Tras el final de lo que muchos consideran una temporada positiva para la uva de mesa de California, el mercado de importación de uva estadounidense está sufriendo un shock de oferta. Se está vendiendo fruta de meses en los supermercados y hay toneladas en cámaras frigoríficas esperando a ser vendidas.
Portalfruticola.com habló con John Pandol, director de Proyectos Especiales de Pandol Bros. Inc., sobre la temporada de California, el exceso de oferta en el mercado de importación y los aranceles recientemente impuestos a los principales socios comerciales de Estados Unidos.
Desde que cambiamos la normativa sobre el agua, que implicaba el bombeo subterráneo, hace unos cinco o seis años, hemos reducido la superficie cultivada. Además, hace unos tres años, dos grandes decidieron dejar el negocio, abandonando unas 1.000 hectáreas de uva.
Desde entonces, el sector se ha mantenido estable y la replantación avanza. Sin embargo, uno de los cambios significativos del mercado para nosotros es China. Al pasar de mercado a competidor, nos hemos visto desplazados por las uvas chinas en muchos mercados de Extremo Oriente.
Aunque las cifras definitivas de esta última campaña saldrán en las próximas semanas, la estimación previa era de unas 95 millones de cajas, lo que significa que nos hemos recuperado del huracán Hilary, que nos hizo bajar a 75 millones de cajas.
Lo que fue realmente diferente es que vimos una fuerte demanda en otoño, alrededor de agosto, septiembre y octubre. En general, vimos un mercado estadounidense mucho más fuerte y diría que México y Canadá son ahora dos grandes mercados de exportación.
Estuve en Miami el 15 de febrero. Fui a una tienda a mirar las fechas de envasado; para las negras eran el 13 de diciembre, las rojas el 10 de diciembre y las blancas el 27 de noviembre. Si eso es lo que hay en la tienda, ¿cuánto hay en la cámara frigorífica?
Esencialmente, la gente se aferra al inventario para ciertos clientes, pero ¿cómo volvemos a abrir ese grifo? Se necesitan al menos dos o tres semanas para reactivar un mercado. Así, en enero, las ventas al por menor fueron inferiores a las del año pasado, cuando tuvimos una crisis de suministro. Este año hay mucha más fruta.
Por eso, cuando empezamos a vender en serio en febrero, vendíamos la fruta más vieja o la menos mala, que no fuera rechazada. Vendíamos constantemente la fruta más vieja, lo que ralentizaba la venta al por menor y creaba un círculo vicioso.
Además, cada vez traes más fruta, por lo que salir del círculo es muy difícil. Al final, parte de la fruta está tan mala que se tira, que es la conclusión lógica. Dejamos que se acumulara y guardamos fruta para un mercado que nunca se materializó o un shock de oferta que nunca se materializó.
Los datos muestran que en enero se compró un 5,7% menos de kilos de uva que hace un año. Sí, se ha comprado menos, pero ¿a qué se debe?
Principalmente porque entre el 40 y 50% de las uvas se compran a precios promocionales, y la gente está acostumbrada a esperar a lo que está en oferta. Algunas tiendas venden el doble o el triple durante las rebajas. Por lo tanto, a pesar de la cantidad de oferta, si hay muy pocas promociones durante un mes, habrá menos ventas.
Básicamente, nos sentamos sobre el inventario y nadie abrió el grifo. Ahora, la fruta está vieja y se vende lentamente, lo que llevará mucho tiempo sanear.
Creo que sí, acabarán echándose a perder.
Los exportadores chilenos deben examinar lo que está ocurriendo en Estados Unidos porque podría ser un mercado problemático, por lo que podrían considerar reubicar algunos de estos envíos en otros mercados.
Los mercados pueden tomar lo que toman, pero ahora mismo tenemos exceso de oferta y saturación.
La raíz del problema es vivir en el presente y no en el futuro, no conocer la verdadera oferta del mercado y no fijarse sólo en los envíos.
La realidad es que el mercado absorbe volúmenes diferentes en épocas distintas del año y lo que se envía no es precisamente lo que se vende, por lo que la parte del equilibrio económico es muy importante.
Otra cuestión es que no disponemos de datos sobre el volumen de fruta enviada más el inventario disponible, por lo que no sabemos cuánta uva hay físicamente en Estados Unidos, sin vender o sin enviar todavía.
La verdad es que no, sobre todo si se tienen en cuenta los precios más bajos. Los precios más bajos no deberían destruir el mercado. El costo de la uva es volátil y la gente está acostumbrada a él, pero este año hemos perdido a todos los clientes que sólo compraban uvas en rebajas.
La calidad puede ser un problema, porque si la gente se lleva una uva a casa y no le gusta, no volverá por más.
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Pandol explicó que, debido al inminente conflicto comercial con China, habían comprado todos sus productos agroquímicos el pasado otoño.
Un arancel es un impuesto. Muchas cosas son y serán más caras. Cerca de la mitad de nuestros productos son importados, así que nadie sale ganando, habrá costes añadidos y perjuicios.
Espero que esto se reconduzca rápidamente y que no sea permanente, pero ha sido un shock. Cuando sumas los aranceles, puede que sean 5 dólares por caja, pero por un camión cargado, son decenas de miles de dólares, lo que supone mucho capital. Así que uno se pregunta si hay liquidez para seguir importando ese volumen.
Los precios tienen que subir y como productor estadounidense, si el producto extranjero se encarece, puedo subir el mío porque hay que ser eficiente y competir con él. Así que, si esto es a largo plazo, el otro problema es que nuestros dos grandes mercados de exportación son Canadá y México, de modo que si ellos aceptan menos uvas, yo tendré que introducir más en el mercado estadounidense. ¿Puede el mercado absorber ese volumen?
Eliminar la competencia extranjera no es beneficioso para la uva en particular, porque la mayoría de las uvas entran durante nuestra temporada baja; empiezan a venderse una vez que hemos terminado. Tampoco es fácil empezar simplemente a producir más para el mercado local para suplir las ventanas de importación.
Además, si productos básicos como la gasolina empiezan a subir, la gente optará por comprar fruta más barata o no comprar, ahí es donde el consumidor busca reducir costos, así que también nos perjudica mucho.
Esencialmente, esto eleva los precios de muchas cosas para los consumidores estadounidenses.
*Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad.
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