Por Centro de Evaluación Rosario 

El clima es, por mucho, el factor que más limita las posibilidades agrícolas del territorio. De entre sus componentes más consideradas a la hora de proyectar un huerto hortofrutícola, la ocurrencia de heladas en la zona y el periodo en que estos fenómenos ocurren, son dos de gran relevancia. Si bien por lo general, quienes diseñan un huerto descartan las zonas climáticas donde las heladas ocurren hasta muy entrada la temporada o tienen una alta ocurrencia, esta precaución, en extremo importante, no es capaz de prevenir el efecto que producen las heladas de tipo advectivo, en las cuales, un completo frente de baja temperatura –generalmente de origen polar-, avanza sobre el territorio.

Ante este tipo de eventos -como el ocurrido en la madrugada del 17 de septiembre desde la IV a la VIII región de Chile- poco queda por hacer. Las medidas de mitigación comunes, utilizadas para el control parcial de heladas, son poco eficaces debido a las características propias de este fenómeno. No se tienen antecedentes sobre el efecto que tienen las hélices y helicópteros en condiciones ocurridas como las del 17 de septiembre, dado que el espesor de la masa de aire frío podría no haberse mezclado con aquella de aire caliente ubicada varios metros por sobre el suelo. La habitual utilización de quemadores de petróleo es sólo efectiva en caso de ubicar en el huerto una gran cantidad de estos, dado que los eventos advectivos son acompañados por vientos que desplazan constantemente el calor emitido, introduciendo constantemente aire frío dentro del huerto.

De todos los métodos practicados para aminorar el daño de una helada, tal vez el más efectivo sea la aspersión de agua sobre el follaje, donde el agua libre sobre las hojas libera calor al enfriarse. Este método presenta un alto costo de implementación y la desventaja de aumentar la presión de enfermedades fungosas.

Las heladas ocurridas durante las últimas semanas dejarán consecuencias considerables, no sólo en términos productivos sino que además provocarán una baja en la oferta de empleo en el sector agrícola. Desde este último punto de vista, un cálculo estimado realizado por el Centro de Evaluación Rosario, índica un total de jornadas hombre comprometidas por la disminución de carga en los frutales equivalente a una cifra de alrededor de 200 millones de dólares.

En términos productivos, los frutales más afectados por este fenómeno son aquellos donde la floración ocurre más temprano; almendros, cerezos de variedad temprana y ciruelos presentan un daño estimado de entre un 80 a un 100% en estructuras florales y frutos recién cuajados, formados con anterioridad al evento del 17 de septiembre.

Si bien los daños más evidentes de las heladas pueden ser evaluados trascurridos unos pocos días, existen daños que no son observables sino hasta avanzada la temporada, donde muchos frutos no alcanzan el calibre o la forma típica varietal o simplemente caen durante la temporada producto del aborto del embrión.

El mercado de agroinsumos, ofrece productos orientados a fortalecer las plantas y protegerlas de eventos climáticos del tipo, sin embrago quien quiera apoyarse en estos productos deberá prestar atención a la validación que estos tengan en territorio nacional y sus antecedentes de éxito en huertos comerciales.

Aún es temprano para evaluar las repercusiones que la serie de heladas de las últimas semanas tendrá sobre la producción y los sectores asociados, mientras tanto, habrá que modificar los planes de manejo de huerto proyectados para la temporada en función de la menor carga estimada y buscar soluciones que permitan amortiguar el gran impacto que estos eventos tendrán sobre la cesantía.

Para enfrentar en un futuro condiciones climáticas como las ocurridas durante la presente temporada, no deberíamos perder la oportunidad de evaluar el efecto que tuvieron los sistemas de control de heladas en los sectores donde se utilizaron y así poder proyectar y prepararse de mejor manera  para las temporadas futuras.

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