Ecuador: Sequía mermó poder adquisitivo en el agro
Los efectos de la sequía en el Litoral ecuatoriano golpearon seriamente la economía de los agricultores que perdieron total o parcialmente sus cultivos.
En las cuatro últimas semanas, ya no es tan común ver los grandes cargamentos de abarrotes y provisiones que los campesinos adquirían en los cantones cercanos a sus recintos o comunas pues con la poca producción tienen menos dinero para las compras.
El inicio del año lectivo, que arranca hoy en la región Costa, fue otra muestra para evidenciar la crisis en la que están muchos agricultores de Manabí y Los Ríos.
Este fin de semana, miles de padres de familia llegaron a Babahoyo desde la zona rural y cantones vecinos como Baba y Montalvo para comprar uniformes y útiles escolares.
Los locales que presentaban letreros con ofertas eran los más visitados por los compradores, que llegaban desde temprano en canoas, y en camionetas de cajón de madera para aprovechar el tiempo y conseguir los mejores precios.
Ricardo Amaiquema llegó desde Montalvo y buscaba ropa y materiales de estudio para sus tres hijos. Lamentó que el dinero que llevó no era suficiente para comprar un uniforme para cada uno de ellos.
“Como nunca, en esta temporada estamos tan mal luego que la sequía afectó nuestros campos. Las cosechas se perdieron, y buscamos la manera de mandar a estudiar a nuestros hijos”, reveló Fernando Recalde mientras compraba útiles en una librería.
Pero no solo los compradores están afectados. Felipe Crespo, sastre de profesión, contó que hasta el año pasado el inicio de clases era una época de locura para él porque cosía hasta 60 pantalones por semana, ahora solo ha completado 40 prendas en el mes. Atribuye el bajón a la crisis que atraviesa la zona rural.
La costurera Maribel Sánchez detalló que cada uniforme tiene un costo de 12 dólares, pero los padres de familia prefirieron hacer arreglos a las prendas del año anterior para que le bajen o le arreglen la basta de los pantalones, ya que la crisis no les permite adquirir ropa nueva.
En Mocache, el impacto no solo es para los compradores sino para los comerciantes. Cristóbal Luzarraga, vendedor de mochilas contó que sus ventas han bajado en un 70%. Aseguró que el año pasado en un día vendió 800 dólares en mercadería, mientras que ayer no llegó ni a los 200 dólares.
La situación también preocupa a los vendedores de legumbres. “Los agricultores de esta zona sacan la comida semanalmente, antes se vendía hasta $ 100 en comida ahora solo gastan $ 30 o a lo mucho 50”, precisó Ángela Cedeño.
En Manabí, la situación no varía mucho. La tradicional feria de Santa Ana, a la que todos los sábados acudían los agricultores para vender sus productos no tuvo muchos visitantes.
Arnuldo Villamar, agricultor del recinto Concagua, de la parroquia la Unión de Ayacucho sembró maíz y maní, pero el producto se secó por la falta de lluvias. Esta vez no fue a ofrecer lo cultivado sino que acudió a comprar los víveres semanales para su hogar.
“Aunque se riega con mangueras, apenas se logra salvar una parte (de los cultivos) y otra no porque lo sembrado es bastante”, lamenta.
Una muestra del encarecimiento de los productos es que un saquillo de habas verdes cuesta 20 dólares, cuando antes tenía un valor de $10.
Fuente: Expreso