Gusano o burrito de las hortalizas, Listroderes difficilis Germain (Coleoptera: Curculionidae) es un insecto nativo de Sudamérica, de países como Argentina, Chile y Uruguay, y accidentalmente introducido a América del Norte, Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Islas del Pacífico, Japón y España. En Chile, actualmente se distribuye entre las regiones de Antofagasta y del Maule, incluyendo el archipiélago de Juan Fernández y Rapa Nui.
Presenta un amplio rango de hospederos entre especies cultivadas como repollo, brócoli, coliflor, espinaca, betarraga, además de una gran diversidad de especies consideradas malezas como Rabanus sativus, Chenopodium murale, Plantago spp, entre otras (Figura 1).
También se ha reportado en cebolla, frambuesa, papa, tomate y zanahoria, y adultos han sido encontrados en alcachofas, lechugas, nectarinos, frutillas y palma datilera (Isla de Pascua).
Es fundamental su detección en productos de exportación como ciruelas, duraznos, frambuesas, frutillas, manzanas, melones, peras y uvas, pues al ser una especie cuarentenaria provoca rechazos de embarques.
Son pardos grisáceos de 6 a 8 mm de largo, ovalados, de rostro relativamente corto y grueso, con antenas acodadas. Élitros no soldados, con manchas oblicuas de escamas blancas o más claras, siempre presentes y pilosidad clara y erecta, entre escamas densas sobre su cuerpo (Figura 2 A).
Aunque presentan un segundo par de alas desarrolladas no volarían. De actividad nocturna, viven en el suelo bajo la hojarasca, terrones y plantas durante el día y períodos de alta temperatura. Aunque existen machos, la reproducción principalmente sería por partenogénesis, donde toda la descendencia son hembras producto de óvulos sin fecundar.
Son esféricos, miden entre 0,8 a 0,9 mm de largo por 0,7 a 0,8 mm de ancho, son blancos cuando están recién puestos, tornándose gradualmente en amarillos, grises y negros (Figura 2 B). Son puestos en el suelo bajo y sobre las hojas y entre la hojarasca en forma individual.
Son blancas, sin patas, de cabeza negra o castaño oscuro en los primeros estadios (Figura 3 A), tornándose pardo claro o verdoso (Figura 3 B), la cabeza parcialmente retraída en el cuerpo, destacando los ocelos y las mandíbulas pardas en los últimos estadios. Protorax con placas características. Espiráculo torácico y abdominales tipo anular bíforo (Figura 3 C). El largo del cuerpo en su primer estadio (L1) es de 1 mm y el último instar L4 puede alcanzar entre 10 y 12 mm.
Son blancas, tornándose amarillo pálido a medida de avanza su desarrollo, de apéndices libres y de un largo entre 8 y 9 mm (Figuras 4 A y 4 B).
Presenta sólo una generación al año (Figura 5). Los adultos reducen su actividad en los períodos estacionales de mayor temperatura, verano y parte de otoño, refugiándose en el suelo. Las emergencias estacionales se inician desde fines de invierno, concentrándose entre mediados de septiembre y mediados de octubre. El número de huevos por hembra y su longevidad dependerá principalmente del hospedero. Las posturas serán altas superando incluso los 1.000 huevos.
De los huevos eclosan larvas L1 en muy pocos días (15 a 20). Las larvas L1 a L4 se encuentran durante el día entre la hojarasca y al interior de la corona entre las hojas, activándose durante la noche. La pupación ocurre desde mediados a fines de invierno y primavera, bajo el suelo, generalmente en los primeros 2 cm, aunque la profundidad dependerá del sustrato donde se encuentre.
En pilas de compost, donde han crecido brásicas hospederas, las larvas prepupales se pueden encontrar entre los 5 y 8 cm de profundidad, y donde el suelo se encuentra endurecido, las larvas prepupales se localizan superficialmente bajo la hojarasca
Los adultos se alimentan del follaje de las especies que atacan, siendo el patrón de mordedura foliar (cortes semicirculares en bordes), similar a muchos otros burritos. La presencia de muescas en los bordes permitirá encontrar a los adultos en el suelo, sobre las plantas, entre la hojarasca y/o sobre el follaje, principalmente en la noche.
Las larvas se alimentan fundamentalmente del follaje y, dependiendo de la especie hospedera, del tamaño de las plantas y estructura atacada, producen cortes, abrasiones y perforaciones, sobretodo en las hojas, presentando una mayor actividad nocturna, mientras que durante el día se ocultan entre el follaje y, a veces, bajo el suelo y entre la hojarasca.
En ataques incipientes, las larvas (L1 y L2) no rompen la hoja, dejando la epidermis, sin embargo, las larvas más grandes (L3 y L4) perforan las hojas, dejando orificios irregulares. En ataques intensos, las primeras hojas del follaje de las plantas atacadas tendrán perforaciones que producirán un esqueletizado de ellas, provocando la senectud temprana y, muchas veces, causando la muerte de estas (Figuras 6 A y 6 B).
Las siembras y trasplantes en sus primeros estados fenológicos serán los más susceptibles al ataque de este insecto, principalmente al establecerse en suelos con abundancia de malezas brasicáceas, pudiendo los adultos cortar los tallos jóvenes y alimentarse de los cotiledones en siembras directas.
Lo normal será confundir sus daños con el ataque de otros organismos como las babosas y caracoles, que pueden ser descartados por la ausencia de rastros de baba. Otros posibles organismos causantes de daños similares serán algunas cuncunillas de follaje y cortadoras. Estas podrán ser descartadas por la presencia de sus fecas regularmente en el follaje y suelo alrededor del área dañada.
Para la detección del ataque temprano es necesario la revisión de las hojas basales y hojas nuevas. Se hace en el punto de crecimiento, buscando abrasiones o perforaciones en ellas (Figura 7).
- Revisar el envés de las hojas basales y determinar la presencia de larvas L1 a L4. Se encuentran adosadas a ellas y sobre el suelo o levemente enterradas.
- Las larvas podrán ser encontradas fácilmente sobre las hojas y en el interior de los puntos de crecimiento. Son encontradas durante en el día y más fácilmente en la noche, junto a adultos.
- La detección de la presencia de muescas en forma de “U” en el borde de las hojas será un claro indicio de presencia de adultos. Una vez capturados se podrán identificar si corresponden al burrito de las hortalizas.
- El ataque y daños principalmente serán foliares y poco frecuentes en el cuello y raíces.
Los adultos estivan en el suelo, por lo tanto, la remoción o destrucción de los residuos y malezas. La preparación del suelo, reducirán su supervivencia y en postcosecha, a fines de invierno, se destruirán las pupas. La rotación de cultivos menos susceptibles es también una práctica que debe ser considerada cuando los ataques son intensos.
La conservación de los enemigos naturales, principalmente depredadores generalistas, favorecerá su control, ya que se alimentarán de las larvas y pupas. Aunque se señala la presencia natural de parasitoides, estos no han sido encontrados. Se determinó la acción de Beuveria bassiana, hongo entomopatógeno, atacando adultos y un agente no determinado atacando las larvas y pupas (Figura 8).
La aplicación de productos en base a nemm, piretrinas naturales y jabón potásico son alternativas de manejo para las larvas en el follaje.
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