La jabuticaba es un frutal muy especial. Todos tenemos en la cabeza el proceso habitual de vida de un árbol frutal o una planta. Crece, llega la primavera, emite sus flores desde los tallos florales (más jóvenes), estas son polinizadas, cuajan se genera el fruto de la propia flor que «cuelga» del pedicelo y finalmente madura y cae. Una naranja, una manzana, una fresa… Todas tienen esta morfología final de un fruto que pende de un hilo. Sin embargo, hay especies que cambian un poco esta manera de fructificar y la jabuticaba o Plinia cauliflora es una de ellas.
La jabuticaba, cuyo nombre científico es Plinia cauliflora, es una especie nativa del sureste de Brasil, particularmente en estados como Río de Janeiro, Minas Gerais y São Paulo. Esta especie pertenece a la familia Myrtaceae y es conocida por su inusual característica de producir frutos directamente en el tronco y ramas mayores, un fenómeno conocido como caulifloria. Luego explicamos más este curioso término y comportamiento.
La jabuticaba es un árbol perenne que puede alcanzar alturas de 10 a 15 metros en condiciones óptimas. Las hojas son opuestas, elípticas y de un color verde brillante. Los frutos son redondos, con una piel gruesa de color púrpura oscuro y una pulpa blanca, dulce y gelatinosa, que se asemeja al sabor de las uvas muscadinas. Estos frutos son muy perecederos, lo que limita su comercialización a áreas cercanas a su cultivo. Por esta razón, no verás frutos de jabuticaba en Europa o Estados Unidos. El hecho de que un producto sea tan perecedero hace imposible su comercialización global y se acaba convirtiendo en un producto muy local.
El árbol tiene una lenta tasa de crecimiento y puede tardar entre 10 a 20 años en fructificar si se cultiva a partir de semillas, aunque los árboles injertados pueden comenzar a producir frutos en 5 años.
En plena floración, los troncos principales están absolutamente bañados de las flores blancas y amarillas. De lejos pareciera un árbol repleto de líquenes. Recuerda mucho a los robles y encinas españoles con líquenes por todos lados.
El fenómeno de la caulifloria es una característica botánica peculiar donde las flores y frutos brotan directamente del tronco o de las ramas gruesas de un árbol, en lugar de hacerlo en los extremos de las ramas jóvenes, como es común en la mayoría de las especies de plantas. Este fenómeno permite a las plantas caulífloras ser polinizadas o dispersadas por animales que no son capaces de trepar a las ramas más finas, como ciertos mamíferos grandes y reptiles, además de aves de mayor tamaño.
Existen varias teorías sobre por qué algunas plantas han desarrollado la caulifloria:
Una teoría sugiere que, en hábitats donde la competencia por polinizadores es intensa, producir flores en el tronco puede hacerlas más accesibles y visibles para los polinizadores que se encuentran en el nivel del suelo o que no pueden alcanzar las ramas superiores.
Otra posibilidad es que esta característica reduce el daño a los frutos por caídas, ya que el tronco y las ramas gruesas pueden soportar el peso de los frutos mejor que las ramillas.
A nosotros nos convence más la segunda teoría por la sencilla razón de que otras especies que comparten esta característica son también tropicales y con frutos grandes y pesados como la papaya o el cacao. Aunque las dos teorías son igualmente válidas porque la fruta en sí de la jabuticaba no es muy pesada en sí misma. El racimo al completo sí, pero cada baya individual no.
Las flores y frutos de las plantas caulífloras a menudo aparecen en racimos que brotan de viejas cicatrices de ramas o directamente de la corteza. En el caso de la jabuticaba (Plinia cauliflora), por ejemplo, las flores blancas y amarillas surgen en grupos densos a lo largo del tronco y ramas, y los frutos se desarrollan de manera similar.
La jabuticaba prefiere temperaturas entre 18-27°C (65-80°F) y no tolera temperaturas por debajo de los -3°C (26°F). Esta planta es adecuada para las zonas de rusticidad USDA 10-12, lo que indica que crece mejor en regiones libres de heladas o con heladas ligeras y ocasionales. La humedad óptima para la jabuticaba está entre el 50-70%.
La jabuticaba se desarrolla mejor en suelos profundos, fértiles, bien drenados y ricos en humus, con un pH ligeramente ácido (entre 5.5 y 7.5, aunque tolera un rango de 4.5 a 8). Es importante un buen drenaje, ya que no tolera la saturación de agua, aunque necesita un suelo constantemente húmedo. Este equilibrio no es fácil de controlar. No tolera suelos salinos ni la salinidad en el ambiente, lo cual es crucial para su manejo agronómico.
Esta especie requiere un riego constante y uniforme para mantener el suelo uniformemente húmedo, especialmente durante los períodos de establecimiento y crecimiento de frutas. No se especifica una cantidad exacta de agua, pero es crucial evitar el secado completo entre riegos y asegurarse de que el suelo esté bien drenado para prevenir problemas de raíces.
Desde un punto de vista puramente agronómico, en hábitats que no son los suyos, requeriría de mucho control agronómico y sensórica de riego para optimizar y llevar el cultivo a su máximo rendimiento. Imaginemos que podemos tener un lugar libre de heladas, con una humedad ambiental algo baja y con precipitaciones muy leves como podría ser el sur de España, donde ya se cultivan otros frutos no autóctonos como mango o aguacate. El control de riego y condiciones de suelo deberían ser exhaustivos y saldría caro.
Debido al hábito de crecimiento caulifloro de la jabuticaba, la poda debe realizarse con cuidado para no eliminar las zonas del tronco y ramas principales donde la planta produce flores y frutos. La poda se recomienda principalmente para dar forma al árbol y eliminar ramas enfermas o dañadas, así como para mantener la salud general del árbol. A su vez, la poda de formación se limitará a facilitar las operaciones de recolección, evitando que el árbol crezca en exceso en altura.
No hemos encontrado detalles específicos sobre enfermedades y plagas en las fuentes consultadas, por lo que se sugiere mantener prácticas culturales óptimas y monitorear regularmente la planta para detectar signos de problemas. Es importante también considerar el uso de productos orgánicos y evitar fertilizantes con alto contenido de nitrógeno, que pueden causar quemaduras en las hojas.
La fruta de la jabuticaba tiene contenidos muy altos en antocianos, unos pigmentos naturales que pueden tener dos vías de consumo para el ser humano. La primera como antioxidante muy potente para nuestro organismo al consumir la fruta al natural, en batidos, zumos, etcétera. Aunque hemos de decir que la concentración de antocianos es alta en la piel oscura, no en la pulpa. El consumo de la fruta completa que en zumo por ejemplo.
La segunda es que los antocianos son pigmentos que se pueden utilizar como colorantes alimentarios naturales pero presentan dificultad de ser estables, ya que se degradan con la luz y la temperatura. Hay varios estudios que evalúan distintos estabilizantes (maltodextrina o goma arágiba) para mantener las propiedades del pigmento lo más intactas posible.
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