La fertilización foliar es un método confiable para la fertilización de las plantas cuando la nutrición proveniente del suelo es ineficiente. En este artículo se remarcará cuándo se debe tener en cuenta la fertilización foliar, cómo los nutrientes penetran realmente en el tejido de las plantas y algunas de las limitaciones técnicas existentes en este método de fertilización.
Se ha considerado tradicionalmente que la forma de nutrición para las plantas es a través del suelo, donde se supone que las raíces de la planta absorberán el agua y los nutrientes necesarios. Sin embargo, en los últimos años, se ha desarrollado la fertilización foliar para proporcionar a las plantas sus reales necesidades nutricionales.
El desarrollo de equipo de riego presurizado, como es el caso del riego por goteo, ha promovido la necesidad de disponer de fertilizantes solubles en agua, tan limpios y purificados como sea posible para disminuir la posibilidad de obstrucción de los emisores. No queda claro cuándo comenzó a utilizarse la fertilización foliar, pero luego del desarrollo de fertilizantes solubles en agua o líquidos, los agricultores comenzaron a utilizarlos con los mismos pulverizadores que utilizaban en la aplicación de pesticidas.
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Al comienzo, esta técnica de pulverización fue utilizada para corregir las deficiencias en micronutrientes, pero la corrección rápida ha mostrado que las plantas pueden absorber algunos elementos a través de su tejido foliar. Como resultado de ello, la fertilización foliar continuó avanzando y desarrollándose en forma continua. Actualmente la fertilización foliar es considerada el mejor complemento de la fertilización edáfica, para cubrir las necesidades nutricionales de las plantas.
En este artículo se efectúa una completa revisión del concepto de aplicaciones foliares, cuándo deben ser, cómo penetran los nutrientes en el tejido de las plantas y también se detallan algunas de las limitaciones técnicas.
La fertilización foliar es una aproximación "by-pass" que complementa a las aplicaciones convencionales de fertilizantes edáficas, cuando éstas no se desarrollan suficientemente bien. Mediante la aplicación foliar se superan las limitaciones de la fertilización del suelo tales como la lixiviación, la precipitación de fertilizantes insolubles, el antagonismo entre determinados nutrientes, los suelos heterogéneos que son inadecuados para dosificaciones bajas, y las reacciones de fijación/absorción como en el caso del fósforo y el potasio.
La fertilización foliar puede ser utilizada para superar problemas existentes en las raíces cuando éstas sufren una actividad limitada debido a temperaturas bajas/altas (<10°, >40°C), falta de oxígeno en campos inundados, ataque de nematodos que dañan el sistema radicular, y una reducción en la actividad de la raíz durante las etapas reproductivas en las cuales la mayor parte de los fotoasimilados es transferida para reproducción, dejando pocos para la respiración de la raíz (Trobisch y Schilling, 1970).
La nutrición foliar ha probado ser la forma más rápida para curar las deficiencias de nutrientes y acelerar la performance de las plantas en determinadas etapas fisiológicas. Con el cultivo compitiendo con las malezas, la pulverización foliar focaliza los nutrientes sólo en aquellas plantas seleccionadas como destino. Se ha encontrado además que los fertilizantes son químicamente compatibles con los pesticidas, y de esta forma se ahorran costos y mano de obra.
Cierto tipo de fertilizantes puede incluso desacelerar la tasa de hidrólisis de pesticidas/hormonas de crecimiento (GA3), debiendo bajarse el pH de la solución y lográndose de esta forma mejorar la performance o reducir costos.
Los fertilizantes aplicados a través de la superficie de las hojas (canopia), deben afrontar diversas barreras estructurales a diferencia de los pesticidas, que están principalmente basados en aceite y que no presentan dificultades para penetrar en este tejido. Los fertilizantes que están basados en sales (cationes/aniones) pueden presentar algunos problemas para penetrar las células interiores del tejido de la planta.
La estructura general de la hoja está basada en diversas capas, celulares y no celulares. Las diferentes capas (Figura 1) proporcionan protección contra la desecación, la radiación UV y con respecto a diversos tipos de agentes físicos, químicos y microbiológicos.
Las diferentes capas están caracterizadas por la carga eléctrica negativa que influye en la forma y en la tasa de penetración de los diferentes iones. Algunas capas son hidrofóbicas y por lo tanto rechazan el rociado que está basado en agua.
La primera capa exterior es de cera, la cual es extremadamente hidrofóbica. Las células epidérmicas sintetizan la cera y cristalizan en formas intrincadas constituidas por barras, tubos o platos. Esta capa puede cambiar durante el ciclo de crecimiento de la planta. La segunda capa, conocida como "cutícula real", es una capa protectora no celular rodeada de cera hacia el lado superior y también hacia el inferior.
Está constituida principalmente de "cutina" (macromolécula polimérica consistente en ácidos grasos de cadena larga que le brindan un carácter semi-hidrofílico). La capa siguiente es la "pectina", cargada negativamente y constituida por polisacáridos que forman un tejido tipo gel basado en ácidos con azúcar (celulosa y materiales pécticos) y a continuación encontramos el lado exterior de las células comenzando con la pared primaria. La cutícula tiene una densidad de carga negativa debido a la pectina y a la cutina ( (Franke, 1967; Marschner, 1986).
Cuando nos referimos a la penetración de nutrientes podemos definir dos movimientos:
La penetración/absorción puede ser realizada a través de diversos elementos que existen en el tejido. La penetración principal se realiza directamente a través de la cutícula y se realiza en forma pasiva. Los primeros en penetrar son los cationes dado que éstos son atraídos hacia las cargas negativas del tejido, y se mueven pasivamente de acuerdo al gradiente – alta concentración afuera y baja adentro.
Luego de un cierto período los cationes que se han movido hacia dentro modifican el equilibrio eléctrico en el tejido, provocando que éste sea menos negativo y más positivo. Desde este punto, los aniones comienzan a penetrar el tejido de la misma forma como se ha descrito para los cationes .
Dado que la penetración es pasiva, la tasa de difusión a través de la membrana es proporcional al gradiente de concentración, por lo tanto se consigue una concentración alta sin chamuscar el tejido; esto podría mejorar la penetración en forma muy significativa.
La penetración tiene lugar también a través de los estomas, que tienen su apertura controlada para realizar un intercambio de gases y el proceso de transpiración. Se sabe que estas aperturas difieren entre las distintas especies vegetales, en su distribución, ocurrencia, tamaño y forma. En cultivos latifoliados y en árboles, la mayor parte de los estomas están en la superficie inferior de la hoja, mientras que en las especies de gramíneas tienen el mismo número en ambas superficies. El tamaño puede variar, por ejemplo, el estoma
del sorgo es cuatro veces más grande que el estoma del haba. Se estima que la penetración tiene lugar debido a la alta densidad del poro de la cutícula en las paredes de las células, entre células de guarda y células subsidiarias (Maier-Maercker, 1979). Además, los poros cercanos a las células de guarda del estoma parecen tener diferentes características de permeabilidad (Schonherr y Bukovac, 1978).
Existe una opinión opuesta, que dice que la penetración a través del estoma abierto no juega un papel importante dado que la cubierta de la cutícula también cubre la superficie de las células de guarda en las cavidades del estoma y debido a que las tasas de absorción del ion son normalmente más altas a la noche cuando los estomas están relativamente cerrados.
Otro camino por el que los nutrientes pueden penetrar es a través de órganos del tamaño de un cabello conocidos como "tricomas"; que son crecimientos epidérmicos de diversos tipos. La importancia de este camino depende de la cantidad de tricomas, posición, su origen y edad de la hoja (Hull et al., 1975; Haynes y Goh, 1977).
Luego de que los iones hayan penetrado comienza el transporte hacia las diferentes partes de la planta y esto se conoce con el nombre de traslado. El mismo se realiza mediante dos mecanismos:
El movimiento apoplástico describe el movimiento desde una célula hacia la otra. Esto es realizado por tres mecanismos:
El traslado difiere entre iones distintos, por lo tanto, los nutrientes se dividen en tres grupos (Bukovac y Wittwer, 1957):
El pH tiene también sus efectos sobre el tejido. Las cutículas de las plantas son polielectrolitos con puntos isoeléctricos con valores de alrededor de 3,0. Con valores de pH menores que el punto isoeléctrico, las membranas cuticulares llevan una carga positiva neta y son selectivas a los aniones, y, por el contrario, con valores de pH por sobre el punto isoeléctrico las membranas tienen una carga negativa neta son selectivas a los cationes (Schonherr y Huber, 1977). Estos descubrimientos dan soporte a la hipótesis del "canal hidrofílico" que es utilizado por algunos surfactantes.
Entre los principales factores con influencia se encuentran:
El estado fisiológico de las plantas puede conllevar en forma asociada un efecto determinado en las plantas con una menor actividad metabólica, una menor actividad "sumidero", resultando un menor traslado.
Una aplicación foliar exitosa depende de diversos factores. Algunos de ellos están en manos de los propios agricultores y pueden ser utilizados en forma efectiva, mientras que otros no. En general, se recomienda efectuar el rociado bien temprano durante la mañana o si no bien tarde o cercano al ocaso; ya que la radiación solar y la temperatura son bajas ( 18-19°C; ideal 21°C), la velocidad del viento es baja (menos de 8 kph), y la humedad es alta (mayor que 70% de humedad relativa).
El mejor horario es al final del día, dado que permite una absorción más efectiva, antes de que la solución se vuelva seca e inactiva. Aún siguiendo las reglas descritas en este artículo, pueden continuar existiendo algunos problemas, que pueden ser manejados de la siguiente forma:
Las plantas pueden mostrar síntomas de fitotoxicidad aún cuando la concentración de la solución esté en el nivel correcto o estén fisiológicamente estresadas; ya sea por agua, ataque de insectos, o por aparición de enfermedades.
En este artículo se ha revisado el concepto de nutrición de las plantas mediante pulverización foliar. Resulta obvio que la fertilización foliar es un método bueno y confiable para la nutrición de las plantas cuando la fertilización edáfica no es suficiente y/o ineficiente. Es importante comprender que este método no puede sustituir a la provisión de nutrientes a través de las raíces, dado que la absorción de todos los nutrientes de las plantas a través de las hojas involucra una cantidad considerable de mano de obra con un alto riesgo de fitotoxicidad.
La fertilización foliar tiene sus limitaciones y en algunos casos puede ser considerado trabajoso. No obstante, a lo largo de los años ha alcanzado un lugar de honor en los diferentes esquemas de nutrición de las plantas. La utilización de fertilizantes altamente solubles y nutrientes puros es esencial para alcanzar la mejor performance desde este enfoque.
Existen compatibilidad entre muchos fertilizantes y pesticidas, pudiendo ser mezclados en el mismo pulverizador para ahorrar costos, mano de obra. Siendo una verdadera ventaja cada vez que se pulverice con pesticidas.
Fuente: www.fertilizando.com
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