Envases para la fruta de exportación: Protección de postcosecha

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Envases para la fruta de exportación: Protección de postcosecha

El desarrollo tecnológico aplicado en los envases ha permitido que la industria de la fruta pueda extender la comercialización a mercados cada vez más distantes, ya que mantiene la condición del producto, extendiendo la vida postcosecha y así llegar en buenas condiciones al consumidor final.


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El director del Centro de Estudios Postcosecha de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, Victor Hugo Escalona, señala que los envases cumplen una función fundamental que tiene relación con el hecho de favorecer la comercialización.

“En el caso de la uva, puedo llevar un racimo contenido con facilidad, además puedo ver la etiqueta y saber del productor. Un envase permite que la persona se identifique como marca y no ser un commodity más”.

Sustentabilidad

La definición exacta que proporciona el Diccionario de la lengua española para sustentabilidad es “aquello que, especialmente en ecología y economía, se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente”.

Bajo esa consiga, el director de INIA La Platina, Bruno Defilippi planteó que existe un gran desafío “es poder generar envases que sean sustentables con el medio ambiente, porque estamos vendiendo un alimento, por lo que tenemos que trabajar en la sustentabilidad del envase y no podemos llegar a un mercado de destino y darle al proveedor la tarea de qué hacemos con ese envase”.

Al respecto Escalona mencionó que la industria debe estar atento a las necesidades y requerimientos de los distintos mercados. “Los europeos están preocupados del tema medioambiental por lo que prefieren cartón o madera, no les gusta el plástico. En el caso de los estadounidenses son más pragmáticos, tienen menos exigencias medioambientales, pero están preocupados del entorno. Y mercados emergentes como Latinoamérica y Asia, todavía no existe tanta preocupación, porque existe la consolidación de la clase media”.

Envases con características extras

Actualmente la industria se ha enfocado en el desarrollo de envases activos. Bruno Defilippi señaló “además de proteger la fruta tiene la característica por ejemplo de controlar enfermedades para evitar pudriciones. Hay distintas instituciones que están trabajando en el desarrollo de este tipo de envases, porque sin duda vamos a tener que seguir utilizando un sistema de embalaje para nuestra fruta”.

Defilippi añadió que se trata de envases a base de film, que tienen la capacidad de otorgar una función extra, de contener la fruta dentro del embalaje “pero que tenga la capacidad de otorgar una función extra, una es contener la fruta dentro del embalaje, pero donde le entreguemos otra propiedad que puede ser la liberación de un compuesto para el control de enfermedades o pudriciones y también pueden liberar algún volátil que tenga la propiedad antifúngica”.

El director del Centro de Estudios Postcosecha de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile señaló que las bolsas que se utilizan para la fruta de exportación evitan la deshidratación, disminuye la perdida de agua y en especies como el arándano es fundamental para mantener la turgencia y la apariencia fresca. “Ya que existe una relación estrecha entre la pérdida de peso y ablandamiento. Y uno de los desafíos que tiene la industria es que los mercados y consumidores están lejos, por lo que es necesario llegar con fruta en buenas condiciones y eso se consigue con variedades, con tecnología de postcosecha y con los envases”.

“Desde el punto de vista de la humedad relativa, tiene una relación estrecha entre pérdida de peso y ablandamiento. Si tengo un envase, evita que la fruta se deshidrate por tanto va a tener una mejor firmeza, pero si hago mal las cosas y si durante el transporte no mantengo la temperatura baja, se condensa y esa humedad genera una condición para el desarrollo de hongos. Por tanto, el envase que era útil se transforma en una contraindicación porque se aplicó mal una tecnología” dijo Escalona.

Defilippi explicó que el envase inteligente genera por un lado una acumulación diferencial al interior de oxígeno y Co2, lo que permite extender la vida de la fruta, que son la atmosfera modificada. “Luego hay envases que pueden liberar un compuesto o un activo, otros envases pueden absorber el etileno, que es la hormona de la maduración y la gracia es que todos estos envases independiente de lo que tengan como tecnología, pueda extender la vida útil de la fruta y por eso es tan difícil reemplazarlo”.

Un factor en común entre ambos expertos es que la fruta debe llegar a destino con buenas condiciones. El director de INIA La Platina explicó “podemos tener una buena o mala materia prima, pero independiente de eso, el desafío de la fruta es que tiene que viajar más de 30 días en un barco a baja temperatura, alta humedad relativa y hay hongos que si bien se pueden generar en el campo se van a desarrollar en la postcosecha. Una buena materia prima va a dar mejores condiciones, pero va a estar sometidas a eventual desarrollo de hongos que genere pudriciones”.

Innovación en reciclaje

Las investigaciones se han centrado en añadir una característica extra a los envases para la fruta de exportación, pero también se han enfocado en que sean amigables con el medio ambiente. Así lo indico Defilippi, “más allá de la tecnología, es tener envases que se puedan reciclar o compostar. Tienen que ser envases amigables con el medio ambiente y sustentable, los ojos del consumidor están encima más allá de la fruta. Por lo tanto, tenemos que apuntar a materiales reciclables o compostable a pesar de que tienen un costo mayor”.

Añadió “el film no puede generar un desperdicio en el lugar de destino. Es un desafío enorme porque la idea no es quedarse sin envase, por lo que tenemos que tener una característica del envase que le permita ser sustentable”.

Por su parte Escalona comentó que la industria de envases se encuentra explorando desarrollar productos a base de celulosa, “cumplen la misma función que los envases plástico, pero es ligeramente mejor, pero también tienen un costo mayor. Si una bolsa de atmosfera modificada puede costar 40 céntimos de dólar y una que sea amigable con el medio ambiente puede llegar a costar cerca de 1 euro. Si sumamos por ejemplo en un palet de arándanos con 200 bolsas, 20 palet por contenedor; estamos hablando de 400 dólares solo por la bolsa, por lo que es un costo que no todos están dispuestos a asumir o todos los mercados están dispuestos a pagar”.

El director del Centro de Estudios Postcosecha mencionó un punto relevante, que la industria y productores deben de tener en cuenta, “porque esa bolsa se hizo con agricultura, porque el almidón se obtuvo del maíz y ese maíz también se hizo con agricultura tradicional, probablemente sea un maíz transgénico. Por lo que hay una dicotomía, en el hecho de producir un envase tiene una huella de carbono importante que quizás no es tan evidente porque es reciclable, pero también se utilizó a través de un método, que hoy está cuestionado, que es la agricultura tradicional”.

Presente y futuro

Escalona mencionó que los próximos años podremos ver atmosferas que sean más fáciles de llevar, “de tal manera que una mayor cantidad de contenedores puedan utilizar esas atmosferas. Considerando que algunos contenedores no tienen la hermeticidad suficiente, por tanto, estudiar atmosferas con un mayor contenido de oxígeno que se usaba antes, puede ser interesante”.

Finalizó comentando “se abren nuevas posibilidades de adaptar tecnologías que se sabe cómo funcionan, que se han probado en la situación actual, que los contenedores se puedan cerrar rápidamente, que exista una mayor oferta. Las tecnologías si bien existen como principio se tienen que adaptar a los nuevos desafíos del mercado y del futuro” dijo Victor Hugo Escalona.

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