México: Nuestro Potencial exportador

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México: Nuestro Potencial exportador

E n 2009, el volumen total de comercio con la República Popular China fue de 36,410 millones de dólares, confirmando la posición como el segundo socio comercial de México en el mundo. Esta cifra puede ser refutada porque no aparece en ninguna de las estadísticas oficiales de los dos países, pero refleja los intercambios económicos bilaterales reales, ya que incluye el comercio que se realiza a través de terceros países.

China computa transacciones por un total de 16,180 millones de dólares mientras que nuestra Secretaría de Economía calcula la suma de importaciones y exportaciones con ese país en 34,744 millones de dólares; esta considerable diferencia refleja que una parte muy importante de nuestras transacciones comerciales con China se realizan por la intermediación de terceros países, principalmente los Estados Unidos de Norteamérica y en menor medida Hong Kong. Aparte de la disparidad de las cifras, existe un hecho irrefutable: tenemos un gigantesco déficit comercial con China. En el peor de los escenarios, éste asciende a 28,648 millones de dólares. De China importamos mercancías por valor de 32,529 millones de dólares y, en cambio, México exporta a China 3,881 millones de dólares. Esto quiere decir que a China le vendemos apenas el 12% de lo que éste país nos vende.

¿Qué significado tienen estas cifras? En el largo plazo, mantener una situación así es insostenible para una sana evolución de los intercambios económicos bilaterales. Por lo tanto, las preguntas que surgen de inmediato son: ¿qué hacer?, ¿qué comprar y qué vender a China?

Las alternativas pueden ser varias. Si se analiza detenidamente la composición de las importaciones provenientes de China, salta a la vista que gran parte de éstas son componentes electrónicos que serán incorporados a productos que se arman en México.

Es decir, son importaciones que realiza la industria maquiladora y es imposible detener este flujo so pena de aniquilar la maquila. Lo que sí es posible y deseable es alentar una mayor integración nacional de la industria maquiladora con políticas públicas de apoyos decididos a este sector para que invite a sus empresas proveedoras extranjeras a venir a México a producir sus componentes. Tales políticas crearían un círculo virtuoso de mayor creación de empleos, de transformación de las maquiladoras en industrias nacionales, de incrementos a la recaudación fiscal, de una disminución sustantiva del déficit comercial con China y por último de anclaje de las empresas a suelo mexicano. Por otro lado, esta integración impediría o al menos dificultaría su migración a otras latitudes.

Al intentar otras respuestas, resulta obvio el imperativo de incrementar nuestras exportaciones al país oriental y alentar inversión directa de China en la planta productiva. La República Popular es y será una nación que necesita importar alimentos, ya que la tierra dedicada a esta actividad es reducida, apenas el 17% del territorio nacional, con un creciente proceso de urbanización y un incremento constante del poder adquisitivo y demanda. El mercado de alimentos en China crece exponencialmente y pronto se convertirá en el mayor del mundo.

Si nuestro país es un destacado productor de alimentos, es importante dirigir nuestros esfuerzos a labrar un sólido nicho en ese mercado. Carne de puerco, carne de res, pollo, aguacates, limones, nopal en polvo, calamar, abulón, medusa, pepino de mar, algas marinas, atún enlatado y otros son algunos de los productos susceptibles de ser comercializados exitosamente en ese país. Esta tarea requiere del concurso coordinado y decidido de autoridades y productores para superar exitosamente las barreras que se presenten.

Otro rubro de gran interés para la República Popular se refiere a la minería. Con los enormes yacimientos minerales con que cuenta nuestro territorio, México podría convertirse en un sobresaliente proveedor de estas materias primas con un adecuado y sustancial incremento a su producción actual. Asimismo, China es susceptible de invertir en esta actividad económica.

El principal obstáculo reside en el hecho que la mayor parte de los fundos mineros que no son propiedad de empresas canadienses están en manos de pequeños propietarios que carecen de recursos económicos, no sólo para la explotación, sino también para los estudios de prospección y determinación de la extensión de vetas, datos sin los cuales es difícil convencer a posibles inversionistas.

En el momento actual, China se ha convertido en el mercado más importante del orbe para la industria automotriz, dejando atrás al mercado estadounidense ,y seguirá creciendo a las tasas presentes sin mostrar signos de abatimiento.

Por lo tanto, es dable pensar que esa robusta industria automotriz china tenga una expansión internacional en un futuro cercano y que sus más cercanos competidores de Japón, Estados Unidos y Corea difícilmente podrán contenerla. México posee todos los elementos necesarios para poder convertirse en una plataforma estratégica para esa expansión.

Su excelente infraestructura de la industria de autopartes lo posicionan como un confiable proveedor de insumos; su fuerza de trabajo familiarizada con estas tareas abarataría su entrenamiento, creando nuevas fuentes de trabajo; su red de tratados de libre comercio facilitaría la comercialización ventajosa de los productos en los mercados más importantes, siempre y cuando cumplieran con las reglas de origen establecidas. Tal vez en sus inicios los fabricantes de automóviles chinos vinieran como industria maquiladora, pero con un vigoroso programa de integración con proveedores nacionales, al tiempo ésta se transformaría en otro baluarte de la industria automotriz mexicana.

El turismo representa otra gran oportunidad de expandir la relación económica bilateral con China. En 2009 cerca de 40 millones de turistas chinos salieron al extranjero. La Organización Mundial del Turismo estima que para el año 2020 los viajeros chinos al exterior sumen más de 100 millones de personas. Las autoridades francesas de turismo calculan que de sus visitantes extranjeros los que más gastan son los chinos, con un promedio de 2,500 dólares diarios per cápita. México, con todos sus atractivos turísticos, podría captar un buen porcentaje de esos viajeros. Su historia milenaria, sus vestigios arqueológicos, su particular cultura culinaria, su música y folklore son elementos suficientemente poderosos para atraer al turista chino. Sin embargo, es importante crear la infraestructura turística para hacer sentir al viajero de este país oriental bienvenido a nuestro territorio. En primer lugar, es necesario hablar de las facilidades migratorias. A pesar de los grandes esfuerzos del Instituto Nacional de Migración por simplificar el otorgamiento de visas con esta categoría y el ingreso al país a visitantes chinos, aún persisten innumerables escollos, siendo uno, no menor, la recepción poco comedida y en ocasiones agresiva de los agentes migratorios en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Estos representantes del INM con frecuencia aíslan al viajero chino para interrogarlo exhaustivamente dando lugar a malentendidos derivados de la falta de comunicación dado que el visitante extranjero no tiene por qué dominar ni el español, ni el inglés, y la ausencia de personal oficial con conocimiento del idioma chino complica la situación. Es significativo señalar que las autoridades tienen la obligación de asegurarse la autenticidad del visitante y su calidad de turista, pero esta tarea ya ha sido realizada por la entidad otorgante de las visas o por la agencia de viajes promotora del evento. Otro componente sustancial de esta infraestructura se refiere a hoteles y restaurantes. Los primeros deberán de proporcionar, por escrito, un mínimo de instrucciones de seguridad y procedimientos de evacuación en idioma chino, y los segundos deberán de tener menús en chino con descripciones, aunque someras, de los ricos platillos de la cocina mexicana. Otros servicios que resultan indispensables son el entrenamiento y capacitación de guías de turismo mexicanos para dar una visión propia y apropiada de México, visto con nuestros ojos, y capaces de expresarse en idioma chino. Así, estaremos en posibilidad de labrar un nicho en esa significativa veta del turismo internacional y reducir en parte el colosal déficit comercial con esa nación que está en vías de convertirse en la siguiente superpotencia.

En forma general, podría decirse que China prácticamente compra todo y de todo, pero hay que encontrar los nichos del mercado, estar dispuestos a competir en un mercado altamente concurrido y disponer de fondos de inversión para consolidar la posición de nuestro país.

Fuente: El Universal

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