Se aprueban recursos para mitigar el gusano blanco en el sur de Chile
Como un importante aporte al trabajo que busca mitigar el impacto del gusano blanco y otras plagas en predios agrícolas de Chiloé, calificó la Seremi de Agricultura de Los Lagos, Tania Salas, la adjudicación de recursos que, por unanimidad, aprobó el Consejo Regional (Core) de Los Lagos a una iniciativa que promueve el control sustentable de esta plaga.
Una iniciativa que permitirá complementar el trabajo que venía desarrollando, desde el año pasado, el Ministerio de Agricultura sobre esta materia. Así lo subrayó la ministra (s) Ignacia Fernández, quien señaló que “este convenio nos permitirá afrontar, con medidas y soluciones de largo plazo, un problema que afecta a nuestros agricultores y se extiende ya por un tiempo. En ese sentido, permitirá entregar una solución más integral al problema”.
En esa línea, la Seremi de Agricultura, Tania Salas, detalló que “son recursos que veníamos solicitando hace un año al Gobierno Regional y nos permitirán masificar un paquete tecnológico para el control del gusano blanco, que es una plaga que ha golpeado fuertemente a agricultores y agricultoras de Chiloé. Con estos recursos, podremos probar y masificar un producto que ha trabajado el INIA, como una herramienta de control biológico, y que consiste en la aplicación de hongos que combaten la aparición de este gusano. Valoramos enormemente el aporte que está realizando el Gobierno Regional a esta tarea, que no sólo nos permitirá introducir este bioinsumo en los predios agrícolas de Chiloé, sino también ampliar las capacitaciones que veníamos realizando a los productores afectados", señaló la autoridad.
De esta forma, la iniciativa impulsada por el Ministerio de Agricultura, a través del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), y financiada por el Gobierno Regional busca apoyar a los productores afectados por la proliferación del gusano blanco en los predios agrícolas de Chiloé, una plaga que genera graves daños en las praderas, dejándolas improductivas.
La directora regional de INIA Remehue, Natalie Urrutia, valoró también la adjudicación de recursos por parte del Gobierno Regional, los cuales, precisó, servirán para introducir este bioinsumo en los predios afectados, validar otras prácticas de manejo sustentable del gusano blanco y otras plagas, y capacitar a más de 300 productores y asesores técnicos en Chiloé.
“Este programa es resultado de un trabajo colaborativo, donde la Seremi de Agricultura de Los Lagos ha coordinado la integración de retroalimentación técnica por parte del SAG e INDAP para que, como ministerio, aportemos con una solución que permita entregar herramientas de control a largo plazo. Agradecemos el apoyo y confianza en nuestro trabajo por parte del Gobierno Regional, consejeros regionales y agricultores afectados con la plaga”, concluyó la representante del INIA.
Conociendo más al gusano blanco
Los investigadores Ernesto Cisternas, Roberto Carrillo y Marcelo Villagra, señalan en su estudio que los adultos de escarabeidos son llamados regularmente escarabajos, san juanes, pololos y pololitos. Presentan una distribución geográfica amplia, una gran diversidad de especies hospederas y sus larvas son denominadas comúnmente gusanos blancos, los cuales son componentes importantes de la fauna presente en el suelo.
Algunos adultos de las especies de escarabeidos pueden causar ocasionalmente fuertes daños por defoliación en ciertas especies forestales nativas, frutales mayores y menores, y plantas ornamentales.
Las larvas causan pérdidas de plantas por daño y consumo directo de raíces e, indirectamente, por la entrada de patógenos, a través de las heridas de cortes y roturas de tejidos. En praderas, los ataques causan cambios severos en la composición botánica, degradándolas tempranamente y reduciendo la producción de forraje en cantidad y calidad cuando las poblaciones son altas. Lo anterior ocurre principalmente por pérdida de las especies pratenses de alto valor forrajero y su reemplazo por especies consideradas malezas y de bajo valor productivo, cuyo impacto de daño se percibe en la curva.Para un mayor conocimiento de esta plaga es clave conocer aspectos como la identificación taxonómica de los estados inmaduros que habitan bajo el suelo, sus ciclos estacionales, establecer los períodos de vuelo, entender su comportamiento, reconocer y evaluar sus enemigos naturales y establecer estrategias de control biológico, que permitan construir planes sustentables de manejo integrado estacional de producción de forraje.Además, afectan las condiciones del suelo, el cual se transforma en esponjoso, haciéndolo más susceptible a la desecación, lo que dificulta en lugares secos la regeneración de las raíces de las plantas.
En cultivos anuales de especies gramíneas, cuando la rotación es pradera-cultivo y el laboreo de suelo es mínimo, según la época de siembra, las pérdidas de producción pueden ser económicamente significativas.
En plantaciones de berries y frutales mayores, la diversidad de especies de escarabajos es mayor que en praderas y cultivos. Los ataques se pueden constatar desde el establecimiento de las plantas y, en ataques de años sucesivos, producen pérdidas de plantas, retraso en su crecimiento y menor producción.
Muchas de las especies presentes en el país son endémicas, otras están solo en Chile y Argentina, y solo unas pocas son especies natural y/o accidentalmente introducidas. Estos insectos cumplen también un rol benéfico en el suelo al alimentarse de la materia orgánica y transformándola en materiales que conforman la estructura del suelo.
Además, a través de su acción mecánica, contribuyen en la formación de galerías y pequeños orificios, mejorando la estructura, permeabilidad y aireación de éstos.
El problema de los ataques de gusanos blancos no es nuevo en la agricultura nacional, solo que la mayor incidencia de alguna de las especies aparece como evento cíclico, propio de desequilibrios causados por efectos catastróficos, como los cambios productivos en amplias superficies de suelo -antes cubiertos por flora nativa- y por efecto del cambio climático, que favorecen o afectan los potenciales bióticos de las especies y sus cadenas tróficas .
Todo lo anterior, incide en la composición de los ensambles, estructuras de las especies y densidades de población en los cultivos y praderas y, por ende, en la magnitud de ataques y daños en los cultivos.