Fruticultura y la necesidad de proyectos I+D alineados con lo que necesita la industria
Los desafíos de la I+D en la fruticultura nacional debatieron expertos en innovación durante Fruittrade 2022 (Chile), ellos concordaron en que se requiere un instrumento efectivo de financiamiento para que la innovación y el desarrollo llegue a los productores con proyectos que realmente necesite la industria.
En este panel participó Ariel Orellana, Dr. en Ciencias Biológicas, Investigador Centro de Biotecnología Vegetal, Universidad Andrés Bello, Ian Mortimer, Counsellor Agriculture, Southern America, Australian Embassy in Chile y Eduardo Bitrán, Ingeniero Civil, Universidad de Chile, PhD. Economía, Presidente Club de Innovación. Y moderados por Rodrigo Cruzat, de Consorcio de Biofrutales, y Mauricio Cañoles, director de la Escuela de Agronomía de la Universidad Mayor.
Dentro de las ideas propuestas está la generación de un cargo (Levy o gravamen) de carácter voluntario destinado a I+D, el cual una vez aceptado se hace obligatorio, es administrado por la industria y complementado con un aporte del Estado. Para esto sería fundamental la conformación de entidades y el acuerdo público-privado, además de la existencia de mesas directivas o directorios como es el caso de Australia.
“En Australia se reúne dinero por departamento y después se reparte, así después de 10 años cada dólar que se gastó produce un retorno. El levy realmente no es un impuesto; se recauda, se multiplica con impuestos generales y vuelve al sector. El gobierno invierte en innovación agrícola y por cada dólar de inversión pública en esta área, los agricultores reciben un beneficio de 12 dólares en 10 años”, explicó Ian Mortimer.
Los panelistas reconocieron que la investigación debe estar al servicio de resolver problemáticas reales de la industria agrícola y los investigadores tener un foco en los problemas reales de la industria, señalaron por ejemplo que hace 20 a 25 años atrás se necesitaban nuevas variedades, pero actualmente se requieren resultados intermedios en otras problemáticas (cómo competir en nuevos mercados, postcosecha y logística, cambio climático, salinidad de suelos, capacidades migratorias para mano de obra, tecnificación). Además de la necesidad de que la I+D sea transferida desde las universidades hacia las empresas.
Eduardo Bitrán enfatizó que “el académico tradicional captura el sistema y los recursos van en el orden de lo que a él le interesa”, y Mauricio Cañoles lo reafirmó diciendo que “hay una falla de financiamiento porque no se alinea con las necesidades. No digo que sea un engaño de la academia al sector productivo, pero faltan resultados que solucionen problemas de la industria. Y creo que eso nos ha pasado la cuenta, ya no estamos pensando en indicadores o papers, sino en cómo estoy lidiando con la escasez de agua en terreno”.
“Los investigadores se mueven hacia los recursos, los incentivos deben ir por el lado de la necesidad que tiene la industria en determinados temas, se tienen que tener esas prioridades que deben ir de la mano con una buena gestión de parte de los que están liderando esas iniciativas”, agregó Ariel Orellana.
Ariel Orellana, agrega que “la fruticultura es una industria que requiere de tiempo para aplicar programas y ver resultados reales, los programas no pueden durar 10-15 años y acabarse, tienen que ser ampliados”.