Argentina: Los costos y la exportación frutícola en Mendoza

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Argentina: Los costos y la exportación frutícola en Mendoza

La situación había sido advertida por el sector vitivinícola y ahora es el frutícola el que la denuncia. Los aumentos en los costos internos, provocados por la inflación, afectan la competitividad de los productos en el exterior. Los gobiernos regionales deberían intervenir para buscar una solución.

A excepción del durazno para enlatar, el resto de la producción agrícola mendocina, especialmente ciruelas y peras, ha sufrido serios problemas como consecuencia de las heladas, el viento y las lluvias.

A esos aspectos se suma un hecho no menos preocupante como es el incremento constante en los costos internos, lo que genera que los productos pierdan competitividad en los mercados internacionales.

Después de la vitivinicultura, la producción de frutas es la actividad agrícola que mayor aporta a la economía provincial, con sus casi 33.500 hectáreas implantadas.

Pero este año se han planteado serios inconvenientes como consecuencia de accidentes naturales que han provocado una disminución de 100 mil toneladas, de acuerdo con un estudio realizado por el Instituto de Desarrollo Rural. De las 635.046 toneladas que se produjeron el año pasado, las proyecciones para este año alcanzan sólo a 531.929 toneladas.

El estudio indica que la ciruela para industria fue la más afectada, con un 47 por ciento de su producción respecto del año anterior, mientras esa fruta en fresco tiene una disminución del 13 por ciento. En el caso de la pera la caída alcanzó a un 11 por ciento, mientras el durazno y la manzana tendrán producciones similares a las de 2010.

En ese marco de situación, al decir de los industriales del sector, sólo el durazno para envasar mantiene perspectivas favorables, como consecuencia de una caída en la producción mundial del producto, con bajas pronunciadas en Estados Unidos, Grecia y España, lo que genera entonces que los mayores precios que se podrían obtener redundarán también en beneficio para los productores.

No son similares las expectativas para el resto de la actividad frutícola, en razón de que hay coincidencias en señalar que los aumentos -de más de un 20 por ciento- en los costos internos, hacen perder competitividad a los productos mendocinos.

Aseguran que en el corto plazo las perspectivas anticipan pérdidas operativas en todos los mercados, tanto en el interno como en el externo y una situación de inviabilidad a partir de esta temporada.

Quizás como consecuencia de la organización gremial-empresaria de la industria, fue la actividad vitivinícola la que denunció el problema. Destacó que  la inflación ha provocado aumentos importantes en los costos de los insumos, mientras el dólar permanece planchado.

Así entonces los vinos argentinos pierden competitividad en los mercados internacionales y muchas bodegas chicas y medianas se han visto obligadas a cancelar contratos, porque directamente están trabajando a pérdida.

Ahora el problema fue planteado por la fruticultura. Dicen, a modo de ejemplo, que los precios de empaque y comercialización de la fruta a Brasil se ha incrementado en un 137 por ciento y que esa situación genera un efecto cascada que se trasladará al sector primario, vía precios pagados al productor de la materia prima. Reclaman entonces la eliminación o reducción de los derechos de exportación; agilizar la devolución del IVA; un subsidio al servicio de frío o bajar la recargas patronales, entre otros aspectos.

Tanto desde la Presidencia de la Nación como desde el Ejecutivo provincial se ha señalado que apostarán a las actividades industriales. Una decisión lógica en razón de que los productos industrializados otorgan mayor valor agregado que los commodities o las frutas y verduras en fresco.

Pero esos objetivos serán difíciles de alcanzar si persisten los serios inconvenientes que se plantean para poder ser competitivos en los mercados internacionales. Una decisión que afecta a la región, no sólo a Mendoza y que debe ser abordado en forma conjunta por los mandatarios provinciales.

Fuente: Los Andes

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