Importancia de la fumigación foliar y otros tratamientos foliares

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Importancia de la fumigación foliar y otros tratamientos foliares

En este artículo queremos dar algunos consejos y claves sobre el concepto de fumigación foliar, ya que no siempre tiene que estar ligado al ámbito profesional. Cualquier jardín que se precie donde haya un buen abanico de especies de cultivos, necesitará tarde o temprano algún tipo de aplicación de este tipo.

El concepto de fumigación es quizá algo arcaico, y hoy en día, los profesionales de la agricultura preferimos hablar de tratamientos foliares o aplicaciones fitosanitarias. Y es que muchas veces la fumigación va ligada al uso de pesticidas, y cada vez más la tendencia es utilizar productos sin residuo, apto para agricultura ecológica, pero que pueden ayudar a combatir plagas y enfermedades.

fumigación foliar

Sea como fuere, un correcto mantenimiento de jardín lleva consigo la aplicación, casi obligatoria, de tratamientos foliares. Aunque la mayoría de ellos son para control de plagas (insectos y ácaros) y enfermedades (hongos y bacterias), también pueden existir aplicaciones con nutrientes para corregir una carencia puntual o dar apoyo cuando no aplicamos riego.

Claves de los tratamientos foliares y fumigación foliar en el huerto o jardín

Herramientas y equipo necesario

Cuando aplicamos productos con cierta toxicidad (ojo, no todos ellos tienen por qué ser químicos industriales), es necesario utilizar un equipo de protección basado en un mono de protección, guantes de nitrilo de un solo uso y gafas de plástico, para evitar que entre cualquier tipo de gas o líquido por los ojos.

La ropa de protección deberá ofrecer protección frente a productos químicos, principalmente líquidos, y los guantes deben ser totalmente impermeables a líquidos (tanto aceites como agua) y con resistencia a disolventes orgánicos.

El calzado también es importante y debe de tener un componente aislante para evitar la entrada de agua o gas en nuestros pies. Suelen estar fabricados de caucho o plástico y son muy parecidos a las clásicas botas de agua.

En cuanto a las gafas de seguridad, deben proteger toda la cuenca de los ojos y tener cierta resistencia al impacto, así como protegernos de salpicaduras de líquidos, entrada de gas o zonas de mucho polvo. No nos olvidemos que una aplicación fitosanitaria habitual en el viñedo es el azufre espolvoreado.

Aplicaciones foliares en cultivos

Equipo de aplicación en la fumigación foliar

Desde la clásica mochila manual de aplicaciones con una capacidad de 10-15 litros hasta el equipo de alta presión para conseguir la máxima eficacia del tratamiento (mínimo a 20 bares de presión), dependiendo del volumen y las exigencias de nuestro jardín o huerto, necesitaremos un equipo u otro.

Para pequeños y medianos jardines, la mochila de tratamiento es lo más común, ya que tiene un precio adaptado a todos los bolsillos. Por contra, exige una alta demanda de trabajo al tener que agitar constantemente la mezcla para conseguir una mínima presión de trabajo (una varilla que subimos y bajamos de forma continua).

Entre las aplicaciones foliares que se realizan habitualmente en agricultura profesional o jardinería doméstica están las siguientes:

Tratamientos curativos (plagas y enfermedades)

En los tratamiento curativos actuamos cuando ya hemos detectado la presencia de una plaga o enfermedad. Se utilizan tanto fitosanitarios como extractos vegetales, necesitando habitualmente una presión de trabajo alta en el tratamiento y reaplicaciones para controlar por completo la plaga o enfermedad.

Todos los productos de acción de contacto (necesitan que el producto toque el insecto o el hongo); necesitan aplicarse por vía foliar si el problema se encuentra en la hoja o en los frutos. Por otro lado, también existen productos con sistemia, los cuales pueden aplicarse en fertirrigación y se distribuyen homogéneamente por todo el árbol o planta.

Como hemos comentado, no necesariamente deben de tratarse de productos químicos peligrosos, ya que cada vez están más en auge el uso de extractos vegetales clasificados como sustancias básicas. Que no sean tan efectivos como los químicos fitosanitarios no quiere decir que no sean peligrosos y necesitemos de protección en la aplicación.

En cualquier caso, mucho de los productos exigen disponer de un carné de aplicador y ser conocedor de la legislación en materia de prevención de riesgos durante el uso de productos fitosanitarios.

Tratamientos preventivos (plagas y enfermedades) en la fumigación foliar

En determinadas épocas del año, es normal realizar aplicaciones preventivas cuando tenemos constancia de un histórico de actividad de plagas o enfermedades. En nuestra opinión, son las aplicaciones más importantes, ya que evitan tener que realizar muchas reaplicaciones o la necesidad de utilizar productos fitosanitarios más agresivos.

Por ejemplo, los tratamientos de cobre después de poda; antes de lluvias copiosas que elevan la humedad ambiental por encima del 80% o con la subida de las temperaturas y la nueva brotación; evitando la actividad de pulgones o ácaros (como la araña roja) propios de la época.

Aplicaciones nutricionales

Es habitual aplicaciones foliares por vía foliar cuando queremos corregir rápidamente un estado carencial de algún nutriente, o bien mejorar el vigor de un cultivo con la aplicación de bioestimulantes. Es habitual los correctores de micronutrientes, potasio en cultivos hortícolas, olivar, viña y frutales, así como el uso de aminoácidos, algas marinas o sustancias orgánicas.

Aplicaciones herbicidas

Los herbicidas se suelen aplicar por vía foliar para cubrir toda la superficie foliar de la hierba. En el sector profesional, suelen aplicarse con tractores, pero en pequeñas superficies o cuando actuamos de manera temprana, es habitual utilizar una mochila de tratamiento. Por la peligrosidad de los componentes, es necesario utilizar un equipo completo de protección y evitar tratar con vientos a partir de 8 km/h.

fumigación foliar

Consejos adicionales para la fumigación foliar con productos fitosanitarios

Sí o sí, incluso cuando apliquemos con nutrientes o productos inocuos; hay que tener en cuenta algunas consideraciones que harán más efectiva la aplicación y reducirán riesgos innecesarios.

Vamos a ver algunos de ellos:

Controlar el pH del caldo que va  a ser aplicado: el ideal está comprendido entre 5-6,5, aunque tendremos que seguir las recomendaciones de cada fabricante y producto. pH extremos (muy ácidos o alcalinos) reducen la efectividad de la aplicación y pueden llegar a causar fitotoxicidad sobre la hojas, brotes y frutos.

Uso de tensioactivos y surfactantes: en el mercado existen productos que mejoran la humectación de agua y reducen la tensión superficial de la gota, permitiendo que sean absorbidos más rápidamente por la superficie foliar y reduzcan la deriva o el goteo hacia el suelo.

Evitar las aplicaciones con viento: el viento es el gran enemigo en la fumigación, ya que causa una enorme deriva que, en el caso de fitosanitarios, puede ser muy peligroso tanto para nosotros como para las personas y animales de alrededor. Se recomienda aplicar siempre con vientos inferiores a 8 km/h, adaptando la boquilla de aplicación.

Lavar bien el equipo antes y después de su uso: se debe enjuagar varias veces con agua y jabón el equipo utilizado, de forma que quede todo bien limpio y sin rastro de los productos utilizados. De lo contrario, podemos tener el riesgo de mezclar sustancias incompatibles o causar fitotoxicidad importante en el cultivo.

El contenido de este artículo de nuestra sección de Agrotecnia fue elaborado por www.agromatica.es, el cual fue revisado y reeditado por Portalfrutícola.com

 

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