Un adecuado establecimiento de un huerto de murtilla (Ugni molinae) requiere un proceso de planificación. Lo anterior, para obtener el máximo beneficio en arraigamiento, supervivencia de plantas y productividad futura. En este contexto, es necesario contar con información de base, principalmente de suelo y clima y conocer aspectos previos del sitio que permitan la viabilidad a la plantación.
Sucesivos ensayos y seguimiento del cultivo, realizado por INIA Carillanca en distintos sectores de la Región de La Araucanía, han sugerido que la zona costera reúne muy buenas condiciones para el crecimiento y producción de murtilla. En la Figura 1, se puede apreciar comparativamente los resultados de producción en el valle central y sector costero.
Es importante conocer el régimen de heladas de la zona en la cual se quiere establecer el huerto. Conocer los números de días en el año donde las temperaturas mínimas caen bajo los 0° C, cuanto tiempo dura y en qué meses del año ocurren. Esto permite conocer las condiciones de riesgo de congelamiento y muerte de brotes. El Cuadro 1 señala el período libre de heladas del sector costero, catalogado como favorable para el cultivo de la murtilla.
El régimen de vientos y eventos como ráfagas que se presentan en un lugar son factores de relevancia al momento de decidir un lugar para el establecimiento de un huerto. Generalmente los huertos se orientan en la dirección de los vientos predominantes, para que no ocurra resistencia del seto de plantas. Entre los efectos negativos del viento están: ruptura de brotes, caída de flores, dificultades para la polinización y daño mecánico de la corteza o fruta, entre otros.
Una medida preventiva a nivel de huerto es colocar cortavientos, ya sea como mallas posteadas como pantallas o arboledas, que permitan aminorar los efectos. En el caso de las arboledas o matorrales utilizados como cortavientos, se debe poner especial atención a especies hospederas de insectos y enfermedades que puedan perjudicar a la planta de murtilla.
Bajo ciertas condiciones de alta temperatura, baja humedad relativa y alta radiación se produce “golpe de sol” sobre los tejidos de la planta, ya sean frutos, hojas y tallos; es un proceso de muerte celular que ocurre, principalmente, en horas del mediodía en época de primavera y verano, provocando un color negro a marrón sobre el tejido.
Al respecto, y como medida preventiva, productores optan por estructuras de protección, principalmente mallas corredizas para provocar sombra en las horas de riesgo.
De forma natural, la murtilla crece en una gran diversidad de suelos. Particularmente bien en aquellos suelos trumaos, metamórficos y graníticos de la terraza costera, secano costero y ladera occidental de la Cordillera de la Costa.
En el esquema de plantación con fines de producción, donde se quiere favorecer de manera localizada el adecuado desarrollo de las raíces y arraigamiento de la planta, se deben preferir suelos con una profundidad efectiva (>75 cm), con adecuada capacidad de aire, con buen drenaje y sin capas densas que limiten el crecimiento de las raíces.
Un aspecto relevante es el concepto de profundidad efectiva del suelo, esto es el espacio en las cuales las raíces se pueden desarrollar sin encontrar material que limite su desarrollo.
La pedregosidad elevada, presencia de capas de arcilla o densas o presencia de agua en profundidad son aspectos a considerar como limitantes, esto porque las raíces, aun cuando se desarrollan en el camellón estructurado para el manejo, pasan a capas inferiores en búsqueda de nutrientes y aguas de manera permanente.
Cabe indicar que cada especie tiene cualidades de adaptación al tipo de suelo, lo mismo ocurre con la murtilla. En ese sentido, la murtilla concentra el 80% de sus raíces en los primeros 45 cm de profundidad (Foto 1).
1.- La realización de uno o varios análisis físicos del suelo a utilizar. De esta forma se podrá determinar si se trata de un suelo arenoso, arcilloso o limoso en distintas proporciones; igualmente, y con alta precisión aspectos relevantes como capacidad de almacenamiento de agua, porosidad y capacidad de aire; y de manera indirecta antecedentes como frecuencia y tiempo de riego.
2. La realización de una calicata. Consiste en una excavación en un lugar representativo del sitio a plantar, de dimensiones de 1,2 m profundidad; 1,2 m ancho y 1,2 m largo; donde la pared elegida para la observación debe ser la más iluminada por luz natural. De esta forma, se puede observar hasta dónde crecen naturalmente las raíces, percibir capas compactadas y sacar muestras para determinar algunos indicadores de relevancia (Foto 2).
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