Por Ian Carlo Bottinelli W., Consultor Agronómico, especialista en Nutrición Vegetal
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Una palabra que he aprendido respecto al rol del Fósforo en la nutrición de las plantas es ENERGÍA. El fósforo (P) es la piedra angular del ATP, el que impulsa cada reacción enzimática de la planta. El ATP es, en efecto, la batería de la vida. El Fósforo es también el principal mineral requerido en el proceso inmunológico de las plantas (Sistema SAR, ampliamente trabajado a través de los fosfitos) y además, por si fuera poco, la producción de glucosa (°Brix) a partir de la fotosíntesis se basa en gran medida de enzimas a base de fosfato.
Conocidos son los problemas de fijación del anión fosfato al catión trivalente Al en suelos derivados de cenizas volcánicas del sur de Chile. En este caso las dos únicas estrategias probadas para romper el efecto del Al sobre la disponibilidad de fósforo para los cultivos es un manejo iónico del suelo: incrementar la suma de bases intercambiables de manera de competirle al Al con Ca y Mg por los sitios de fijación al ion fosfato y generar un “delta” de fosfato libre con aplicaciones de fósforo de diferente forma iónica en altas dosis.
Hacia el norte existe otro tipo de fijación: el fósforo se pierde en suelos alcalinos debido principalmente a exceso de calcio, carbonatos en el agua de riego o dureza cálcica general. Aquí el anión fosfato se une al catión calcio formando elementos que la planta no absorbe. En este caso la estrategia es solubilizar esta especie de roca fosfórica formada, con un plan de fertirriego de reacción ácida. Aquí son bienvenidos los amonios, ureas, sulfatos, ácidos fosfóricos, nítrico, eventualmente sulfúrico, carboxílicos, húmicos o fúlvicos.
Pero como no todo es simple, cada vez que se dan “golpes” de acidificantes la mayor parte de la flora microbiológica que le da vida al suelo decae bruscamente por efecto del pH. En este sentido hoy en día los EM (Microorganismos Eficientes) se comercializan con combinaciones de cepas de bacterias de tipo azotobacter especializadas, que en conjunción con un liberador de fosfato probado como el Bacillus subtilis son otra herramienta validada y sustentable para atacar este problema.
El fósforo es un elemento poco móvil, significa que en el suelo no se mueve y en la planta no se trasloca de hojas maduras a las hojas jóvenes ni viceversa, pero sí se mueve de buena manera por la savia. Una aplicación de ácido fosfórico realizada en la mañana ya puede detectarse en la savia peciolar por la tarde.
Las curvas de demanda de fosforo de las plantas están muy estudiadas y está muy setteado en los agricultores que el fósforo se aplica en general prefloración y en los flush de raíces. Es interesante comentar que si bien esto es un manejo técnico comprobado, también se verifican incrementos en la concentración de fósforo hacia la maduración; claramente debido a que la planta debe acelerar el metabolismo requiriendo más energía para los últimos 100 metros de la carrera. Por tanto, se recomienda mantener un suministro básico en esta etapa que al menos corresponda al 15-20% del total anual.
En trabajos de campo hemos podido verificar que cuando se suben las tasas de aplicación de Mg en la solución suelo (bajando la relación K/Mg) se genera de manera paralela un impacto positivo en la absorción del fósforo.
Otra relación importante es la del fósforo v/s zinc. Normalmente la literatura habla de una relación de 10/1 entre fósforo y zinc. Por ejemplo, si un análisis de suelo indica 7 ppm de P y 0,7 ppm de Zn, técnicamente los dos elementos están en deficiencia. Sin embargo, la relación entre ellos es correcta (10:1). El mantenimiento de esta relación, obviamente en niveles de suficiencia para ambos elementos, es muy importante al analizar la solución suelo.
El problema más grande de zinc en el suelo suele estar relacionado con el exceso de fosfato que antagoniza la absorción de zinc. En este sentido, el exceso de guano de ave y/o correcciones fosfatadas puede provocar un déficit de zinc en la planta.
Constituyente estructural de los ácidos nucleicos y de las membranas de cada célula de la planta, rol clave en los procesos energéticos de la planta y factor del sistema de defensas de las plantas. El Fósforo es un elemento que merece una evaluación más precisa al diseñar nuestro programa de nutrición y fertilización.
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