La biodiversidad de abejas aumenta el rendimiento de los cultivos de arándanos
Una investigación de la Universidad Estatal de Carolina del Norte en EE.UU. (NC State) demostró que los arándanos producen más semillas y frutos más grandes si son visitados por diversas especies de abejas, permitiendo a los agricultores cosechar más kilos de fruta por acre.
“Queríamos comprender el papel funcional de la diversidad”, señaló en un comunicado la Dra. Hanna Burrack, profesora asociada de Entomología de la NC State y uno de los co-autores del artículo de investigación.
“Encontramos que hay un beneficio cuantificable por tener una gran cantidad de diferentes tipos de abejas que polinizan un cultivo”, agregó.
Según detalla la nota de prensa emitida por NC State, los científicos analizaron los arándanos en Carolina de Norte ya que es un cultivo económicamente importante para el país y es uno que depende de la polinización por insectos.
Dentro de los campos de arándanos, los investigadores identificaron cinco grupos distintos de especies de abejas: abejas (honey bees), abejorros (bumble bees), abejas del arándano del sudeste, abejas carpintero y una colección funcionalmente similar de especies que ellos denominaron pequeñas abejas nativas.
Los investigadores hallaron que a partir de dos grupos de abejas, los agricultores registraban un aumento de US$311 en el valor del rendimiento por acre. Por ejemplo, si dos grupos de abejas polinizaban un campo, el impulso sería US$311 por acre; para tres grupos de abejas, el impulso sería US$622 por acre, y así sucesivamente.
“Para los arándanos de Carolina del Norte en su conjunto, calculamos que el beneficio de cada grupo es aproximadamente US$1.42 millones en el rendimiento cada año”, detalló Burrack.
“Creemos que el beneficio se debe a diferencias en el comportamiento entre los grupos de abejas, en parte, dependiendo del clima”, explicó el Dr. David Tarpy, profesor asociado de Entomología en la NC State, también co-autor del artículo de investigación.
Por ejemplo, las abejas de arándanos del sudeste trabajan muy bien independientemente de las inclemencias del clima, mientras que las abejas sólo rinden al máximo en calma, los días cálidos y soleados.
“Esto puede marcar una gran diferencia, ya que los arándanos florecen en marzo y abril en Carolina del Norte", puntualizó Burrack. "Eso significa que el clima puede pasar de genial a horrible, como hemos visto este año”, agregó.
Si bien algunas investigaciones muestran que el tener plantas con flores nativas cerca de los campos de arándanos puede ayudar a aumentar las poblaciones de abejas nativas a través del tiempo, los investigadores están planeando determinar qué papel puede desempeñar el manejo del cultivo en el fomento de la diversidad de abejas en los sitios de producción.
“Hemos demostrado que existe un beneficio financiero real asociado a la biodiversidad”, indicó Burrack.
“El siguiente paso es encontrar la manera de fomentar esa diversidad en la práctica", concluyó.
Dato
El artículo “Bee especies diversity enhances productivity and stability in a perennial crop” fue publicado el 9 de mayo en la revista PLOS ONE.