Argentina: Impacto del cambio climático en Mendoza

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Argentina: Impacto del cambio climático en Mendoza

Según un experto de nivel global, al que accedió Los Andes Economía, la región de Cuyo es muy sensible en este sentido. Conozca cuáles son las actividades que más tendrán que adaptarse al nuevo escenario.

El tema del cambio climático parece haberse instalado cada día con más firmeza. Aunque no conozcan detalles técnicos, cualquier persona toca el tema y muestra preocupación e interés, sobre todo cuando advierte comportamientos del clima que no son habituales.

“Cambios de clima siempre hubo, y además existen ciclos perfectamente estudiados. Cuando hablamos de cambio climático estamos hablando de una aceleración de estos procesos y ciclos producidos por la acción del hombre. Estas acciones que aceleran los ciclos no pueden ser contrarrestadas por la propia naturaleza y de ahí las anomalías que aparecen, y no sólo se advierten en el clima, sino en el comportamiento biológico de muchas especies”, dijo el doctor Pablo Canziani en una conversación que mantuvo con Los Andes Economía.

Canziani es doctor en Ciencias Físicas, investigador del CONICET, director del Equipo Interdisciplinario para el Estudio de Procesos Atmosféricos en el Cambio Global (PEPACG), que tiene sede en la Universidad Católica Argentina. Asimismo, fue miembro del Panel Intergubernamental de Expertos sobre cambio climático de Naciones Unidas -del cual también formó parte el investigador mendocino Ricardo Villalba-, y que compartió el galardón del Premio Nobel de la Paz en 2007.

El investigador explicó que el objeto de estudio de uno de los proyectos que dirige está centrado sobre el área de Cuyo y Patagonia Norte. La explicación es que “son áreas muy sensibles por varios motivos”. Según Canziani, las áreas en cuestión, además de tener recursos hídrico limitados, tienen una actividad agrícola permanente. La vitivinicultura, la fruticultura y la olivicultura pueden ser impactadas, ya que son de largo plazo.

“Además, son áreas que aparecen como reservas para futuras migraciones de personas, que deberán salir de zonas que perderán condiciones cultivables y esto las hace potencialmente más sensibles”.

En este caso, el científico identifica tres tipos de vulnerabilidades que deben ser estudiadas, pero que impactan en tiempos distintos. La de más corto plazo es la vulnerabilidad comercial, por el efecto de diversas normas que, en forma desordenada, se han venido en el mundo destinadas a estimular el cuidado del ambiente.

Las certificaciones de huellas de carbono, huellas de agua y círculos de carbono neutro, forman parte de estas medidas que pueden producir trabas en el comercio y sobre las cuales deben asumirse las acciones paliativas con la mayor velocidad posible para afectar los flujos comerciales.

La segunda vulnerabilidad es la climática, y en este sentido el investigador señaló que hacen falta estudios de mediano plazo y un seguimiento muy estricto para confirmar variaciones en el comportamiento biológico, tanto de la vid como de los frutales o de los olivos. Señaló, además, que esos estudios deben hacerse por áreas y por especies, ya que no todas se comportan de la misma manera frente al mismo fenómeno, ni la afectación es similar en todas las regiones. En este sentido, destacó que algunas empresas que implantaron en zonas muy altas están estudiando el impacto de la mayor radiación ultravioleta.

El tercer impacto es social. Tanto la vitivinicultura, como al fruticultura y la olivicultura tiene la característica de involucrar a muchos trabajadores y comunidades desarrolladas alrededor de los cultivos, por lo que cualquier afectación que se produzca sobre las explotaciones agrícolas afectará directamente los niveles de empleo. Estas consecuencias deben ser previstas para minimizar las consecuencias sociales que los efectos del cambio climático pueden producir.

Necesidad de planificar

Canziani advirtió además la necesidad de planificar para enfrentar las consecuencias del proceso de cambio climático. En este sentido, y para el caso de Mendoza, señaló la necesidad de tener claro cuál es la disponibilidad de agua y racionalizar el consumo, tanto para el uso domiciliario, como el riego agrícola o el uso industrial.

En este sentido, valoró el trabajo del Plan Estratégico Ambiental que se desarrolla en la provincia, porque permitirá adelantarse a los sucesos y orientar los futuros procesos de desarrollo administrando con racionalidad los recursos y cuidando el ambiente.

De la misma forma, el especialista estimó necesario que las empresas aumenten sus inversiones en Investigación y Desarrollo (I+D), con el fin de tener información cada día más certera acerca del comportamiento de las producciones y las variaciones que en cada caso se vayan detectando.

El tema es simple. El cambio climático ya está instalado y lo que hay que hacer es trabajar para prevenir las consecuencias. En tal sentido, varios países ya han comenzado. Los europeos, porque hace más de 10 años que sufren las consecuencias. En el hemisferio Sur, Nueva Zelanda y Sudáfrica ya han tomado medidas, mientras que Chile se está anticipando con el desarrollo de protocolos acordes para afrontar la situación. Argentina debería encararlo con rapidez.

En este sentido, durante su visita a Mendoza, el doctor Canziani mantuvo una serie de reuniones con funcionarios, empresas privadas, organizaciones empresarias y científicos vinculados al sector vitivinícola, para comenzar a armar protocolos de registro de datos y acordar acciones conjuntas con varias organizaciones públicas, privadas y de investigación.

Fuente: Losandes.com.ar

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