Organización potencia cultivos orgánicos de pequeños productores indígenas en México
Una nueva organización mexicana busca impulsar el comercio de productos orgánicos de la zona central de San Luis Potosí. Ésta, se compone de dos productoras -Sociedad de Productores Agropecuarios Tlilmekaxochitl y Productores Citrícolas de la Huasteca Sur- las que reúnen a pequeños agricultores indígenas de la denominada Huasteca Potosina en San Luis Potosí, México, para potenciar sus cultivos con ayuda del Servicio Nacional de Gestión (Senages), una sociedad civil que se encarga de darle capacitación a estas dos, gestionando mercados, capacitación técnica, infraestructura y equipamiento.
Durante Fresh Connections: México, Portalfruticola.com conversó con Arely Reyes García, gerente de ventas de la Sociedad de Productores Agropecuarios Tlilmekaxochitl, quién entregó detalles sobre el funcionamiento de estas sociedades y sus principales objetivos.
“Las tres [sociedades] están enfocadas a sacar la producción. Estamos ubicados en la Huasteca Potosina, en la zona centro del estado de San Luis Potosí y abarcamos 14 municipios. En toda esa zona tenemos 300 productores socios. Son pequeños productores, en su mayoría indígenas que tienen sus tradiciones muy arraigadas”, comentó Reyes.
“Hay dos grupos indígenas: la zona Náhuatl y la zona Tenek. Son dos grupos con identidades diferentes, muy arraigadas al cultivo orgánico y que -por tradición- no meten agroquímicos, debido a la gran diversidad de flora y fauna que hay en esa región”, detalló la gerente de ventas durante el evento organizado por la Produce Marketing Association (PMA).
Vea aquí nuestra galería de imágenes de la Sociedad de Productores Agropecuarios Tlilmekaxochitl
De acuerdo a Reyes, estos grupos indígenas tienen la costumbre de mezclar sus cultivos, produciendo distintas especies en un mismo lugar. “Si no les genera un producto, les genera otro [sic]. Es así como tenemos en una sola huerta hasta seis productos como vainilla, naranja, miel, maracuyá y/o café en la zona alta”, dijo.
Reyes explicó que, como organización, ayudan a los productores a obtener certificaciones que aseguren a los consumidores que los productos son orgánicos, además de buscar mercados para posicionarlos.
“Una producción orgánica en pequeña escala, pues, te asegura que es orgánica. Entonces queremos explotar esa parte. Además que esa zona de la Huasteca Potosina es conocida internacionalmente como una zona eco-turística (…) entonces, eso también queremos incorporarlo a la identidad de nuestros productos”, señaló.
“Es difícil -como lo comentaban algunos expositores en Fresh Connections: México- que estos productos sobresalgan, sin embargo, no es imposible y estamos generando este tipo de empresas para salir al mercado”, añadió Reyes.
Actualmente la sociedad cuenta con 30 técnicos que se encargan de maximizar la potencialidad de las parcelas y capacitar a los productores.
“Ya tienen el manejo orgánico, pero tenemos, por ejemplo en naranja, los índices más bajos de producción, ¿por qué? Porque no les es rentable. Sin embargo, con una buena capacitación y un seguimiento constante de su manejo, hemos aumentado hasta 4 toneladas anuales en una parcela”, aseguró Reyes a Portalfruticola.com.
Sin embargo, este no sería el único problema que enfrenta la sociedad ya que, al ser producción orgánica, la lucha contra las plagas resulta más compleja.
“Tenemos problemas con plagas y enfermedades. Son nuestro principal problema. Por ejemplo, en naranja: toda la fruta es orgánica, pero se va a la industria juguera [sic] por el problema de la mosca de la fruta que es imposible de controlar por el manejo orgánico y la zona en que estamos. Sin embargo, eso nos ha llevado también a buscar otras alternativas, a no encasillarnos en un cultivo y aumentar el rendimiento mediante capacitaciones y más manejo en los cultivos”, detalló.
Y es que al ser productores con tradiciones muy arraigadas, es necesario capacitarlos y realizar un seguimiento constante. De este modo, en los últimos 3 años la sociedad logró generar bitácoras, además de llevar cuenta de los rendimientos en cada zona, la cantidad de productores en una parcela y la labor de cada uno.
“Nos hemos dado cuenta -con esta información- que trabaja toda la familia, que el principal proveedor sigue siendo el padre de familia, mientras que la mamá ayuda mucho con cultivos como la vainilla, por ejemplo. Casi el 60% es mano de obra femenina en la parte de polinización y en el cultivo de maracuyá la siembra la hace al 100% la mujer”, comentó Reyes, agregando que “son cuestiones que estamos viendo… los productores están al pendiente de su cultivo, pero también la familia entera”.
De momento, la sociedad trabaja sólo a nivel local y esperan en el futuro poder exportar.
“Estamos participando en mercados orgánicos del estado de San Luis Potosí, que se celebran cada 15 días. Estamos en el proceso de certificación como tal, por eso no tenemos más apertura, pero sí, queremos agrandarnos, verles mejor presentación [a los productos] para entrar a las cadenas de supermercados, etc. En esa etapa estamos”, declaró.
Así, Reyes espera que dentro de dos años la sociedad pueda estar presente en supermercados, con las correspondientes certificaciones y empaques. De la misma forma, destacó que por ser una población vulnerable cuentan con el apoyo del Gobierno y de otras instituciones sin fines de lucro, además del esfuerzo de los propios productores.
“Son personas de bajos recursos, pero les presentas el proyecto y dicen ‘sí, invertimos porque realmente estamos viendo lo que estamos ganando’. Es difícil, pero se está logrando, entonces también sus recursos propios los están invirtiendo en su producción”.
“Los estamos incentivando con capacitaciones gratuitas y el porcentaje de sus ventas. Se le sigue comprando a la población al mismo precio, sin embargo, un porcentaje queda para la sociedad y eso es lo que se re-invierte para buscar más capacitación, mercadotecnia, empaques, diseños. Como dije, es difícil, pero no imposible y sí, estamos viendo que tenemos logros”, concluyó.