Encendido debate en Chile por UPOV 91, acusan desinformación

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Encendido debate en Chile por UPOV 91, acusan desinformación

Que pavimenta el cultivo de transgénicos es uno de los principales argumentos en contra. Algunos advierten que no hay que mezclar los temas pues se trata de distintos proyectos de ley.

Fotografía: AGVF

Recientemente el Senado chileno aprobó la adhesión de Chile al Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales en su acta 1991 (UPOV 91). De esta manera, se viene a actualizar el acta de 1978, de la cual Chile es miembro y que tiene como objetivo “resguardar las condiciones en que se protege  la propiedad intelectual de una nueva variedad vegetal”, sostiene el Biólogo Miguel Angel Sánchez, Director ejecutivo de Chile Bío.

Inmediatamente a su aprobación surgieron voces contrarias e incluso una presentación al Tribunal Constitucional por parte de un grupo de senadores de la república.  Según Iván Santandreu, biólogo y activista de Chile Sin Transgénicos, esto se fundamenta en que “no se respetó el convenio de consulta a los pueblos indígenas” (convenio 169 de la OIT).

Agrega que “la propiedad intelectual ya estaba adecuadamente resguardada con la UPOV 78, su versión anterior. La UPOV 91 va a un extremo mucho mayor e implica quitarles derechos a la agricultura en una forma mucho más amplia”. Según el vocero del movimiento, estas normativas están hechas a la medida de las transnacionales en desmedro de los agricultores locales.

En contraposición, Miguel Angel Sánchez señala que de la misma forma que UPOV 78, en la versión 91 “para registrar una variedad u optar al derecho de obtentor vegetal, se tienen que cumplir cuatro requisitos: que sea nueva, distinta, homogénea y estable”. Explica que la protección rige para variedades que no han sido comercializadas antes, no son conocidas, ni figuran en ningún listado oficial de registro, lo que contradice el argumento que con UPOV 91 peligra el patrimonio de especies nativas o de uso histórico chilenas.

Actualizaciones

¿Qué cambia con UPOV 91? Entre las principales actualizaciones se encuentra la extensión de los períodos de protección de los vegetales, por ejemplo en los cultivos de 15 a 20 años. En el caso de árboles y vides esos plazos se alargan de 18 a 25 años.

En otra de sus modificaciones, deja la libertad a los países para regular el privilegio del agricultor, es decir, qué puede hacer con un material protegido después que lo compra. Asimismo, agrega la protección provisional, para el período en el cual se presenta la solicitud del obtentor y hasta que se otorga la inscripción oficial.

Transgénicos

El argumento más controvertido en contra de la UPOV 91 es que pavimentaría el camino para el cultivo de transgénicos en Chile. Alfonso Traub, de ODEPA, opina que hay una mezcla de conceptos: “Esos son los que hay que discutir, transparentar. No defiendo a las transnacionales, para nada, pero me interesa que se hable de verdad”.

La gerente de la Asociación Gremial de Viveros Frutales (AGVF), Maritrini Lapuente, también opina que hay un error en las argumentaciones contrarias. “Parten de la base equivocada al mezclar dos proyectos de ley que en nada se relacionan mutuamente.  Me refiero al Proyecto de Ley del 'Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales' (UPOV 91) recientemente aprobado; y al proyecto de ley que regula el uso de cultivos genéticamente modificados en Chile: el Proyecto de Bioseguridad de Organismos Vegetales Modificados”, sostiene la gerente.

El gremio de los viveros frutícolas en Chile ha abogado fuertemente por la adhesión de Chile a la UPOV 91, que propiciaría las condiciones para que surjan más variedades mejoradas localmente y generaría mayor protección a la propiedad intelectual.

Sobre el Proyecto de Bioseguridad, Miguel Angel Sánchez señala que “ese es el proyecto que va aprobar o rechazar el uso de transgénicos en el país. La actualización de la UPOV 91, no tiene nada que ver. Por ejemplo, Japón es miembro de la UPOV 91 y en ese país no se pueden cultivar transgénicos”. Por ello, es que Chile Bío reclama que existe una confusión en el país.

Pero Iván Santandreu contraargumenta: “No es un sólo tipo de ley o un convenio el que va a generar un efecto, sino un conjunto de medidas que funciona en forma sincrónica o paralela”. Y señala que “curiosamente, UPOV 91 está justo amarrado con la Ley Nacional de Semillas, de obtentores vegetales, que tiene urgencia y unida a unas indicaciones sustitutivas para autorizar el cultivo de transgénicos en Chile”.

El biólogo afirma que mientras otros convenios como TIRFAA (Tratado Internacional sobre los Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación) de la FAO, y el de Diversidad Ecológica de la ONU, están detenidos, estos otros están reactivados con urgencia.

Fotografía: AGVF

Condición para el TLC con Estados Unidos

Maritrini Lapuente agrega que “Chile debía adherir a principios de 2009 a la UPOV 91 para dar cumplimiento al TLC con Estados Unidos”, a lo que Iván Santandreu replica que hay países que simplemente no lo han suscrito “y no lo van a hacer”. Por ejemplo, Argentina y Brasil, asevera. “El Gobierno de Estados Unidos presiona para que se apruebe esta y ciertas leyes para favorecer su propia industria”, opina.

No obstante, Miguel Angel Sánchez afirma que hoy son los mismos países los que están buscando soluciones para su agricultura invirtiendo en transgénicos.  “Efectivamente, lo que existe hoy está producido por multinacionales que trabajan en estos temas, pero están empezando a aparecer productos elaborados por los propios gobiernos con sus fondos para solucionar sus problemas particulares. En Australia se está trabajando en el trigo resistente a la sequía y en Canadá, modificaciones particulares para la canola”, explica el experto.

Desinformación

Ambas partes alegan desinformación. Según Alfonso Traub, “muchas organizaciones de campesinos me han llamado para informarse porque están aburridos que las ONG hablen por ellos. Me dicen, nosotros queremos estudiar antes de tener opinión”, por lo que se organizarán talleres sobre el tema con argumentos de ambas partes, “desde el rigor científico”, asegura.

Agrega que hay tanto mito en torno a los transgénicos, que se olvida que “hace 15 años que toda la población mundial come alimentos con componentes transgénicos. El SERNAC hizo un análisis y casi el 90% de lo que consumimos tiene estos elementos”, puntualiza.

“Hoy no existe ninguna evidencia científica en contra de los cultivos transgénicos actualmente disponibles en el mercado o que se comercialicen”, afirma Miguel Angel Sánchez. Agrega que generalmente se alude a casos que tienen que ver con variedades en estudio pero que aún no están disponibles en el mercado.

Para el representante de Chile Bío el tema es más bien político y Alfonso Traub señala que “la transgenia es una técnica y su uso bueno o malo, depende de quién la maneje”.

Santandreu replica: “por el contrario, los alimentos transgénicos son alimentos desregulados y nadie garantiza su inocuidad para la población, en el mediano ni largo plazo. Más aún, existe un creciente conjunto de publicaciones científicas que sugieren una relación causal entre el consumo de alimentos transgénicos y el riesgo a contraer algunas enfermedades”.

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