enanizante (que da raíces débiles).
Para una buena formación, coloque las armaduras de sujeción. Se trata simplemente de un cable de hierro tendido entre dos piquetes a una altura de 40 a 80 cm.
Tutorado
Durante la plantación ate el retoño curvándolo con precaución en un arco de aproximadamente 10 cm de radio sobre el cable de hierro. Suprima todos los brotes de la parte vertical. Pode la parte horizontal atada al cable de hierro en un ojo inferior (ojo que mira al suelo) a 20 o 40 cm de longitud según el vigor del sujeto. Las ramificaciones (podadas así para que la savia se concentre) que tienen frutas provendrán de los ojos laterales. Los ojos inferiores y los ojos superiores deben por tanto suprimirse para favorecer el nacimiento de las frutas. Hágalas saltar simplemente con la uña.
Los años siguientes la extensión el cordón se debe de hacer entre 20 a 30 cm al año (según el vigor) de manera a obtener de tres a cinco ramificaciones que darán frutas. Pode siempre la prolongación en un ojo interior.
Es interesante plantar varios arboles en una misma línea. La estética será en primer lugar agradable, y podrá así multiplicar las variedades y las cosechas. La separación varia de 2 a 4 metros según el vigor de la variedad. Podremos por ejemplo plantar al borde de una huerta.
El cordón puede ser también doble con un brazo a la izquierda y otro a la derecha sobre el cable de acero. Para hacerlo, pode el retoño unos 5cm por debajo del cable guardando los dos ojos superiores.
Los ramos que vienen de estos ojos se atarán de un lado y del otro del cable.
Sus cuidados y el crecimiento de las frutas son facilitados. Estos se obtienen por un equilibrio perfecto formado por dos bifurcaciones sucesivas.
Es verdad que es más cómodo procurarse una forma que ha sido hecha por el vivero, pero unos cortes con su podadora, un poco de paciencia le permiten crear esta forma rápidamente (3 a 4 años).
Para obtener una buena formación, ponga una armadura de sujeción. Tense horizontalmente dos o tres cables de acero espaciados aproximadamente de 50 cm de entre dos piquetes.
Ponga después sobre este soporte cuatro listones separados aproximadamente de 30cm.
Ponga dos barras horizontales, una sobre el primer cable a unos 20 o 30cm del suelo y otro 10 cm por encima.
Finalmente una estos dos listones por un trozo de madera en los dos ángulos rectángulos exteriores.
Obtendrá así la forma de su futuro espaldar.
Año de plantación
El año de la plantación, pode el retoño (árbol de un año sin ramas) a aproximadamente 20cm de altura de forma que conserve los dos ojos opuestos (a la derecha y a la izquierda).
A medida que los brotes salgan, átelos acodándolos sobre la armadura para guiarlos y formar la primera U, horizontalmente sobre el listón de abajo y, verticalmente sobre los dos trozos de madera que separan los dos rectángulos exteriores.
Según el vigor de la variedad, esta operación le lleva a veces 2 años.
Tutorado
El año siguiente conserve las dos ramas laterales sobre cada prolongación (osea cuatro ramas) y efectúe la misma operación de tutorado, acodándolas a una decena de centímetros de su pie (de su nacimiento).
Las cuatro ramas obtenidas de esta forma son generalmente de un vigor idéntico ya que están todas implantadas al mismo nivel.
espaldar en doble U
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Fuente: Planfor.es, INTA, INIA