Por Catalina Atenas y Héctor Tabilo, investigadores del Centro de Evaluación Rosario, CER
La floración es un período crítico en la producción de carozos, ya que el rendimiento y calidad de la cosecha dependen directamente de las aplicaciones y manejos que se hayan realizado en esta etapa. Esta temporada tendrá un comportamiento más homogéneo que la temporada anterior, esto dado el cumplimiento de horas frío en invierno y al aumento sostenido de temperaturas a salidas de este. Sin embargo, nuevamente el periodo de floración se ve expuesto a posibles lluvias tardías pronosticadas para el mes de septiembre, que aumentan el riesgo de enfermedades en dicho periodo, sin contar los posibles eventos de heladas que podrían afectar gravemente la producción si es que no se toman las precauciones pertinentes.
En relación al manejo productivo durante el período de floración para todos los frutales de carozos, el objetivo debe estar enfocado a una buena fertilización y a aplicaciones de bioestimulantes que favorezcan la cuaja.
Se recomienda aplicar desde inicio de flor (5-10% flor) para todos los carozos, fertilizantes y complejos en base a Zinc y Boro. Estos micronutrientes son esenciales en esta fase debido a que participan directamente del desarrollo de los órganos reproductivos. En el caso del Zinc, este interviene en la síntesis de auxinas las cuales participan como promotores de la cuaja. El Boro a su vez, es muy relevante, ya que participa directamente en la producción y desarrollo del polen y el crecimiento de tubo polínico, por lo que deficiencias de estos elementos esenciales perjudican gravemente la producción, aumentando el aborto floral y la caída de flores y frutos cuajados. Esta aplicación por lo general, se debe repetir a los siete días.
En el caso de los cerezos, junto a las dos aplicaciones de Zinc y Boro, se debe adicionar algún bioestimulante con efecto en la cuaja. Existen diversas alternativas en el mercado, pero las más eficaces son aquellos productos en base a auxina y citoquininas. También está la alternativa de utilizar productos que inhiben la síntesis de etileno con una aplicación en 50% de flor, lo cual alarga la vida útil de las flores prolongando la floración, dando la posibilidad de tener un mayor tiempo para aumentar la polinización efectiva. No obstante, se debe tener en cuenta que estos productos requieren condiciones climáticas específicas para tener un efecto significativo que justifique su uso. Esto está relacionado principalmente con la temperatura, en donde, se recomienda aplicar, siempre y cuando, los días posteriores a su aplicación (al menos tres días) las temperaturas sean mayores a 15°C, favoreciendo el vuelo de las abejas.
En el caso de los duraznos y nectarines, las aplicaciones durante el período de floración están enfocadas principalmente en tener una buena nutrición, lo cual se logra con las aplicaciones de Zn y B antes mencionadas.
Para los ciruelos, al igual que para los cerezos, se recomienda adicionar bioestimulantes auxínicos para lograr una buena cuaja (en combinación con los fertilizantes en las 2 aplicaciones).
Otra de las aplicaciones que se realizan durante el periodo de floración y en la cual se ha visto un efecto positivo a cosecha en cuanto al calibre y el color, son los productos en base a extractos de algas, los que se aplican desde caída de chaqueta y con 1 o 2 aplicaciones cada siete días, en algunos casos en conjunto a la segunda aplicación de Zn y B. Estos extractos de algas, los cuales contienen en su mayoría auxinas y citoquininas, tienen por objetivo estimular la división y diferenciación celular ayudando al crecimiento del fruto, y en algunos casos, dado que se utiliza en cerezas y ciruelos, actuar como antioxidantes reduciendo el estrés de las plantas producido por factores abióticos, principalmente enfocados en los eventos climáticos por bajas o altas temperaturas.
A pesar que existen muchas alternativas en el mercado que ofrecen una protección contra las heladas, se debe considerar que una aplicación de algunos de estos productos no garantiza una protección absoluta, sino que se debe combinar con un manejo integrado tanto de nutrición, sistemas de protección contra heladas (como los eólicos por ejemplo) y fitosanitario.
Otro de los desafíos de la temporada que se inicia dice relación con el manejo de enfermedades en floración, debido a que la principal enfermedad que afecta a los frutales de hueso en este periodo es el “Tizón de la flor”, causado por los hongos Monilia laxa, Monilia fructicola y Botrytis cinérea , Sin embargo, nuestra experiencia de las últimas tres temporadas, el desarrollo de Monilia fructicola sólo ha sido detectado de manera puntual en la fase de tizón, con una incidencia mucho mayor en crecimiento de fruto, cosecha y poscosecha.
La infección ocurre durante todo el periodo de floración, en el que todos los carozos son susceptible a esta enfermedad, en especial aquellos que presentan una floración más extendida. Las condiciones óptimas para el desarrollo de esta enfermedad son las lluvias, acompañadas de temperaturas cercanas a los 25°C. Cuando se producen estas condiciones los síntomas son evidentes, ocurre un rápido atizonamiento, las flores se tornan de color café y permanecen adheridas a las ramillas por largo tiempo. En condiciones de alta humedad es posible además observar masas de conidias agrupadas en esporodoquios.
Dentro de las opciones de control encontramos una gama bastante amplia de productos para las aplicaciones de floración, entre ellos Tebuconazole, Pyrimethanil, Fenhexamida, Propiconazole, Piraclostrobina, Miclobutanil y las mezclas Boscalid más Piraclostrobina, Fluopiram más Tebuconazole, Trifloxistrobina más Pirimetanilo y Propiconazole más Ciprodinilo entre otros, con aplicaciones recomendadas desde inicio de flor hasta caída de chaqueta. El periodo de floración es un periodo clave de control, con ello no solo aseguramos reducir el daño en flor, sino que también la fuente de inoculo predisponente para el periodo de crecimiento de fruto y cosecha. Estas aplicaciones pueden ser complementarias a las recomendaciones de fertilización, aplicando a inicio de flor un fungicida más fertilizante en base a boro y zinc.
Otro problema que afecta principalmente a los ciruelos es el denominado “Cuerudo”. Este último es un russet que se produce en la fruta por causa de la adhesión de los restos florales al fruto, generando un microambiente propicio para el desarrollo de un complejo de hongos. En las últimas temporadas el CER ha evaluado el efecto de aplicaciones de Kresoxim metilo, aplicando tres veces desde caída de pétalos y cada 7 días, con muy bueno resultados a cosecha, reduciendo la incidencia de este daño a menos del 10%.
Esta temporada hay que enfrentarla utilizando las herramientas que están disponibles, la floración en general se viene más concentrada que la temporada anterior y se verá enfrentada a posibles lluvias acompañadas de altas temperaturas, condiciones propicias para el desarrollo de enfermedades, por lo que un plan de manejo adecuado asegura llegar con fruta de buena calidad.
A continuación, exploraremos qué es el control biológico, cómo se aplica y algunos ejemplos destacados en diversos cultivos.
Los expertos ponen a disposición de los agricultores bacterias contra el cambio climático que luchan contra patógenos, al mismo tiempo que protegen contra el calor.
El bokashi es una técnica de abono japonés que se ha desarrollado en los últimos 40 años que es considerada "milagrosa". Lee este artículo para aprender más al respecto.