Columna: Una legislación adecuada para los trabajadores extranjeros en la fruticultura chilena
Ramón Achurra, presidente de la Federación de productores de fruta de Chile, Fedefruta.
Dada la escasez de mano de obra que enfrentamos actualmente, a pesar que la minería está más restringida en sus proyectos y demandando menos personal, los trabajadores extranjeros son cada vez más importantes para nuestra actividad frutícola.
El superciclo del cobre se llevó a las personas más capacitadas del campo y son pocos los que están volviendo a las labores rurales, por lo que la necesidad de la mano de obra extranjera en la fruticultura debe ser tomada en cuenta, por medio de una legislación para que la participación de trabajadores de otros países se haga de forma correcta y adecuada, tanto para el país como para las personas que vienen a desempeñarse en nuestro sector.
Las principales trabas legales existentes se encuentran en que el porcentaje de trabajadores extranjeros en una empresa chilena, el 15%, no ha podido ser ocupado a cabalidad hasta el momento por la industria frutícola, por más que sepamos que son gente muy laboriosa, muy educada, de muy buen comportamiento y gran eficiencia en cuanto a productividad y sus capacidades. Este obstáculo se debe a la falta de una legislación apropiada de extranjería que permita, de forma adecuada, la venida de personas de otros países para desempeñar empleos temporales en el país, sean peruanos, bolivianos, colombianos, venezolanos o de otros territorios vecinos.
Por un lado, la escasez de mano de obra la están supliendo en buena parte las mujeres, con una participación muy importante especialmente en la fruticultura y los packings, pero en la medida que nuestra actividad va creciendo como lo ha hecho en estos años, debemos integrar a más y más trabajadores para cumplir con las tareas.
Por eso es fundamental mirar a países como Nueva Zelanda o Australia, competidores nuestros, que cuentan con legislaciones muy competentes para personas que vienen de otros lugares, con los permisos pertinentes para entrar y realizar una labor determinada, con el compromiso por supuesto que después de unos meses se devuelvan a sus países. Y no solo eso, porque dichas leyes de extranjería también norman los sistemas en cuanto a habitación, alojamiento, alimentación y seguros médicos razonables mientras dure la estadía del trabajador. La legislación entonces debe ser para los hombres y mujeres que entran, como también para las empresas que demandan sus servicios, a fin de asegurar un desarrollo para el sector y un buen pasar a la gente.
Nuestro requerimiento es debido a la escasez, no porque queramos reemplazar ni mucho menos a los trabajadores chilenos. Que las autoridades entiendan que esa no es la intención. Tenemos ejemplos de muy buenos resultados de estas políticas en otros lugares del mundo, y la mano de obra será más demandada mañana en la fruticultura nacional. La industria va creciendo en personal, capacidades, tecnologías, variedades, y mercados, por lo que debemos hacer frente a los desafíos que el mismo desarrollo nos pone en el camino.