Con la poda del ciruelo, le estamos comunicando al árbol, por decirlo de una forma poética, cómo queremos que se desarrolle. Por un lado, como hemos dicho antes, mejoramos el estado de salud del árbol, ya sea por evitar el crecimiento de chupones, ramas cruzadas que no producen ningún beneficio, etc. o bien para conseguir airear el árbol y reducir las posibilidades de afección ante plagas y enfermedades.
Para una plaga resulta muy incómodo la existencia de corrientes de aire que circulen por el interior del árbol, en este caso del ciruelo, y puede suponer que la plaga decida abandonar ese sitio por incomodidad para el desarrollo de su especie.
Igual que para el desarrollo de hongos. Si una zona del árbol está aireada y no acumula humedad, inhibe el desarrollo y crecimiento de enfermedades fúngicas, ya que no ofrece las condiciones ideales para su crecimiento. Parece una tontería todo esto, pero es verdad.
- Regular el crecimiento y desarrollo del árbol, conforme a un marco de plantación establecido y a unas prácticas culturales y de cultivo.
- Al tener una menor densidad vegetal, la entrada de productos fitosanitarios resulta más fácil y efectiva.
- Aumenta el tamaño del fruto, al efectuarse un aclareo normal. Cuantos menos frutos haya en el árbol, más acumularán las reservas del árbol.
- Controlaremos la altura del árbol y por ello facilitará la recolección de la cosecha en nuestro huerto.
- Mayor entrada de luz al interior del follaje del árbol, mayor actividad fotosintética.
- Regulación de las producciones, evitando posibles vecerías comunes en frutales y olivos.
- Suprimir las ramas afectadas o enfermas, improductivas o secas para rejuvenecer el árbol.
Esta es una cuestión importante ya que el periodo de poda varía dependiendo del tipo del árbol o el crecimiento que tenga. En el ciruelo se puede realizar durante todo el periodo vegetativo de la planta, pero hay 2 épocas diferenciadas que se consideran las mejores para realizar este tipo de trabajo:
1. El periodo comprendido entre la caída de las hojas del ciruelo y el inicio de la brotación. Esto corresponde a los meses de otoño e invierno, donde menor actividad vegetativa hay (menor movimiento de savia). Se conoce como poda de invierno.
2. Esta etapa comprende desde el inicio de la brotación hasta la caída de las hojas. Corresponde a los meses entre primavera y verano y es conocida como poda verde o poda en vegetación.
Con esta poda del ciruelo lo que estamos buscando es formar la estructura del árbol. Es decir, será la poda más importante que realizaremos. Un consejo es realizarla durante la caída de las hojas, no esperar a que estén la mayoría caídas. Simplemente no es recomendable.
La forma más efectiva e ideal de hacer la poda de invierno en el ciruelo es realizar el corte liso, en ángulo torcido (que no sea de 90º) y dejando unos centímetros desde la base, es decir, un tocón.
Esta poda tiene el objetivo de eliminar los brotes de años anteriores que no tienen utilidad en el árbol, y podando los brotes de más de 40 centímetros y con medio centímetro de grosor. Es decir, despuntando aquellas ramas que crezcan demasiado erectas, para favorecer la emisión de brotes laterales, útiles a la hora de la recolección.
Una cosa importante en la poda del ciruelo es diferenciar los órganos de crecimiento y fructificación del árbol, de forma que algunos de ellos son los que tenemos que podar y otros los tenemos que respetar y no tocar.
Son unas brotaciones muy pequeñas y puntiagudas, como una especie de espinas (por eso tienen el nombre de dardos), que dan lugar a formaciones de yemas de flor y de madera. Son las futuras ramas o flores que producirán frutos de buena calidad. Por ello es importante no eliminarlos.
Son brotes cortos y delgados y suelen mediar entre 10 y 30 centímetros. El primer año son leñosos, pero a partir del 2º aparecen yemas de flor y de madera, que también producen frutos de calidad.
En este caso son brotaciones largas y vigorosas, al contrario de las brindillas anteriores, y llegan a alcanzar longitudes de 2 a 3 metros en tan sólo 1 año. Por el lugar de donde se forman y por su crecimiento, darán los frutos de mayor calibre y calidad.
Los chupones en el ciruelo son brotaciones muy vigorosas y de gran longitud, alcanzando medidas de hasta 3 metros y entre 5 y 7 centímetros de diámetro. Suelen crecer sobre ramas gruesas, en la zona central del árbol o en las zonas bajas del tronco.
Hay que eliminarlos antes de que crezcan y alcancen grandes tamaños. Entraría dentro de la poda en verde, o dejar crecer alguno si tenemos la intención de injertar, ya que son órganos efectivos para realizar esta técnica.
Reconocer un chupón es fácil, debido a que sale en zonas muy particulares, donde no encajan con la estructura del árbol (salen del tronco, o en una rama grande, y suelen crecer hacia arriba).
Pasando al tema de cómo efectuar la poda partiremos de las siguiente bases. Con ello iremos cogiendo experiencia acerca de qué es lo que debemos eliminar del árbol en la poda del ciruelo y qué debemos dejar sin tocar.
Cuando estén recién plantados, se dejan a una altura de 50 cm, con 4 o 5 ramas definidas.
El primer y segundo año se dejarán sin podar las ramas interiores. Queremos que salgan muchas ramas para que el árbol no crezca en altura y facilitar la recolección.
En el tercer año comenzaremos por la base eliminando las ramas interiores y así continuaremos, marcando una estructura definida, el resto de los años.