Los contenedores de transporte, los túneles subterráneos y los pozos mineros abandonados no son lugares obvios para cultivar alimentos. Sin embargo, muchos de estos espacios se están convirtiendo en granjas vertical.
La agricultura vertical consiste en cultivar plantas en el interior, por lo que a veces también se conoce como agricultura de interior. En lugar de luz solar y lluvia, las granjas verticales utilizan iluminación LED y sistemas de cultivo y nutrición controlados. Las plantas se apilan verticalmente en capas, por lo que muchas de las granjas parecen almacenes llenos de grandes estanterías.
Por ejemplo, la granja vertical más grande de Europa está siendo desarrollada a las afueras de Copenhague, en Dinamarca, por la empresa danesa Nordic Harvest. Se trata de una instalación de 75.000 pies cuadrados, similar a un almacén, en la que las plantas se cultivan en 14 capas apiladas, según Free Think. Cuando esté totalmente terminada, Nordic Harvest afirma que su granja vertical suministrará 1.000 toneladas de alimentos al año.
La agricultura vertical se considera una forma muy eficiente y sostenible de producir alimentos. Por ejemplo, Nordic Harvest afirma que utiliza 250 veces menos agua de la que necesitaría una granja tradicional.
La automatización es la clave de esta eficiencia. El software, la robótica y la ciencia de los datos son algunas de las tecnologías que se utilizan en las granjas verticales para supervisar los cultivos y crear condiciones óptimas de crecimiento. Esto incluye el control de la temperatura, la humedad, el CO2 y la luz.
Este tipo de agricultura de ambiente controlado ayuda a reducir el impacto medioambiental de la granja vertical, eliminando la necesidad de pesticidas, por ejemplo.
Las granjas verticales tampoco dependen del clima, por lo que se pueden cultivar productos frescos durante todo el año.
En lugar de cultivar frutas y hortalizas en grandes explotaciones y transportarlas luego a largas distancias en camiones y aviones, la agricultura vertical puede suministrar productos locales desde edificios de barrio. Esto significa que se utiliza menos combustible y los alimentos son más frescos.
Las granjas verticales también suelen producir más que las convencionales. Nordic Harvest afirma que las plantas pueden cosecharse 15 veces al año. En un campo convencional, la cosecha se realiza dos veces al año.
Al controlar con precisión el entorno de cultivo, los productos pueden durar entre 13 y 14 días, frente a los tres o cuatro días de los productos equivalentes de la agricultura convencional, según The Choice.
El costo es un gran obstáculo para las granjas verticales. El sol y la lluvia son gratis. No lo es alimentar las luces LED, el software y los sofisticados sistemas de cultivo.
Aunque algunas instalaciones funcionan con electricidad procedente de turbinas eólicas, las granjas verticales que funcionan con combustibles fósiles pueden agravar el problema del cambio climático en lugar de mejorarlo, afirma Free Think.
La compra de inmuebles urbanos para construir una granja vertical también puede ser cara. En Australia, por ejemplo, un metro cuadrado de terreno en el centro de la ciudad de Melbourne cuesta casi 3.500 dólares, según la Universidad de Duke, en Estados Unidos.
Dicho esto, el mercado mundial de la agricultura vertical no deja de crecer, según Statista, y se espera que pase de 5.500 millones de dólares en 2020 a unos 20.000 millones en 2025. / Worl Economic Forum
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