OPINIÓN: Ministro de Agricultura chileno: “Asociatividad en la industria frutícola chilena”

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OPINIÓN: Ministro de Agricultura chileno: “Asociatividad en la industria frutícola chilena”

Por José Antonio Galilea.

La industria frutícola chilena se ha desarrollado de acuerdo a un esquema de negocios basado en la iniciativa individual con libre entrada de participantes a la actividad productiva y de comercialización de la fruta.

Fotografía: Minagri

Sin menoscabar en absoluto esa condición y, por el contrario, con la finalidad de potenciar los variados factores que inciden positivamente en el negocio frutícola y, al mismo tiempo, de hacer frente a los escenarios cada vez más complejos y exigentes que presentan los mercados externos, principal destino de nuestras frutas, ha ido surgiendo a lo largo del tiempo un proceso de asociatividad en el negocio.

Una significativa expresión de dicho proceso se manifestó hace bastante tiempo atrás, el año 1935, cuando se creó la Asociación de Exportadores de Chile A.G., ASOEX.

En el ámbito productivo, surgió el año 1985 otro esfuerzo de asociatividad, mediante el establecimiento de la Asociación de Productores de Fruta – FEDEFRUTA – que, en lo fundamental, busca  el desarrollo eficiente de la actividad frutícola.

La complejidad y la especificidad del negocio frutícola, las dificultades de comercialización de los productos por la mayor competencia de otros oferentes de contra-estación, la aparición de nuevos competidores en el Hemisferio Sur, los mayores volúmenes manejados y los crecientes requerimientos de los mercados externos, constituyen factores que han conducido a avanzar en una asociatividad más estrecha entre productores de un mismo rubro, lo que ha dado por resultado la formación de comités específicos, enfocados especialmente a los mercados de exportación y que funcionan en el marco de la ASOEX.

Uno de los ejemplos más exitosos lo ha desarrollado el Comité de Paltas, el cual efectúa estimaciones de producción a nivel nacional, da a conocer y procura el cumplimiento de  las condiciones de calidad exigidas por los mercados externos y desarrolla otras actividades de interés que le plantean sus asociados. Asimismo, la labor del Comité de Arándanos ha sido fundamental para ordenar las exportaciones del sector, que se vieran seriamente amenazadas el año 2009 por la desorganización de los embarques desde Chile.

La necesidad de este tipo de acuerdos se refleja en la experiencia del Comité del Kiwi que, a pesar de que diseñó un programa de madurez de la fruta  para sus miembros, éste fue sobrepasado e incumplido por empresas ajenas al Comité, afectando seriamente, en especial en el caso coreano, la imagen del kiwi chileno y consecuentemente  la de la fruta chilena, lo cual nos preocupa sobremanera.

Hemos visto con satisfacción que esta tendencia de mayor asociatividad se ha seguido extendiendo a otras especies como los cítricos, nueces, ciruelas deshidratadas y esperamos que iniciativas parciales emprendidas en uva de mesa puedan implementarse también en el subsector.

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