La técnica de no excavación, tal como su nombre indica, consiste en cultivar sin alterar el suelo. Este método es sencillo y demanda menos tiempo y esfuerzo en comparación con otras técnicas de cultivo. Además, es una estrategia efectiva para reducir la presencia de malezas en el huerto, ya que estas no tienen acceso a la luz solar.
Aunque al principio requiere de un alto contenido de materia orgánica, lo cual puede ser un factor limitante, una vez establecida, solo se necesita una dosis de mantenimiento anual en forma de compost.
Este método ofrece flexibilidad a la hora de planificar el tamaño de las camas y los pasillos. El ancho no representa una limitante, ya que es posible caminar sobre el suelo sin riesgo de compactarlo o dañar su estructura.
Las aplicaciones frecuentes de compost crean una cama de cultivo suave, mientras que debajo se desarrolla una estructura sólida y estable. Generalmente, en condiciones de lluvia, el suelo labrado presenta un mayor riesgo de erosión debido a su menor estabilidad.
Establecer camas sin bordes es una ventaja significativa. Los bordes tienden a descomponerse después de tres o cuatro temporadas, convirtiéndose en refugios para babosas y tijeretas.
Puede realizarse en suelos pesados y muy arcillosos, así como en suelos muy trabajados y sueltos.
1. Delimitar área de cultivo y cubrir con una capa cartón. Esta será la principal barrera para el crecimiento de malezas. Mojar abundantemente el cartón.
2. Agregar compost. Se sugiere una cama de al menos 15 cm de compost. Si no se dispone de compost, se puede reemplazar por una capa gruesa de guano compostado (12 cm) y una capa superficial de compost (3 cm).
3. Compactar y regar. Es posible utilizar pretiles para contener la cama inicialmente, los que luego son retirados.
Un equipo de investigadores del INTA y del Conicet determinó que la revegetación con Brachiaria brizantha mejoró significativamente las propiedades de suelos degradados.
Una nueva investigación de la Universidad de Florida muestra que los productores pueden ahorrar hasta un 67%, o hasta medio millón de galones por acre por temporada, al alternar los ciclos de riego intermitente por aspersión entre encendido y apagado, logrando el mismo rendimiento.
La pruina es una capa cerosa de aspecto blanquecino o grisáceo que se encuentra de manera natural en la superficie de muchas frutas, hojas y tallos.