Alimentos que hacen bien al planeta y a quien lo consume

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Alimentos que hacen bien al planeta y a quien lo consume

Por Marcos Mora, Director Proyecto Transferencia Agroecológica con gestión hídrica U. Chile.


MARCOS MORAEn cifras de FAO, la agricultura intensiva o industrializada y su acción impacta directamente en un 52% en la degradación de los suelos del planeta, en un 80% de la deforestación global, genera un 29% de los gases que provocan efecto invernadero y también ocasiona un 70% en la pérdida de biodiversidad terrestre, por mencionar algunas aristas.

Es una realidad que nos impresiona.

Ya no podemos quedar ajenos a ello, ni como agricultores ni como consumidores. Porque si seguimos a ese ritmo, tendremos alimentos sólo para el presente, pero no para el futuro.

Alcanzar el hambre cero, tener una alimentación equilibrada y nutricionalmente adecuada, están la línea con uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados a nivel mundial, y que implica contribuir al desarrollo de los cuatro pilares de la seguridad alimentaria —la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad— y a las tres dimensiones de la sostenibilidad: ambiental, social y económica.

En ello, la agroecología se plantea como un camino acertado, posible de implementar en el presente y con opciones de ampliar su práctica. Constituye una oportunidad de desarrollo y bienestar para los micro y pequeños agricultores, con quienes trabajamos en el proyecto Transferencia agroecológica con gestión hídrica en secano, financiado por el FIC del Gobierno Regional de O`Higgins.

Esta iniciativa nos ha permitido apoyar a 50 pequeños agricultores de la zona del secano, instalándoles una serie de destrezas técnicas e implementando innovaciones, que han posibilitado el mejoramiento y desarrollo de productos, sobre la base de un manejo eficiente del agua, poniendo como eje el rescate y la puesta en valor de productos locales y construyendo la conexión con otros actores de las distintas cadenas de valor existentes en la región.

En estos alimentos subyace un sello silencioso, que marca la diferencia, ya que cada aceituna, lechuga o tomate generados, son el resultado de un manejo agrícola que cuida el agua, prioriza los abonos naturales en desmedro de los químicos, cuida los suelos y los mantiene sanos, incorporando paralelamente herramientas técnicas, como plantas de proceso innovadoras, las que les permiten llevar a cabo una producción sostenible.

Sin embargo, quisimos ir más allá del circuito agrícola, anexando en este trabajo a organizaciones gastronómicas, que vienen trabajando en la misma dirección: el rescate de alimentos sustentables y patrimoniales de la zona.  Instalamos el concepto “menú del secano” basado en alimentos únicos y locales, dándoles forma- con ayuda de chefs- de preparaciones especiales, como sopas y guisos, propios de nuestros abuelos y abuelas, y que se han perdido en el tiempo. Uno de nuestros protagonistas ha sido el chícharo, una legumbre muy conocida y consumida en la zona hace unas décadas atrás, pero que actualmente cuenta con una reducida superficie cultivada y bajo consumo nacional.

Proyectos como éste posibilitan realzar a los productores, a través de lo que ellos mismos producen todo el año con dedicación y esmero, enfrentando las inclemencias de la naturaleza y del cambio climático, lo cual les obliga a incorporar con mayor énfasis las prácticas sostenibles integradas en la agroecología.

En tanto más tengamos conciencia del valor cultural de estos alimentos y de cómo se cultivan, se siembran y generan, podremos divulgar a la ciudadanía sobre la relevancia de practicar una agricultora amable, no invasiva, en equilibrio con el medioambiente, y de pasada, volveremos a alimentarnos con productos de antaño, que hacen bien al planeta y al hombre que habita en ella.

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