7 técnicas extraordinarias para cultivar la higuera de manera exitosa en el hemisferio sur

Tabla de contenidos
- 1. Clima y Suelo: El Secreto de una Higuera Feliz
- 2. Las Mejores Variedades para el Hemisferio Sur
- 3. Técnicas de Propagación Garantizadas
- 4. Manejo del Suelo y Fertilización Optimizada
- 5. Estrategias de Riego para Máxima Producción
- 6. Poda y Formación: Clave para Árboles Productivos
- 7. Control de Plagas y Enfermedades
- 8. Cosecha en el Momento Perfecto
- 9. Técnicas de Conservación Post-Cosecha
1. Clima y suelo: El secreto de una higuera feliz
Requerimientos climáticos ideales
La higuera prospera en climas cálidos con inviernos suaves, similar a su origen mediterráneo. Esta resistente especie tolera un amplio rango de temperaturas, desde calores áridos de desierto hasta cierto frío invernal.
Las higueras crecen óptimamente en regiones de clima templado-cálido, típicamente entre las latitudes 30° y 40° sur, donde los inviernos no suelen bajar de -7°C.
Si la temperatura desciende por debajo de este umbral, los árboles pueden perder frutos, y bajo -12°C la planta misma corre peligro.
Consejo profesional: La higuera prefiere ambientes secos y soleados. El exceso de lluvia o humedad alta puede favorecer podredumbres radiculares y afectar la calidad de los frutos.
Suelos perfectos para higueras
La higuera es notablemente rústica y poco exigente en cuanto a suelo. Se adapta a suelos pobres, pedregosos, calizos e incluso ligeramente salinos, gracias a su potente sistema radicular.
Esta capacidad le permite sobrevivir en terrenos donde otros frutales fracasarían, incluyendo suelos semidesérticos o con bajo contenido de nutrientes.
Para obtener altos rendimientos, es preferible ubicarla en suelos de textura media, bien drenados y con buen contenido de materia orgánica.
El pH óptimo suele estar en rango neutro a ligeramente alcalino (entre 6 y 8), dado que la higuera tolera bien la caliza y resiste la clorosis férrica en suelos calcáreos.
2. Las mejores variedades para el hemisferio sur
Existen numerosas variedades de higuera adaptadas a distintas condiciones. Para el hemisferio sur, conviene escoger variedades de higo común (persistente), las cuales son autofértiles y no requieren polinización de la avispa del higo para cuajar frutos.
Esto es crucial ya que, fuera de su hábitat original, la avispa polinizadora (Blastophaga psenes) puede no estar presente.
Variedades recomendadas
Brown Turkey – Higuera de fruto marrón violáceo con pulpa dulce y rosada. Es bifera (produce brevas y luego higos) y destaca por su resistencia al frío. Muy cultivada por su fiabilidad en Chile central y zonas templadas de Australia.
Black Mission – Variedad de higo común de piel violeta oscura casi negra y pulpa roja. Originaria de California, se adapta a climas cálidos secos. Es muy productiva y brinda higos dulces tanto para consumo fresco como secado.
Kadota – Higuera de frutos verde amarillentos (higo blanco) de pulpa ámbar. Es ideal para industrializar (enlatados, mermeladas) o secar, por su piel gruesa y resistencia. Se cultiva en zonas áridas con riego.
Celeste – Variedad de higo pequeño a mediano, color marrón claro violeta y pulpa rosada muy dulce. Es resistente y precoz, común en huertos familiares.
Dato importante: Las variedades bíferas producen dos cosechas al año – una de brevas temprano en la temporada, y otra de higos en el verano-otoño. Las variedades uníferas solo dan una cosecha más concentrada.
3. Técnicas de propagación garantizadas
La higuera se multiplica con facilidad mediante métodos vegetativos. La propagación por estacas leñosas (esquejes) es la técnica más utilizada, ya que las higueras enraízan fácilmente.
Propagación por estacas: Paso a paso
Selección y corte: Durante el invierno, cuando el árbol está dormante, selecciona ramas sanas del año, lignificadas. Corta segmentos de 15 a 30 cm que contengan al menos 3 yemas.
Conservación: Las estacas cortadas se agrupan y se colocan con su base en agua o en arena húmeda durante las semanas de invierno. Mantenlas en un sitio fresco pero libre de heladas.
Plantación: Cuando llegue la primavera y las estacas comiencen a brotar, es momento de plantarlas en su lugar definitivo o en almácigos. Siembra en suelo suelto y húmedo dejando al menos una o dos yemas por encima de la superficie.
Importante: Este método de estaquillado resulta en nuevas plantas idénticas a la madre (clones), asegurando conservar las características varietales.
La tasa de prendimiento suele ser alta si se siguen estos pasos y se evita que las estacas se sequen. Se pueden mejorar los resultados aplicando hormonas de enraizamiento en la base del esqueje.
4. Manejo del suelo y fertilización optimizada
El manejo adecuado del suelo en un huerto de higueras asegura buenas condiciones para las raíces y suficiente nutrición, a pesar de la rusticidad del cultivo.
Control de malezas
Mantén el suelo libre de malezas alrededor del tronco, especialmente en los primeros años. Las malas hierbas compiten por agua y nutrientes.
Realiza desmalezado mecánico o manual en un círculo alrededor de cada planta, o utiliza acolchados (mulch) orgánicos que también ayuden a conservar la humedad.
Estrategia de fertilización
Si bien la higuera no es muy exigente, responde positivamente al abonado balanceado. En suelos fértiles puede fructificar sin fertilización adicional, pero en suelos pobres conviene aportar nutrientes.
Aplica en primavera un fertilizante equilibrado o ligeramente rico en nitrógeno (N) para estimular el brote de hojas y ramas nuevas, necesarios para sostener la cosecha.
El fósforo (P) y potasio (K) contribuyen al cuajado de frutos y a una mejor calidad (tamaño, dulzor y firmeza). Especialmente el potasio es importante para frutales.
Consejo experto: Incorpora materia orgánica al suelo antes de la plantación y periódicamente (estiércol bien compostado, humus o compost). Este aporte mejora la estructura del suelo, la retención de humedad y suministra micronutrientes.
5. Estrategias de riego para máxima producción
La higuera es conocida por su resistencia a la sequía, pero para obtener cosechas abundantes de calidad se requiere suplir sus necesidades hídricas de forma controlada.
Sus raíces profundas le permiten sobrevivir con poca agua, incluso en secanos extremos. De hecho, puede vivir con precipitaciones anuales tan bajas como 80 mm.
Un huerto adulto de higueras requiere entre 4500 y 7000 m³/ha de agua al año, dependiendo de la zona y evaporación, lo que equivale aproximadamente a 600-700 mm anuales distribuidos principalmente en primavera-verano.
Método de riego ideal
El método de riego más recomendado es el riego por goteo, ya que mantiene un nivel de humedad constante en la zona radicular sin encharcar, ahorra agua y reduce enfermedades foliares.
Un programa típico de riego podría iniciar con riegos espaciados en primavera, aumentando la frecuencia en pleno verano a 2–3 riegos por semana según la textura del suelo y temperatura, y reduciéndolos hacia otoño.
Señal de alerta: Un síntoma claro de estrés hídrico es la caída prematura de hojas en verano. Si la higuera empieza a amarillear o tirar hojas durante la fructificación, indica que necesita más riego.
Es preferible evitar excesos de riego. Un suelo constantemente saturado perjudica las raíces y puede diluir el sabor de los higos. Se recomienda regar profundamente pero espaciado, fomentando raíces profundas.
6. Poda y formación: Clave para árboles productivos
Sin un manejo de poda, las higueras tienden a crecer en forma arbustiva amplia, con ramas que pueden alcanzar varios metros, dificultando la cosecha.
En plantaciones modernas del hemisferio sur se realiza la poda de formación desde el primer año, buscando obtener árboles bajos y extendidos que faciliten las labores.
Poda de formación
La poda de formación inicia al plantar o en el primer invierno: se corta el plantín a unos 30–50 cm de altura para provocar brotación de yemas bajas.
De los brotes que salgan en primavera, selecciona los 4–5 mejor ubicados alrededor del tronco (espaciados radialmente) y elimina los demás.
Estos 4-5 brotes elegidos serán las ramas primarias o principales, que formarán la estructura básica de la copa.
Este proceso escalonado continúa hasta obtener una estructura de 3–4 niveles, generalmente al cabo de 4 o 5 años, formando una copa baja, abierta y con numerosas puntas productivas.
Poda de producción
La poda de producción o mantenimiento se realiza anualmente, típicamente en invierno. Consiste en cortar los brotes fructíferos del año anterior dejándolos a unos 3–4 yemas de su base.
Esto renueva la madera productiva, ya que los higos se forman principalmente en brotes nuevos de la temporada actual.
Además, elimina ramas secas, chupones muy vigorosos no productivos, y ramas cruzadas o enfermas.
Resultado esperado: Una higuera bien podada tendrá menos cantidad de ramas pero más largas y con más higos por rama que una no podada.
7. Control de plagas y enfermedades
Aunque la higuera es bastante resistente comparada con otros frutales, puede ser atacada por diversas plagas y enfermedades.
Principales plagas
Entre las plagas más comunes destacan: el "agusanado" de brevas e higos (producido por larvas de la mosca de la fruta), la mosca del higo específica (Lonchaea spp.), orugas defoliadoras, cochinillas y los barrenillos de la madera.
También pueden causar daños las aves y en ciertos lugares las hormigas que buscan el dulzor del fruto.
Estrategias de control
Monitoreo y prevención: Inspecciona regularmente las hojas, brotes y frutos. Coloca trampas para mosca de la fruta desde antes del envero del higo.
Control cultural: Recoge y destruye los frutos caídos o infestados. Mantén la copa ventilada y sin ramas enmarañadas.
Control biológico: Fomenta enemigos naturales como avispillas parasitoides, mariquitas y crisopas que ayudan a controlar plagas.
Enfermedades comunes
Las enfermedades más habituales incluyen la podredumbre de raíces, la negrilla, el virus del mosaico de la higuera y hongos foliares como roya y antracnosis.
Podredumbre radicular: La mejor defensa es la prevención mediante un buen drenaje del suelo. Planta en camellones elevados si el terreno es arcilloso.
Negrilla: Esta capa de hongos negros se elimina controlando la plaga primaria que la causa (cochinillas, pulgones).
Virus del mosaico: No tiene cura química; usa material de plantación sano y controla vectores como ácaros.
8. Cosecha en el momento perfecto
La época de cosecha del higo en el hemisferio sur depende de la variedad y clima local. En general, la maduración ocurre en finales de verano y otoño austral.
En Chile central y Argentina las primeras brevas se recolectan en diciembre, mientras que la cosecha principal de higos inicia a fines de enero y puede extenderse hasta abril.
Punto óptimo de maduración de la higuera
Un higo está listo para cosechar cuando ha alcanzado su tamaño varietal, cambió de color y se vuelve blando al tacto, cediendo ligeramente a la presión.
Muchos higos maduros presentan además una leve grieta en la piel o exudan una gotita de néctar por el ostiolo (la apertura en la base del fruto).
Es vital cosechar en el punto óptimo, ya que un higo verde no ha desarrollado todo su dulzor, y uno sobre-maduro puede estallar o fermentar.
Técnica de cosecha
Se recomienda usar guantes en la recolección, porque el fruto y las hojas desprenden un látex lechoso irritante.
Para desprender el higo, sujeta suavemente y realiza un ligero movimiento de torsión hacia arriba. En variedades de piel delicada, corta con tijeras dejando un trocito de pedúnculo.
Los higos se depositan con cuidado, en una sola capa, en recipientes anchos forrados con material acolchado. Son muy frágiles y cualquier presión puede ocasionar magulladuras.
Momento ideal: La cosecha típicamente se realiza temprano en la mañana, cuando el fruto está fresco y firme. Evita el calor fuerte que podría iniciar fermentaciones.
9. Técnicas de conservación post-cosecha
Los higos frescos tienen una vida poscosecha muy corta debido a su alto contenido de agua y piel delicada. A temperatura ambiente, un higo maduro puede comenzar a deteriorarse en 1–2 días.
Métodos de conservación
Refrigeración: Mantén los higos en frío para retrasar su deterioro. Lo ideal es enfriarlos lo antes posible después de cosechados.
A nivel comercial, se preenfrían y almacenan en cámaras a ~1–2°C y alta humedad relativa (90–95%). En estas condiciones pueden conservarse hasta 2 o 3 semanas.
En casa, guárdalos en la parte menos fría del refrigerador (unos 4–5°C) en recipientes ventilados.
No lavar hasta consumir: Si los higos se van a almacenar, es preferible no lavarlos hasta justo antes de comer o procesar. La humedad del lavado favorece que se pudran.
Manipulación mínima: Cada vez que se manipula un higo aumenta el riesgo de daño. Envasarlos en campo en su envase final de venta reduce este riesgo.
Conservación a largo plazo
El secado es el principal método de conservación prolongada. Los higos secos bien curados pueden durar meses, e incluso un par de años almacenados en lugar fresco y seco.
Otra opción casera es elaborar mermeladas, dulces o almíbar de higos, aprovechando su pulpa dulce.
Las brevas e higos también se pueden congelar (preferiblemente pelados o en puré) para usos posteriores, aunque la textura al descongelar será más blanda.
Conclusión: Tu camino hacia una higuera productiva
El cultivo de la higuera en el hemisferio sur es factible y rentable bajo diversas condiciones climáticas, siempre que se apliquen las técnicas adecuadas.
Su baja exigencia hídrica y de suelo, junto con un manejo sencillo de poda y propagación, la hacen ideal tanto para agricultores comerciales como para aficionados a la fruticultura.
Con las variedades adecuadas y siguiendo estos consejos expertos en riego, suelo, y sanidad, disfrutarás anualmente de abundantes cosechas de higos – ya sea para consumo en fresco, secado o elaboración de dulces.
¡Nada más gratificante que cosechar un higo maduro directamente de tu propia higuera y saborear el fruto de un manejo paciente y consciente!