Proyectan mayor producción de alimentos para la próxima década

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Proyectan mayor producción de alimentos para la próxima década

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevén un incremento en los ingresos de los países desarrollados, lo que traerá consigo un cambio en la demanda de alimentos y cambios en la dieta de los consumidores.

Foto: Shutterstock.com

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Ambas organizaciones prevén que factores como un alto rendimiento de los cultivos, una mayor productividad de la tierra y un crecimiento más lento de la demanda mundial contribuirán a una disminución gradual en los precios de los productos agrícolas durante los próximos diez años.

Según el reciente informe “OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas 2015-2024”, desarrollado por ambas organizaciones, si bien es probable que los precios se mantengan elevados, por encima del nivel registrado durante los primeros años del siglo XXI, el menor precio del petróleo contribuirá al descenso del  precio de los alimentos y a un menor coste de la energía y de los fertilizantes, suprimiendo, a su vez, los incentivos a la producción de biocombustibles de primera generación obtenidos a partir de cultivos destinados a usos alimentarios.

“El informe proyecta un escenario en el que el comercio agrícola crecerá a menor ritmo que en la década anterior, mientras que la proporción global de producción y consumo se mantendrán estables”, señala la FAO.

Asimismo, destaca la creciente concentración de la exportación de productos agrícolas básicos entre unos pocos países exportadores junto a una dispersión de las importaciones en un número cada vez mayor de países, tendencias que determinan la necesidad crucial de garantizar el buen funcionamiento de los mercados internacionales.

“El creciente protagonismo y liderazgo de un grupo relativamente pequeño de países a la hora de abastecer a los mercados mundiales de materias primas podría provocar un aumento de los riesgos de mercado, incluidos aquellos vinculados a catástrofes naturales o a la adopción de medidas comerciales contraproducentes”.

Por otro lado, pronostica cambios en la demanda en los países en desarrollo, donde el crecimiento demográfico, el aumento de la renta per cápita y la urbanización contribuirán a incrementar la demanda de alimentos. De este modo, el aumento de ingresos incitará a los consumidores a continuar diversificando sus hábitos alimenticios, elevando el nivel de ingesta de proteínas animales con respecto a las del almidón. Así, se espera que los precios de los productos cárnicos y lácteos sean altos en comparación con los cultivos.

En concreto, se prevé un aumento de los precios de los cereales secundarios y las semillas oleaginosas, utilizados como base de la alimentación animal, respecto de los precios de los alimentos básicos.

"Las perspectivas para la agricultura mundial se presentan más estables de lo que han venido siendo durante los últimos años. No obstante, no hay sitio para la complacencia. No podemos descartar el riesgo de que se produzcan nuevas subidas de precios en los años venideros”, declaró el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría.

"Los gobiernos deben aprovechar las condiciones actuales para centrarse en el desarrollo de políticas encaminadas a incrementar la productividad, impulsar la innovación, mejorar la gestión del riesgo y  desarrollar sistemas agrícolas sólidos que aseguren el beneficio de   consumidores y productores por igual", añadió.

Por su parte, el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, destacó que probablemente la población en los países desarrollados va a continuar mejorando la ingesta de calorías. Y agregó que los países menos desarrollados “permanecen muy por detrás de los países avanzados y esto es causa de preocupación porque significa que el hambre en estos países podría persistir (…) La malnutrición es un problema: los países desarrollados se enfrentan ahora a problemas de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta”, añadió.

Otro punto que destaca el informe, es que la fuerte demanda de harinas proteicas incrementará la producción de semillas oleaginosas, lo que hará que las harinas alimenticias se vuelvan muy importantes en términos de rentabilidad global de las semillas oleaginosas y favorecerá aún más la producción de soja, especialmente en Brasil.

La importancia de Brasil

El informe Perspectivas Agrícolas hace particular hincapié en la situación de Brasil, que se encuentra en una posición inmejorable para atraer gran parte de la expansión comercial generada por un crecimiento de la demanda de importaciones, en particular por parte de Asia.

Así, se pronostica un crecimiento agrícola brasileño motivado por los continuos avances y mejoras en la productividad, sumado a un alto rendimiento de las cosechas, la transformación de los pastizales en tierras de cultivo y una mayor producción ganadera.

Y es que las diversas reformas estructurales y una reorientación hacia medidas de apoyo a las inversiones que aumenten la productividad, entre ellas la inversión en infraestructura, podrían favorecer dichos avances al mismo nivel que todo acuerdo comercial que mejore el acceso a los mercados extranjeros.

Gracias al desarrollo agrícola, Brasil aumenta considerablemente las posibilidades de reducir la pobreza, beneficiando a productores de alimentos así como a aquellos especializados en productos de mayor valor añadido como el café, los cultivos hortícolas y las frutas tropicales.

www.portalfruticola.com

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