Costa Rica: Mitad de recolectores de café son nicaraguenses y guaymíes
Cuando salió a medir su café del día, el viernes pasado, Diómedes Miranda no estaba muy feliz, pues a eso de las 2 p. m. llevaba apenas siete cajuelas. No era para menos, porque en todos los días anteriores había recolectado 18 o más, a ¢1.200 cada una.
Él es uno de los guaymíes que vienen desde Chiriquí, Panamá, para ayudar en la cosecha. El viernes pasado se le encontró en los cerros cubiertos de cafetales de San Isidro, en San Ramón de Alajuela. Estaba en finca La Esquina, que pertenece a Agropecuaria Las Estufas.
“Son excelentes cogedores y muy ahorrativos, pues su objetivo es llevar dinero al regresar a sus países”, dijo el administrador de esa finca Olger Madrigal.
Diómedes Miranda confirmó que el ahorro se lo llevará para vivir el resto del año, ante el poco trabajo en su comunidad.
Un 50% de las 76.000 personas que recogen la cosecha de café en el país son nicaraguenses y guaymíes, según el Instituto de Café de Costa Rica (Icafé).
El cálculo de las necesidades de mano de obra fue estimado sobre la base de un estudio en diferentes lugares, finca por finca, y de informes mensuales acerca de las necesidades en las regiones, explicó Ronald Peters, director ejecutivo del Icafé.
Pese a ello, el Departamento de Migraciones Laborales del Ministerio de Trabajo dijo que para esta cosecha los cafetaleros no solicitaron permisos especiales de ingreso de extranjeros.
Peters dijo que la mayoría de ellos ya viven aquí, aunque otros siguen entrando temporalmente y se regresan a sus países luego de terminar la recolección.
Ventajas. Miranda llegó a Las Estufas por recomendación de otro guaymí. Allí les dan hospedaje y les pagan agua y luz; está con otros nueve compañeros, pero dejó en Panamá a la mujer y a dos niñas de la pareja.
La maduración del café se inicia en junio en las zonas bajas, como Coto Brus y Pérez Zeledón. A partir de entonces es común ver a los guaymíes en la región. Parten de ahí cuando la cosecha termina, en busca de zonas de maduración tardía, como los cantones de Los Santos.
Hasta ahora, no era común encontrarlos en el Valle Central Occidental, pero ya están en esa región. Los productores los traen y les ofrecen servicios en vista de la escasez de recolectores.
Los 76.000 cogedores se repartirán al menos ¢30.000 millones si las 41 millones de cajuelas que se espera cosechar se pagan al precio mínimo de ley de ¢727,60.
Se estima que ganarán mucho más porque los productores les entregan ¢1.200 por cajuela. “Si no pagamos ese monto, se van para fincas cercanas donde pagan lo mismo”, detalló Madrigal.
Precisamente, en Palmitos de Naranjo, doña Carmen Bravo García, de San Carlos de Nicaragua, narró que tiene tres meses de recolectar café en la finca El Potrero, propiedad de Hugo Ramírez, uno de cinco hermanos que tienen cafetales en la zona y comparten recolectores para enfrentar la escasez de mano de obra.
Freddy Vargas, del Departamento Técnico de CoopePalmares, coincidió con los productores en la importancia de los recolectores extranjeros. Ellos evitan que se pierda la cosecha, porque a los costarricenses no les gusta esa labor o porque tras estudiar ya tienen trabajo en empresas, dijo.
Fuente: Nación