España: Confía cortar con los malos años de la citricultura
El sector citrícola de la provincia de Castellón inicia la cuenta atrás de cara a una nueva campaña que, según las previsiones, podría reportar ligeros beneficios tras años especialmente complicados en términos de rentabilidad, una pequeña burbuja de oxígeno que sin embargo no se traducirá en la creación de nuevos puestos de trabajo.
Al igual que sucedió el año pasado, la mayor parte de almacenes y cooperativas tienen cerradas sus plantillas desde hace meses y, para evitar un nuevo aluvión de solicitudes, son numerosos los establecimientos que han colocado de nuevo en sus puertas carteles donde se informa de que no se necesita más personal y se ruega a los interesados que se «abstengan» de preguntar en las oficinas.
«Colgamos el cartel en julio y la contratación está totalmente cerrada desde entonces», reconocieron desde la Sociedad de Exportación de la Cooperativa Agrícola San Isidro Número 3 de Castellón. Al respecto, explicaron que «con el personal fijo discontinuo que tenemos cubrimos las necesidades tanto en el campo como en el almacén, por lo que este año tampoco vamos a generar plazas y trabajaremos con el mismo personal que en temporadas anteriores».
Del mismo modo, desde un almacén citrícola de Almassora ratificaron que «aunque cerramos la contratación hace tiempo, este año seguimos recibiendo muchas solicitudes para trabajar, pero tenemos las plazas cubiertas con el personal nacional debido a la elevada tasa de paro».
Precisamente en Almassora, donde la cooperativa ha cerrado sus puertas esta temporada, la comercialización de los cítricos correrá a cargo de los propios almacenes.
El personal, de nuevo, será principalmente de origen nacional, aunque numerosos extranjeros que llevan años como temporeros en la provincia mantendrán su puesto en las cuadrillas, ganado a pulso tras años de experiencia.
«Es la misma mano de obra que en años anteriores, formada principalmente por españoles, aunque se sigue llamando a los extranjeros que llevan años trabajando en esto y funcionan bien, porque también han adquirido sus derechos como trabajadores», reseñó el presidente de la interprofesional citrícola Intercitrus, Juan Vicente Safont.
Sobre la posibilidad de ampliar las contrataciones conforme avance la temporada, explicó que «aunque en aras de la previsión la contratación está cerrada, conforme vaya madurando la fruta quizá se incremente en algunas plazas si se ve que la fruta va teniendo buena salida, pero será complicado».
Lluvia para mejorar calibre
La calidad de la producción será fundamental y, en ese aspecto, de nuevo el sector mira al cielo. Si la climatología acompaña, los citricultores estiman que este año la cosecha podría crecer un 8% respecto a la de 2009 y, en caso de variedades como la clementina, aportar un par más de calibres que darían a la fruta mejor salida en los mercados.
«Para ir bien, en 15 ó 20 días como mucho deberían caer entre 60 y 100 litros que darían el sazón y mayor tamaño a la fruta», indicó el presidente provincial de cooperativas de cítricos y consejero de Intercoop, Vicent Canós.
Desde la entidad subrayaron a su vez que la posibilidad de generar nuevos puestos de trabajo en el sector es «remota, aunque si se cumplen las previsiones sí podría ampliarse ligeramente el personal actual, pero sin grandes cuotas de contratación».
Junto a la climatología, los precios serán otra de las claves para que la rentabilidad en el sector escale algunos enteros. Aunque las cifras no son especialmente positivas para las variedades tempranas, los beneficios, aunque escasos, podrían empezar a detectarse a partir del ecuador de la temporada.
El presidente del Sindicato de Riegos, José Pascual, detalló que «en este momento se están pagando entre 0,20 y 0,25 euros por kilo en árbol, un precio de hace 40 años que no sirve para recuperar costes». Pascual avanzó no obstante que «se espera que la cifra mejore conforme avance la temporada y supere los 0,30 euros, que digamos es el umbral mínimo de la rentabilidad, porque la cosecha este año es mejor». «El tema es el de siempre: para la clemenules la cosa está mal, porque hay superproducción y el precio es el que es, de modo que hay que apostar por seguir introduciendo novedades en las variedades tardías para lograr mejores precios», añadió el gerente de la Cooperativa Agrícola San Isidro de Castellón, César Roures.
«A bocas cansadas, mercados nuevos», resumió Canós que, en relación a las exportaciones citrícolas, recordó que «este año estamos intentando sacar más rendimiento al envío de producción a Rusia y seguimos potenciando las misiones comerciales en el exterior para abrir nuevos mercados y consolidar los ya existentes».
Fuente: Federcitrus.org