Las lluvias e inundaciones que afectaron los cultivos de cítricos y hortalizas en el Sureste de México, como consecuencia del huracán Karl, tendrán repercusiones en Jalisco, donde el precio del tomate y de algunas variedades de chile ya registraron un alza de 20 a 30 por ciento, informó el presidente del Consejo Agropecuario en el estado, Mauro Jiménez Iñiguez.

Pero advirtió que el mayor impacto se dará a finales de octubre, cuando tendría que iniciar en Veracruz la temporada de mayor producción de hortalizas que consume Jalisco.

Indicó que es difícil pronosticar el aumento que tendrán los precios de los alimentos que se producen en el Sureste, debido a que, más que las inundaciones, el principal daño a los cultivos se genera por la lluvia, considerando que muchas de las plantaciones se realizan en las zonas altas.

Al momento, las amas de casa han empezado a resentir el alza en productos como el tomate, los morrones, chiles serranos y poblanos, además del pepino y la papaya, alimentos en los que primero repercutieron los daños. “Sin embargo, el mayor reflejo lo tendríamos en aproximadamente 30 o 40 días”, subrayó Mauro Jiménez.

Aunque no todo son malas noticias. Los estragos causados por las lluvias también traerán beneficios a los productores de Jalisco, sobre todo a quienes se dedican al cultivo de limón.

“Definitivamente el huracán dañó bastante la producción de Veracruz y Tabasco, que es donde mayormente se produce limón persa, que es el que se está empezando a producir en Jalisco, y a futuro yo pienso que puede traer mejores precios para los productores de Jalisco”.

Señaló que mejores costos para los productores no significa un incremento exagerado en el valor de ese artículo para el consumidor final, porque “cuando los precios se van muy arriba y no los puede comprar el consumidor, definitivamente no se vende y ahí nadie gana, sino que todos salen perdiendo”.

Por otra parte, aclaró que si el precio del aguacate también “está por las nubes”, como se quejan algunas amas de casa, es por “estacionalidad”, ya que entre agosto y octubre se termina la cosecha de las partes bajas y queda solamente el fruto de las partes altas del árbol, lo que disminuye la oferta del producto y lo encarece.

Fuente: Milenio