Argentina: Temores por Brasil, pero no tanto

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Argentina: Temores por Brasil, pero no tanto

Brasil ya devaluó cerca del 20% y Chile el 11,5%, lo que despertó temores entre los exportadores frutícolas del Alto Valle, tanto por la recuperación de competitividad de Chile, como por potenciales menores precios en Brasil. Sin embargo, no hay alarma para el corto plazo. Los últimos números del comercio exterior.

Esta semana se conocieron los números oficiales del Senasa para el comercio exterior  de frutas de pepita durante los primeros 8 meses del año. Nada hay en los números del comercio registrado que pueda ser señal de crisis sectorial. Ello se debe a que los precios internacionales continuaron subiendo en dólares y los volúmenes, aunque se encuentran en su estándar histórico, se comparan contra la mala campaña 2009-2010. El resultado exportador muestra un aumento del 23% en volumen, del 8% en precios y del 33% en divisas ingresadas. Las variaciones surgen de ventas al exterior por 642.725 toneladas que, a un valor promedio declarado en Aduana de 0,839 dólar el kilo, significan ingresos por 539,5 millones de dólares; siempre para los primeros 8 meses.

Bonanza y quejas

Pero a pesar de la bonanza de los números (que además en materia de precios son acordados con la AFIP) el sector no deja de quejarse, en algunos aspectos con alguna razón. Sucede que, al igual que para el conjunto de la economía, los exportadores padecen la inflación en dólares. Aunque este reacomodamiento era previsible tras la fuerte devaluación de la crisis de 2001-2002, los empresarios sostienen que ya llegaron al límite de la rentabilidad e, incluso, hablan de pérdidas. Acostumbrada al histórico lamento sectorial, la sociedad ya no cree en las quejas empresarias y, vale reconocerlo, tampoco en las de los productores. Pero más allá de la dimensión psicológica-comunicacional no caben dudas de que actividades altamente vinculadas al mercado externo y, a la vez, con un alto componente de mano de obra, son las primeras en recibir de lleno el impacto del deterioro cambiario (ver páginas 6 y 7). De todas maneras, a pesar de las quejas por la revaluación local, tanto la supervaluación del euro como la del real compensaron los mayores costos. Estos son los números que se observaron desde el Ministerio de Economía de Nación y los que llevaron a rechazar, al menos por ahora, las demandas empresarias por baja de retenciones y mayores reembolsos por puerto patagónico; entre los reclamos más destacados.

Para atrás

Pero el panorama parece estar cambiando. Mientras en el plano interno se liquidaron en pocos días más de 1.500 millones de dólares de reservas internacionales para mantener la cotización del dólar,  los vecinos regionales comenzaron a dejar devaluar sus monedas. En Brasil, el 27 de julio el dólar tocó un piso de 1,54 reales por unidad. El jueves llegó a 1,96 lo que significa una devaluación de más del 20%. Sin embargo, el Banco Central de Brasil, que cuenta con reservas internacionales multiplican por 7 a las argentinas y rondan los 350 mil millones de dólares, dio una fuerte señal e inyectó en el mercado 5.000 millones de la moneda estadounidense, volumen que el mismo jueves hizo cerrar la divisa en 1,89, baja que continuó el viernes.

Pero no son estas variaciones de corto las que importan, sino la tendencia. Alguien podría creer que Brasil, frente a los contundentes datos de desindustrialización decidió devaluar. Probablemente haya un poco de esto, pero lo que sucede es bastante más estructural. El inminente desenlace de la crisis europea y los datos del propio Estados Unidos provocan un escenario de refugio en moneda segura: el dólar.

A pesar de que la divisa estadounidense es la moneda de una economía en problemas, es también la moneda de la primera economía del mundo. En consecuencia, hoy las principales monedas se deprecian en relación al dólar.

Sin ir muy lejos basta observar al principal competidor hemisférico de la fruticultura regional: Chile, donde el dólar pasó de un piso de 459 pesos chilenos por unidad el pasado 1 de septiembre a 519 este viernes: una devaluación del 11,5%.

Frutas

Brasil es el principal destino de las peras argentinas y el segundo para las manzanas, detrás de Rusia. De acuerdo a las estadísticas oficiales conocidas esta semana (ver tablas) hacia allí se dirigieron el 27,4% de las peras y el 20,7% de las manzanas. En divisas en blanco esto significó ingresos por 105,8 millones de dólares en peras y 34,2 millones en manzanas. 140 millones para ambas frutas en los primeros 8 meses del año o el 26% de las exportaciones totales. La importancia del mercado brasileño, principal destino de la mayoría de las Pymes frutícolas que exportan, es inmensa. Hasta ahora, los problemas de inflación local en dólares, fueron compensados parcialmente por el superreal y el supereuro, pero los cambios externos señalan que este changüí llegó a su fin. Frente a este escenario, el dilema de Argentina ya no se formula en términos de devaluar o no, sino de seguir revaluando o no. Mientras en Argentina la divisa continua planchada, los vecinos devaluaron a dos dígitos.

Por supuesto, la devaluación de Brasil no cambia los resultados de la temporada frutícola, la que según todos los operadores “ya está jugada”. Es cierto que en el mercado interno brasileño habrá que juntar más reales para mantener los precios en dólares de la fruta importada, pero para las peras argentinas, y en menor medida algunas variedades de manzanas, el mercado brasileño es de nicho. A modo de ejemplo, Brasil está importando hoy peras vía aérea desde Estados Unidos y los operadores comerciales de una de las principales multinacionales instaladas en el Alto Valle deben competir con los representantes de otros países de la misma empresa. Al menos en las últimas semanas, los precios no cambiaron y el mercado continúa “demandado”. No hay nada que haga temer una debacle, al menos para la fruticultura. Algunos operadores sostienen que el punto crítico es el de 2 reales por dólar, cifra que quizá se alcance en las próximas semanas; pero no hay mayores argumentos para este límite que los de una “barrera psicológica”. No debe olvidarse, además, que algunas empresas regionales exportan a Brasil por hasta 30-32 dólares la caja.

Doble amenaza

Las cosas pueden ser diferentes en la próxima temporada. Primero porque será difícil que Brasil, con un real más depreciado, convalide estos precios en dólares, y luego, porque si Chile continúa devaluando se volverá más competitivo y disputará mercados que hoy “son argentinos”, como el brasileño, donde el país trasandino ya se metió hace dos años. Igual, los exportadores chilenos, como todos los exportadores, quieren más: aspiran a que el dólar se ubique entre 550 y 650 pesos por unidad. Así lo demandó esta semana Antonio Walker, presidente de la Federación de Productores de Fruta (Fedefruta), espacio en el que también conviven los productores primarios.

En un mundo cambiante, muy probablemente al borde de una crisis de proporciones en Europa, resulta difícil ajustar predicciones. Cualquiera sea el caso, se avecinan tiempos turbulentos, pero no mañana.

Fuente: La Mañana Nequén

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