La fertilización es un factor determinante para el adecuado desarrollo de los árboles de avellano europeo, durante su fase de formación y su etapa productiva. Tanto su crecimiento, como su rendimiento, dependen del nivel de disponibilidad de nutrientes en el suelo.
Una adecuada fertilización debe considerar:
El rendimiento de un huerto de avellano puede ser afectado por diferentes factores, entre ellos, la disponibilidad de nutrientes esenciales en el suelo para los árboles. Cuando éstos no se encuentran en cantidades adecuadas, se requiere incorporarlos mediante fertilizantes y así suplir los requerimientos. Por ello, antes de plantar es recomendable efectuar un análisis físico y químico del suelo, el que resulta ser una herramienta fundamental para determinar la disponibilidad de nutrientes, constituyendo una información valiosa para la toma de decisiones y definiendo un correcto plan de nutrición del huerto. Es importante señalar que este análisis debe realizarse en un Laboratorio de Suelos acreditado ante la Comisión de Normalización y Acreditación (CNA) de la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo.
En base a los resultados de este análisis, se establece la fórmula de fertilización y dosis de nutrientes a aplicar, y además se corrigen eventuales problemas de acidez (mediante aplicación de enmiendas calcáreas o dolomíticas) para cada condición particular de suelo.
En las diferentes fases de desarrollo de un árbol frutal ocurren cambios estacionales en la concentración de nutrientes en hojas y pecíolos (reducción en algunos casos y aumento en otros). Dichos cambios de concentración están relacionados con los requerimientos nutricionales de los órganos (brotes y frutos), y con el grado de movilidad interna de cada elemento.
El tejido foliar constituye un pool activo de reservas nutricionales en el árbol, puesto que muchos elementos se encuentran en estado mineral dentro de la vacuola y por lo tanto, cumplen un rol fundamental como fuente de aporte inmediato de nutrientes a los centros de crecimiento. Este tejido es un indicador adecuado del estado nutricional de los árboles.
Los análisis foliares son ampliamente empleados, puesto que las hojas son los principales centros de síntesis de los árboles frutales. El diagnóstico foliar es una herramienta que permite regular, desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo, las fertilizaciones anuales de los huertos de avellano, ya sea mediante aplicaciones de fertilizantes al suelo o vía foliar. Este método se basa en que a través de las hojas es posible determinar el estado nutricional de los árboles y que éstos reaccionan con gran sensibilidad y rapidez a las variaciones de la fertilidad del suelo (Olsen, 2001; Ellena, 2010; Ellena et al., 2013).
Ahora bien, la fecha de colecta de la muestra foliar está vinculada a una variable fisiológica de la planta, relacionada con la fase fenológica en que el tejido foliar presenta cierta estabilidad en los contenidos nutricionales. En tal sentido, para cada especie frutal existe una época recomendada para realizar el muestreo del tejido foliar, y para el caso de frutales de nuez como el avellano europeo, se recomienda realizarla entre enero y febrero (muestras de tejido con una cantidad entre 50 y 100 hojas), (Ellena et al, 2013).
El muestreo realizado permite obtener información del estado nutricional del momento y la temporada siguiente. Para evaluar la oportunidad de intervenir sobre el ciclo vegetativo-productivo en curso, es necesario recurrir al análisis foliar en forma precoz, concentrando particularmente los muestreos durante las etapas iniciales de desarrollo del fruto (Ellena et al, 2013).
La interpretación de los resultados es la fase de mayor dificultad, y el método más difundido es aquel basado sobre comparaciones entre resultados analíticos y valores de referencia (concentraciones críticas o estándar). Los valores críticos son aquellos bajo los cuales se manifiestan carencias de un nutriente y que ocasionan reducciones en la producción.
Ahora bien, una de las principales limitantes del diagnóstico foliar son los numerosos factores que influyen en la composición mineral de las hojas. En la práctica, para efectuar una interpretación correcta, se deben utilizar valores de referencia de materiales similares (cultivar, edad, y tipo de hoja) y en condiciones de suelo y clima también similares (Ellena et al., 2013).
Agradecemos la colaboración del Centro de Fruticultura del Sur en el desarrollo de este contenido gracias a nuestro convenio en la difusión de la innovación, investigación y transferencia de conocimiento agrícola. Dentro de esta semana se difundirá la segunda parte del contenido de fertilización del avellano europeo.
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