Costa Rica: Múltiples obstáculos retrasan avance de agricultura orgánica
La agricultura orgánica vive un lento avance en el país, afectada por obstáculos culturales y prejuicios, pese a sus probados beneficios para la salud y el ambiente.
Un cierre al 2009 estimó en un poco más de 8.000 hectáreas las dedicadas en todo el país a esta actividad y que tienen certificación que garantiza realmente una producción sin uso de plaguicidas u otros agroquímicos.
Dhayra Machado, directora ejecutiva de la recién creada Cámara Nacional de Exportadores y Productores Orgánicos (Canapro), advirtió que el área sembrada se redujo en los últimos años.
Mayra López, presidenta de la firma Orgánica S. A. y coordinadora de la feria de productos orgánicos El Trueque, recordó que hace unos 10 años esta actividad tuvo un fuerte auge en Costa Rica, pero luego se estancó y así sigue actualmente.
Rafael Mena, gerente del Programa Nacional de Agricultura Orgánica del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), comentó que se requiere poner en marcha un programa de sensibilidad nacional, porque un aumento del área debe ser empujado primero por una mayor demanda.
Las cifras reflejan el descenso. En el 2004, Costa Rica dedicaba 10.682 hectáreas a esa producción y en el 2007 la cifra había descendido a 7.860 hectáreas, según el Programa de Acreditación y Registro en Agricultura Orgánica.
Ese programa es manejado por el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE), adscrito al MAG, y garantiza que los productores estén acreditados por una entidad especializada en el campo.
¿Esfuerzos en vano?
Los agricultores deben cumplir con numerosos requisitos y evaluaciones, que se llevan varios años, para obtener la certificación de una agencia especializada.
Luego deben mantener los estándares pues se realizan inspecciones periódicamente. Aparte de las inversiones, este proceso tiene un costo económico.
La acreditación garantiza que se dejaron de usar productos agroquímicos (plaguicidas y abonos) para pasar a una práctica donde se utilicen productos naturales debidamente autorizados.
Los productores acuden a plaguicidas hechos a base de plantas medicinales, a trampas biológicas para controlar plagas, a abonos hechos en su propia finca (de estiércoles, por ejemplo) y a la generación de energía mediante gas metano.
Esto redunda en beneficios ambientales, para la salud del agricultor y especialmente del consumidor. Pero esta información ha calado poco en el comercio.
La aplicación de la Ley para el Desarrollo, Promoción y Fomento de la Actividad Agropecuaria Orgánica, que no se reglamentó sino hasta finales del 2009, pese a que los diputados la aprobaron en setiembre del 2006, puede reactivar al sector pues permite incentivos como el pago por servicios ambientales.
Además, permite importar algunas materias primas sin impuestos y otros beneficios.
Fuente: Nación