Alza en precios internacionales no suple pérdida de competitividad en el sector frutícola chileno
La clave está en reconocer y cambar lo que ocurre en Chile
El efecto combinado de la caída del tipo de cambio y el aumento de los costos a nivel interno han hecho que la competitividad de la industria frutícola chilena disminuyera, tan sólo en el último año, del orden del 20-25%.
Recientemente un medio chileno informó que, según actores de la industria frutícola nacional, el aumento de la demanda y precios internacionales de la fruta compensarían os efectos del bajo tipo de cambio y el aumento de los costos en el sector frutícola chileno.
Sin embargo Manuel José Alcaino, presidente de Decofrut y uno de los aludidos en la nota, aclaró a www.portalfruticola.com que su perspectiva es que sólo algunos sectores de la industria han logrado balancear, en lo medular, el impacto del tipo de cambio con mejores precios de la fruta.
“El camino dado este escenario es tratar de revertir esto vía precio y para eso creo que se ha hecho un extraordinario trabajo abriendo mercados, desarrollando nuevas opciones y por supuesto empujando los valores. Esto ha tenido un resultado positivo en algunos sectores de la industria”, dijo.
A pesar de esta situación destacó que era muy importante que el sector siguiera manifestando su disconformidad respecto al manejo político que se ha hecho del tipo de cambio, uno que beneficia a unos por sobre otros. “Creemos que es tremendamente injusto”, dijo Alcaino.
La clave está en reconocer la realidad y aplicar medidas sectoriales
Si bien el aumento de precio de algunos productos ha logrado palear en parte esta situación, el efecto en el grueso de los productores, es considerado como “dramático” por José Miguel Fernández, gerente general de Subsole.
Fernández rectificó la información entregada por el medio chileno indicando a www.portalfruticola.com que pensar que un aumento de precio en los mercados internacionales va a ser capaz de suplir enteramente la pérdida de competitividad producto del aumento de los costos locales junto con el efecto combinado de la caída del tipo de cambio es negar la realidad y no comprender lo que está pasando.
“¿Todos estos problemas los resuelvo con mayores precios internacionales? Mi respuesta taxativa es no. El buen momento del mercado no basta para resolver los problemas que vive nuestra industria. Para poder beneficiarme mejor del mercado yo tengo que cambiar lo que está ocurriendo en nuestro país”, dice Fernández. A su juicio, para lograrlo, hay que enfrentar el bajo tipo de cambio, el alza de costos, el envejecimiento de los huertos, el poco acceso a crédito y las tecnologías de los campos.
“Estoy muy inquieto respecto a lo que está sucediendo a nivel nacional con la realidad de nuestros productores y de la industria. Noto mucha ansiedad y poca claridad en el futuro”, dice el gerente general de Subsole, quien en sus visitas a los campos ha podido ser testigo de la frustración de aquellos que producen la tierra.
“Creo que como sociedad hay que hacerse cargo de la difícil realidad del mundo rural y el impacto asociado en las más de 6.000.000 de personas que trabajan de una u otra manera relacionados con esta industria”, dice Fernández.
Para el gerente general de Subsole es clave contar con un adecuado diagnóstico de lo que está enfrentando el rubro, para acordar las medidas sectoriales que permitan enfrentar el actual escenario de la mejor manera y aprovechar la bonanza de los mercados internacionales en cuanto a demanda.
“Hay caminos, pero para poder entrar a esos caminos se necesita ayuda, liderazgo y una actitud mucho más proactiva como sociedad”.
“La demanda por fruta está y va a permanecer. El tema es cómo hacemos como país para aprovechar nuestras condiciones y sacarle provecho como país”.
Realidad de los agricultores
Tomando como ejemplo la industria de la uva de mesa Fernández nos indica que hay agricultores que son capaces de subsistir en este escenario.
“¿Qué es lo que tendría que hacer un productor para subsistir con la realidad actual? Con seguridad tener un nivel tecnológico que le permita incorporar nuevas variedades y portainjertos para aumentar su productividad y calidad de su fruta. Asimismo, incorporar equipos de riego tecnificado y sensores de humedad para aumentar la eficiencia del uso de agua y fertilizantes”.
“También es importante tener una unidad productiva mayor que le permita repartir sus costos fijos y un nivel de organización que le permita cumplir con los requerimientos de los mercados externos, buenas prácticas agrícolas y con la normativa laboral. Para esto se requiere que las personas que trabajan en el campo que sean altamente productivas y fidelizadas”, dice Fernández.
Explica que un productor tradicional, que ha venido enfrentando este escenario de pérdida de competitividad año tras año, ha puesto el foco en lo urgente para sobrevivir y, después de varios años en esta situación tan apretada, está descapitalizado para poder hacer inversiones – por ejemplo, recambios varietales – que les permitan aumentar su competitividad.
“El agricultor promedio que ha estado sometido a un permanente ataque a su rentabilidad no tiene el acceso al crédito y por ende a innovaciones interesantes que les permitan mejorar las condiciones actuales”, puntualiza.
“Para enfrentar esta situación se requiere de mucho liderazgo, de un diagnostico de lo que están viviendo los productores e implementar las medidas sectoriales necesarias para aprovechar las oportunidades”.