De la edición de enero la Revista Visión Frutícola
Por Francisco Contardo-Sfeir, director ejecutivo del Comité de Paltas.
Como se ha visto en las últimas semanas, la palta ha sido foco de diversas notas de prensa que han cuestionado su consumo hídrico y su sustentabilidad. Un reportaje publicado en el medio inglés The Guardian planteaba que los chefs de ese país estaban dejando de consumir paltas debido a su huella de carbono y su consumo hídrico, sin argumentos técnicos debidamente validados, sino testimonios aislados y, sobre todo, desinformados, los que construyen falsas realidades en la opinión pública haciendo mucho daño al sector.
Seamos claros: La palta no consume más agua que otros cultivos frutícolas. En 2013, el INIA estimó un consumo de 427 lts/kg, lo cual se encuentra dentro del rango promedio de otras frutas e, incluso, por debajo de algunas de las principales producciones agrícolas del país. Cabe destacar que las frutas son de los alimentos que menos agua consumen, en comparación con los cereales, aceites, legumbres, frutos secos, leche, huevos, carnes y alimentos procesados, entre otros.
Hoy las plantaciones de paltos son uno de los cultivos con mayor nivel de riego tecnificado e incorporación de I+D. En la V Región —zona donde se concentra el 67% de los cultivos del país—, el riego tecnificado alcanza el 97%. No hay otro con tal nivel de tecnificación y eficiencia de agua en la zona.
La industria de la palta es sustentable, así lo demuestra la evidencia técnica y científica. Recientemente un estudio realizado por Cazalac, organismo patrocinado por Unesco, determinó que las plantaciones de esta fruta evitan la desertificación de los suelos, fomentan la preservación de la flora y fauna nativa y potencian la biodiversidad en el entorno de sus cultivos. El mismo reporte certificó que esta actividad agrícola contribuye con 14 de los 17 Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible de la ONU, entre los que se incluyen “Acción por el Clima”, “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, “Producción y Consumo Responsable” y “Hambre Cero”, entre otros.
Entonces, ¿por qué el debate sobre el consumo de agua de los alimentos se centra solo en las paltas y no en otros que tienen un mayor consumo hídrico y menor aporte nutricional? Una alimentación consciente debe tener en consideración su aporte alimenticio, huella hídrica y de carbono. La palta es, precisamente, la fruta más nutritiva por litro de agua, con una producción sumamente eficiente y de bajo uso del recurso hídrico; lo que se suma a una huella de carbono que puede ser hasta positiva en laderas de cerros.
El Estudio de Huella de Carbono en Productos de Exportación Agropecuarios de Chile, también del INIA, ha planteado que los paltos en las laderas son amigables con el medioambiente, porque capturan más CO2 que el que genera su producción y comercialización.
Es loable el esfuerzo de un grupo de restoranes por ofrecer alimentos sustentables. No obstante, es importante contar con información certera, ya que se da la contradicción de que están reemplazando a la palta con alimentos más intensivos en el uso de agua y con estándares de sustentabilidad inferiores.
Como Comité de Palta de Chile hemos sido altamente propositivos en la búsqueda de soluciones sustentables para una alimentación consciente, desarrollado iniciativas conjuntas con ASOEX y Fodepe para financiar sistemas de SSR en Petorca y el Desarrollo del «Pasaporte de Cuenca» en el valle del Aconcagua en conjunto con el gobierno holandés. Nos gustaría que todas ellas fueran conocidas por la opinión pública, y, de esta forma, evitar juicios infundados.
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet determinó que la revegetación con Brachiaria brizantha mejoró significativamente las propiedades de suelos degradados.
Una nueva investigación de la Universidad de Florida muestra que los productores pueden ahorrar hasta un 67%, o hasta medio millón de galones por acre por temporada, al alternar los ciclos de riego intermitente por aspersión entre encendido y apagado, logrando el mismo rendimiento.
La pruina es una capa cerosa de aspecto blanquecino o grisáceo que se encuentra de manera natural en la superficie de muchas frutas, hojas y tallos.