El rol de la biotecnología en la desertización y la sequía
Debido a los graves problemas climáticos que afectan al planeta, se han generado diversas iniciativas con el objetivo de contribuir a lidiar con este problema.
La biotecnología también es parte de esto y han sido varias las técnicas que se han aplicado con el fin de obtener cultivos más productivos, con fruta de mejorar calidad y resistentes a condiciones climáticas adversas.
De acuerdo con lo que indicó Fundación Antama, “en los últimos años la biotecnología agraria ha conseguido grandes logros en esta línea, desarrollando variedades modificadas genéticamente capaces de crecer con menos agua o bajo temperaturas extremas”.
Añadieron que “para el desarrollo de las variedades modificadas genéticamente se evalúan los genes de las variedades vegetales con características deseadas y se extraen para posteriormente ser introducidos en la planta a la que queremos conferir dicha características”.
“Estas variedades toleran mejor la ausencia de agua y las condiciones extremas de humedad y de temperatura (ya sean cálidas o gélidas)”.
En esa línea, recordaron, son diversos los cultivos que se han visto beneficiados por este tipo de acciones.
Entre ellos, dieron de ejemplo el maíz, cultivo que tiene resistencia a la sequía debido al gen de la trehalosa (un azúcar), la que hace que “los tejidos de la planta se mantengan y es responsable de que el maíz aguante condiciones de estrés hídrico”.
Otro cultivo es la cebada, cuyo gen HvMYB1 controla la tolerancia al estrés en la planta, lo que se asocia a resistencia a la sequía.
Indicaron que investigadores identificaron un gen mediante fitomejoradores, el que podría “ayudar a combatir la sequía en las diferentes variedades de cebada en las que este gen se expresa de forma más predominante”.
En el caso del trigo, científicos descubrieron que la disminución del número de estomas hace que el trigo sea más resistente a la sequía. Lo anterior hace la planta más eficiente, lo que permite que no pierda tanta agua como otros cultivos.
Si bien dichos ejemplos corresponden a cereales, los principios aplicados en la selección de los genes pueden ser utilizados en cultivos frutales, lo que abre las posibilidades del futuro de la industria agrícola.