Exportadores de fruta del hemisferio sur expresan “gran preocupación” en carta al presidente Trump

Los representantes de la Asociación de Exportadores de Frutas Frescas del Hemisferio Sur (SHAFFE, por sus siglas en inglés) enviaron una carta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, manifestando su preocupación por las implicancias de los aranceles impuestos por su administración.
SHAFFE representa a las principales asociaciones de producción y exportación de frutas frescas de Australia, Brasil, Chile, Nueva Zelanda, Perú, Sudáfrica, Uruguay y Zimbabwe. Juntos, exportan cerca de 12 millones de toneladas de frutas frescas al año por un valor total de más de 15.000 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 15% del comercio mundial de frutas frescas.
“Nos dirigimos a usted para expresarle nuestra gran preocupación por las implicaciones de la amplia «política arancelaria recíproca» que promulgó el miércoles 2 de abril de 2025 y cuya aplicación se ha retrasado ahora 90 días”, indica la misiva.
“La imposición de estos aranceles a las frutas frescas importadas por Estados Unidos causará importantes perturbaciones en las cadenas de suministro mundiales, afectará negativamente a la estabilidad del mercado y aumentará los costes para los consumidores”, agrega SHAFFE.
En la carta, SHAFFE explica al mandatario estadounidense que el comercio de fruta fresca es especialmente complejo, ya que está condicionado por factores estacionales y regionales que requieren un mercado que funcione bien para garantizar la disponibilidad durante todo el año.
“Las cadenas de suministro y las relaciones comerciales tardan años en construirse, y la infraestructura de producción y distribución existente no puede desplazarse fácilmente hacia otros orígenes o destinos como reacción a los cambios en las agendas de la política comercial”.
El escrito de SHAFFE continúa: “Una vez que las empresas pierden cuota de mercado, recuperarla es difícil (sino imposible), lo que supone un golpe duradero para una industria vital para la seguridad alimentaria y la estabilidad económica”.
En este sentido, la Asociación expone que “los aumentos arancelarios no sólo perturban las cadenas de suministro mundiales, sino que también reavivan las presiones inflacionistas y limitan las opciones de los consumidores en Estados Unidos”.
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Comercio frutas frescas con Estados Unidos
Cifras entregadas por SHAFFE indican que Estados Unidos importa aproximadamente el 60% de sus frutas frescas y el 40% de sus hortalizas. México representa más de dos tercios de las importaciones totales de hortalizas y más de la mitad en frutas.
Los minoristas dependen de las frutas tropicales y de contraestación importadas del hemisferio sur, lo que garantiza la disponibilidad de frutas frescas durante todo el año en el mercado estadounidense y reduce las fluctuaciones de precios.
“Al garantizar que las estanterías de los minoristas permanezcan abastecidas cuando finaliza la temporada de producción de fruta en Estados Unidos, nuestras frutas contribuyen a mantener la demanda de los consumidores y a reforzar sus hábitos”, subraya la carta de SHAFFE.
Además, las importaciones de frutas de contraestación permiten a los operadores estadounidenses explotar plenamente sus infraestructuras y cadenas de suministro existentes, incluso cuando las frutas nacionales están fuera de temporada.
“Esto reduce los costes de los operadores y, en última instancia, los precios al consumidor. Así pues, la capacidad de los operadores estadounidenses para importar -y exportar- frutas sin restricciones indebidas beneficia a los consumidores y a la economía de Estados Unidos: los consumidores pueden obtener los productos que desean cuando los desean, y el comercio bidireccional impulsa la economía y crea puestos de trabajo”.
Dirigiéndose directamente a Donald Trump, la carta señala que: “Contrariamente a lo que afirma su Administración, los aranceles a la importación no los pagan otros países, sino las empresas importadoras, que luego repercuten esos costes en los consumidores”.
Se calcula que los aranceles anunciados el 2 de abril costarán a cada hogar estadounidense 5.000 dólares al año, lo que supondrá un duro golpe para las familias trabajadoras y de clase media, indica SHAFFE. Teniendo en cuenta que un hogar medio gasta actualmente más de 600 dólares al año en fruta fresca, los consumidores sentirán el impacto de los aranceles con dureza y rapidez.
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“La fruta fresca no es un artículo discrecional, sino un elemento esencial de una dieta sana y una fuente importante de fibra, vitaminas y minerales. Dado que se espera que suban los precios de todas las frutas, desde las fresas hasta las bananas, las familias estadounidenses acabarán sufriendo el impacto de los nuevos aranceles, literal y figuradamente”, acota el documento, que también hace alusión a que la mayor de la población estadounidense consume menos de una cuarta parte de la cantidad de fruta recomendada en las Guías Alimentarias para los estadounidenses.
“A medida que aumente el precio de las frutas, la disponibilidad de fruta en los hogares estadounidenses disminuirá más, aumentando la incidencia de enfermedades relacionadas con la obesidad y el cáncer en un país que ya se enfrenta a algunas de las tasas más altas de enfermedades no transmisibles del mundo”.
Para los miembros de SHAFFE, los aranceles no sólo afectarán al bolsillo y la salud de los consumidores al encarecer las frutas importadas, el impacto también lo verán los agricultores estadounidenses que en gran medida dependen de insumos agrícolas importados, como fertilizantes y piezas de maquinaria.
“El aumento de los costes de estos insumos pondría aún más a prueba a un sector (de Estados Unidos) que ya está luchando con el aumento de los gastos de producción y distribución, lo que en última instancia se reflejará en el precio de los alimentos que pagan los consumidores”.
“Este resultado es contrario a la promesa de la Administración de reducir los precios de los alimentos para los estadounidenses, e incoherente con los objetivos políticos más amplios del Gobierno de mejorar la asequibilidad de los alimentos y la seguridad alimentaria”, indican desde la entidad.
El comercio mundial de frutas frescas es esencial para la salud y el bienestar de la población de todos los países, consigna la carta. También es una cadena de suministro integrada y muy compleja que incluye a muchos socios comerciales de todo el mundo, acota.
“Por lo tanto, le animamos encarecidamente a que exima a las frutas frescas de cualquier arancel u otras medidas que puedan causar un daño indebido y duradero a los productores, las empresas y los consumidores, en Estados Unidos y más allá”, concluye.