¿Carozos más pequeños en cerezas?

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¿Carozos más pequeños en cerezas?

Una investigación en la Escuela de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), está analizando cómo algunos factores biológicos pueden afectar el desarrollo de cerezas y la formación del carozo.

Los expertos están indagando mecanismos para mejorar la calidad de las cerezas, lo que podría ayudar a desarrollar otras variedades y abrir la puerta a nuevos mercados de exportación.

¿Carozos más pequeños en cerezas?

Fotografía PUCV.

Desde la Facultad detallaron que el estudio es liderado por el investigador Patricio Tapia, quien está usando giberelina –hormona vegetal que controla el crecimiento y desarrollo de las plantas–, tanto en altas concentraciones como inhibiendo su acción, para predecir cómo será el proceso de formación del carozo dentro del fruto y su tamaño final.

“Una de las principales características que el mercado está buscando es diversificar los productos (tipos de fruto) para apuntar a diversos segmentos”, dijo.

“Esta investigación podría sentar las bases para apoyar la generación de nuevas variedades, quizás con características o tipologías novedosas de frutos, que nos permitan abrirnos a nuevos mercados además de China”, manifestó Tapia en declaraciones recogidas por la PUCV.

Intervención genética en cerezas

La PUCV detalló que la investigación se enmarca en un proyecto Fondecyt Postdoctoral cuyo principal aporte se centra en la obtención de información sobre el desarrollo del carozo en el cerezo y en cómo la inhibición o aumento de giberelinas puede afectar tanto el tamaño como el proceso de lignificación del mismo. 

La lignificación es un proceso que endurece las paredes de las plantas. En este caso se trata del endurecimiento del endocarpio –la parte que rodea a las semillas– para transformarse en el carozo. 

“El estudio permitirá identificar genes marcadores de desarrollo asociados al tamaño del carozo o al proceso de lignificación, proponiendo una lista de genes candidatos conectados a través de un 'hub' de regulación que guíen esfuerzos futuros de programas de mejora y edición genética", explicó Tapia.

"Desde lo metodológico, esta investigación genera una base de datos transcriptómicos y concentración de fitohormonas que permitirá identificar procesos postranscripcionales de tejido específico que regulan los estadios tempranos del desarrollo del fruto”, señaló el investigador PUCV.

¿Carozos más pequeños en cerezas?

Fotografía PUCV.


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Objetivos del proyecto en cerezas

El proyecto persigue la creación de una base de datos enriquecida con información útil para los productores de cerezos y otros frutos del género prunus (como damascos, duraznos y nectarines), cuyo carozo ocupa alrededor de un tercio del fruto, que incluirá el conocimiento de los mecanismos que actúan sobre el desarrollo del carozo, al ser expuesto el fruto a distintos factores externos como agregar o inhibir una fitohormona como la giberelina.

“También hay otros frutos que tienen un grado de lignificación en el centro, como las manzanas y las peras, que se pueden ver beneficiados por la comprensión de estos mecanismos asociados a la giberelina”, dijo el experto.

La investigación se encuentra en su etapa inicial, con pruebas de aplicaciones tanto del inhibidor como de la giberelina externa en los cerezos, para evaluar características fisiológicas del carozo y del fruto completo durante las distintas etapas del desarrollo.

Una segunda fase considera la extracción de ARN para entender qué está ocurriendo entre la carne y el carozo, y la tercera etapa consistirá en repetir este mismo experimento, pero utilizando técnicas de biología molecular para validar y evaluar los resultados obtenidos.

El proyecto tiene una duración de tres años.

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