Bolivia: Variedades foráneas de manzana se adaptan al valle cochabambino

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Bolivia: Variedades foráneas de manzana se adaptan al valle cochabambino

Con tres años de experiencia productiva, las variedades de manzana “Eva” y “Princesa”, procedentes de Brasil, lograron adaptarse en los municipios del valle alto y ofrecen sus frutos a más de 570 productores de durazno que antes experimentaban grandes pérdidas por fenómenos climáticos incontrolables como granizos, heladas, vientos huracanados, cambios bruscos de temperatura y varias plagas.

Como nadie lo esperaba, este año todas las huertas comprometidas con el proyecto de diversificación productiva del municipio de Cliza y fincas particulares de municipios aledaños, donde sembraron manzanas “Eva” y “Princesa”, obtuvieron “excelentes rendimientos, de hasta dos cajas de 20 kilogramos por planta, que pueden compensar las pérdidas registradas en sus duraznales”, dice el productor Eufronio Álvarez, en su finca localizada en Vía 2 de Agosto, donde cultiva más de 180 plantas en producción.

“Muchos productores de durazno están pensando seriamente en ampliar sus plantaciones de ambas especies, eso sí sin descuidar sus plantaciones de durazno que este año, como los últimos cinco, tampoco alcanzaron la producción esperada, por bajas temperaturas en septiembre y granizo en noviembre”, indica.

Diversificación

El director de Desarrollo Productivo del municipio de Cliza y gestor del proyecto, Humberto Vargas, explica que la producción de manzanas de ninguna manera busca sustituir la producción de durazno, sino diversificar la producción frutícola, porque, a pesar de los fenómenos climáticos, la producción de durazno continúa siendo una de las principales fuentes de ingreso económico familiar en la zona.

Vargas recuerda que, hace tres años, el municipio de Cliza optó por introducir de manera experimental el cultivo de ambas variedades de manzana, en la producción frutícola, precisamente con el propósito de diversificar la producción frutícola y sobre todo compensar, en alguna medida, las pérdidas económicas en durazno por fenómenos naturales.

“Inicialmente impulsamos el proyecto en 10 huertos familiares, financiando en un 50 por ciento el costo de la planta. A la fecha hay mucha demanda de productores de otros municipios como Tapacarí, Pocona y otros, que viendo los resultados en Cliza están introduciendo estos cultivos”, señala

Actualmente, los cultivos de manzana “Eva” y “Princesa” superan las 6 mil plantas en más de siete hectáreas y media del valle alto, de las cuales 2.500 plantas ocupan tres hectáreas y media en 22 fincas del municipio de Cliza, mientras que 3.500 plantas fueron adquiridas  y sembradas en cuatro hectáreas por productores particulares de los municipios aledaños.

Vargas explica que ambas variedades se adaptaron perfectamente a las características climáticas de la zona, situada entre 2.700 y 2.800 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas fluctuantes entre 28 hasta 30 grados centígrados y precipitaciones pluviales moderadas, similares a las de valles mesotérmicos de Brasil, de donde proceden.

“Es como si estas variedades fueran propias del micro clima existente en el valle alto. Son tolerantes al frío que se registra entre septiembre y octubre y se adaptan perfectamente a la estructura de suelos”, destaca y apunta que también aprendieron a combatir algunas plagas.

Decae la producción de duraznos en 40 por ciento

Al igual que los últimos seis años, la producción de durazno, en particular de la variedad “Gumucio Reyes”, famosa por su sabor, color, dulzura, carnosidad y tamaño, en los municipios del valle alto, se vio afectada en un 40 por ciento por fenómenos climáticos como las heladas de septiembre, la granizada y vientos huracanados de noviembre, y las inundaciones de enero.

Para mejorar los rendimientos del durazno, el municipio de Cliza y la Plataforma Frutas del Valle, impulsan hasta fin de mes la realización de análisis foliar en aproximadamente 50 fincas, con un costo promedio de 210 bolivianos por huerta, para determinar la cantidad precisa de nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, manganeso y hierro que requieren las plantas para mejorar sus rendimientos, dice Humberto Vargas, presidente de la plataforma.

“Actualmente tanto técnicos como productores, aplicamos fertilizantes y material orgánico de manera empírica, a la adivinanza, sin criterio técnico de ninguna naturaleza y así no podemos hacer fruticultura”, indica.

Simultáneamente se implementarán sistemas de alerta temprana, mediante una red de equipos de meteorología que serán instalados este año en zonas estratégicas del valle alto para advertir y prevenir el advenimiento de heladas, granizos y vientos huracanados, entre otros fenómenos climáticos, que todos los años arrasan con cientos de duraznales.

Fuente: Los Tiempos

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