El rábano picante no nos es extraño. Muchos lo habrán visto en las tiendas de comestibles de barrio. Pero muchos no conocen sus múltiples beneficios para la salud, la cocina y el jardín. Cultivar rábano picante es una forma ideal de añadir sabor y especias a tu jardín, y a tu vida.
Si quieres diversificar tu jardín con una planta fuerte y beneficiosa, no busques más. El rábano picante es tu nuevo mejor amigo, y posiblemente el de tu jardín.
Antes de entrar en el tema de por qué deberías cultivar rábano picante, tenemos que entender qué es en realidad. ¿Es una verdura? ¿Hierba o especia?
Para empezar, forma parte de la familia de las Brassicaceae. Es una planta perenne que se cultiva generalmente por sus raíces, que aportan sabor a las comidas y salsas. La raíz es técnicamente una hortaliza, pero a menudo se clasifica como hierba debido a sus usos culinarios.
Sus hojas también son muy útiles, especialmente si buscas sabores menos picantes.
Hay dos variedades de rábano picante para elegir, el común y el bohemio. La diferencia está en el aspecto de las hojas. Las hojas del rábano picante bohemio son más finas y lisas, mientras que el rábano picante común tiene hojas grandes y arrugadas.
Se dice que el bohemio es mejor en cuanto a resistencia a las enfermedades, y el común en cuanto a sabor, pero ambos tipos son muy similares.
Ahora que ya estás convencido de plantar esta hortaliza en tu jardín, vamos a entrar en materia.
La plantación del rábano picante es sencilla y no te dará muchas preocupaciones.
Crece bien tanto a partir de raíces completas como de esquejes de raíz, o con semillas. Empieza a sembrar tus raíces, semillas o esquejes a finales de otoño o principios de primavera. Sepáralos unos 60 cm de distancia; pronto se extenderán más allá. Siémbralos en posición vertical o en un ángulo de 45 grados con un par de centímetros de tierra cubriendo la raíz.
Aunque prefiere el pleno sol, el rábano picante puede tolerar algo de sombra. Ponlos lejos de otras verduras importantes en un lugar alejado para que, si se extiende, puedas controlarlo fácilmente.
También puedes sembrarlo en una maceta. Sigue los consejos anteriores, pero asegúrate de que la maceta es lo suficientemente profunda para facilitar sus largas raíces. Asegúrate también de que haya muchos agujeros de drenaje. Si hay algo que el rábano picante no tolera es la tierra húmeda.
El cuidado del rábano picante es increíblemente sencillo. Necesita dos cosas: un suelo sano y cantidades moderadas de agua.
Ya sea en macetas o en el suelo, la tierra debe tener un buen drenaje y estar enriquecida con materiales orgánicos. El rábano picante, que se propaga y crece de forma prolífica, no necesita fertilizantes de forma regular.
Lo más importante es el riego. Si se dejan secar durante mucho tiempo, las raíces se vuelven leñosas. Sin embargo, si se riegan en exceso, las raíces empezarán a pudrirse. Siempre es mejor no regar demasiado. Una vez establecida, en la mayoría de las regiones, sobrevivirá sólo con agua de lluvia. En las estaciones más secas, puede necesitar uno o dos riegos adicionales, pero no es una planta que requiera de mucha agua.
Puedes cosechar sus raíces y hojas una vez que el rábano picante se haya establecido en tu jardín. Cuando estés listo, afloja la tierra alrededor de la raíz y asegúrate de recoger los trozos que se rompan. Siempre puedes volver a plantarlos y seguir cultivando rábanos picantes.
Guarda la raíz cosechada en bolsas en la nevera o el congelador, o prepárala y consérvala para su uso posterior.
Frota y seca las raíces de rábano picante antes de embolsarlas y colocarlas en el frigorífico. Ralla y usa el rábano picante sólo cuando lo necesites para mantenerlo lo más fresco posible.
Para hacer la salsa de rábano picante, pela y corta las raíces en trozos y tritúralas. Introduce la salsa en un tarro y guárdala en la nevera. Tan fácil como cultivarlo.
Incluso puedes conservar el rábano picante rallado en zumo de limón o vinagre, pero debes saber que el vinagre interfiere en el sabor.
Ten en cuenta que la preparación altera los compuestos químicos de las raíces, por lo que los fuertes vapores pueden hacerte llorar (más que a las cebollas).
Ahora que ya tienes tus raíces, condimento o conserva, puedes empezar a añadir rábano picante a tus comidas.
El rábano picante es un gran complemento para las salsas. Sólo tienes que mezclarlo con otros productos básicos para salsas, como el cebollino, y estarás listo. Añádelo a un poco de mantequilla derretida para darle un toque picante a la carne.
Es un gran compañero de la mayonesa. Las ensaladas también agradecen un poco de rábano picante. Ralla un poco y asegúrate de tener a mano zumo de limón y aceite de girasol. Mézclalo con un poco de mostaza de Dijon, un poco de perejil y chalotas picadas, y tendrás un maravilloso aderezo para la ensalada. Añade también unas hojas de rábano picante para darle un toque extra.
Esta versátil hortaliza sacará sin duda el chef creativo que hay en ti.
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