Reciclaje de nutrientes: nutre el suelo de manera natural
El contenido de este artículo de nuestra sección de Agrotecnia fue elaborado por Lyneida Meléndez-Hustick para www.hortalizas.com y fue revisado y reeditado por Portalfruticola.com
El reciclaje de nutrientes es un aspecto fundamental de la agricultura orgánica; requiere la devolución al suelo de tantos “residuos” orgánicos del huerto como sea posible. Rotación de cultivos, abonos orgánicos y cultivos de cobertura, así como crianza de ganado cuando sea adecuado, son algunos medios utilizados para ese propósito.
Composteo para mejorar el suelo
El composteo es considerado como una manera muy efectiva de mejorar los suelos al reciclar los residuos de los cultivos y del ganado.
Al elaborar la composta se maneja la descomposición biológica de la materia orgánica. Esta materia produce humus valiosos y ayuda a liberar aquellos elementos que están encerrados en los residuos de cultivos, poda, etc. Algunos nutrientes en la composta se encuentran disponibles para los cultivos de manera inmediata; otros nutrientes se vuelven disponibles conforme la composta se va descomponiendo (Cuadro 2).
Recomendaciones para el composteo
La mayor parte del material de origen vegetal o animal puede ser composteado. Una relación C:N de aproximadamente 25:1 minimizará las pérdidas de nitrógeno y propiciará la actividad microbiana en la composta.
Algunos ejemplos de la relación C:N son pollinaza pura [7:1], heces de res [12:1], zacate fresco, residuos de alimentos y residuos de uvas [15:1] a [20:1], paja [100:1], y aserrín [450:1].
Los ingredientes complementarios incluyen productos preparados microbianos y biodinámicos, humatos de carbono, polvo de roca, fosfato de roca molido y elementos traza.
Se puede añadir arcilla para mejorar los suelos arenosos y mejorar la persistencia del humus estable.
Es importante recordar que el tamaño de la partícula influye en la tasa de descomposición. Las partículas pequeñas se descomponen más rápido. Debemos utilizar cortadoras, segadoras, desbrozadoras o máquinas para hacer mantillo a fin de descomponer el material más grueso antes de mezclarlo.
El mezclado es necesario para distribuir de manera uniforme la humedad, el aire y los ingredientes.
Con frecuencia se utilizan cargadores frontales para hacer la mezcla, sin embargo se pueden fabricar mezcladoras que produzcan un mejor y más rápido mezclado.
La humedad es necesaria para lograr niveles altos de actividad microbiana. La composta requiere estar húmeda, pero sin llegar a estar mojada. La composta seca detendrá la descomposición mientras que la composta mojada se volverá anaeróbica y se pudrirá.
La aeración es crítica para evitar que la composta se vuelva anaeróbica y esto puede lograrse al mezclar el material grueso con el fino y al remover la pila.
Es importante notar que las pilas grandes tienen más probabilidades de volverse anaeróbicas al centro.
Las temperaturas de alrededor de 60°C durante varios días pueden matar semillas de maleza y patógenos, y se producen de manera natural en pilas de gran tamaño (al menos 1–1.5m de altura).
Abonos orgánicos y cultivos de protección
Los abonos orgánicos son hechos de leguminosas y de otros cultivos que son integrados al suelo antes de la floración, en especial para reforzar el aporte de N y de material orgánica.
Las leguminosas “fijan” el N de la atmósfera a través de una relación simbiótica con las bacterias Rhizobium. El Cuadro 1 muestra un cálculo aproximado del aporte de N al suelo de los abonos orgánicos a base de leguminosas.
Los cultivos de protección también pueden contener plantas leguminosas y no leguminosas, y se les permite crecer como “acolchado vivo.”
Los abonos orgánicos y los cultivos de protección son útiles no sólo por su contribución a la aportación de N atmosférico al suelo, sino también por el reciclaje que hacen del N y de otros nutrientes extraídos durante el crecimiento.
Los abonos verdes en particular pueden “salvar” los nutrientes que se produjeron en exceso a partir de los anteriores requerimientos de los cultivos, al bloquearlos — y protegerlos de la lixiviación — y liberarlos más tarde para que puedan ser aprovechados por el siguiente cultivo, cuando el abono sea composteado o cuando sea enterrado para propiciar su descomposición.
Rotación de cultivos
Tal y como ocurre con los problemas de plagas y enfermedades, el cultivar diferentes productos en el campo hace que el aprovechamiento de los nutrientes en el suelo sea más efectivo.
Los distintos patrones radiculares de los diferentes cultivos les permiten tener acceso a los nutrientes en diferentes zonas del suelo. Junto con los diferentes requerimientos de nutrientes, la diversidad radicular ayuda a “dispersar a carga” de nutrientes extraídos del suelo.
Pastoreo de ganado
Uno de los roles tradicionales del ganado en los ranchos agrícolas ganaderos es la conversión del “zacate” y “residuos” en abonos orgánicos ricos en nutrientes. Las aves de corral en particular producen un abono muy rico y muchos de los fertilizantes orgánicos comerciales están basados en pollinaza composteada.
Nutrientes aplicados
Sin importar la fuente de nutrientes, los productores deben recordar las normas orgánicas que estipulan el siguiente principio: el uso de fertilizantes comerciales debe ser considerado como suplemento al reciclaje de nutrientes, no como reemplazo de buenas prácticas de manejo de suelos.
En la medida de lo posible, se deberán utilizar los cultivos de protección, los abonos orgánicos, la crianza de ganado y el composteo para potencializar la captura y reciclaje del N y C, a fin de satisfacer los requerimientos de la granja. Habrá otros elementos que será necesario introducir para reemplazar los nutrientes que salen de la granja en los productos cosechados.
Fertilizantes comerciales y elementos traza
Es preciso estar conscientes de que algunos fertilizantes que se venden como “orgánicos” o “de base orgánica” puede contener nutrientes solubles en agua, tales como la urea, y por lo tanto, no pueden ser utilizados en la producción orgánica.
Los elementos traza como los sulfatos de magnesio, manganeso, hierro, cobre y zinc son permitidos por las normas de producción orgánica, siempre y cuando no contengan substancias prohibidas y sean utilizados únicamente cuando sean “necesarios,” por ejemplo, para corregir una deficiencia probada.
Cada productor es responsable de demostrar que existe esa necesidad (a través de análisis foliar por ejemplo) y confirmar que los productos utilizados cumplen con las normas correspondientes.
Fuente: www.hortalizas.com
Foto de portada: www.bgc-jena.mpg.de