Chile: Proyecto busca reducir la huella de carbono de la industria del vino

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Chile: Proyecto busca reducir la huella de carbono de la industria del vino

Iniciativa, cofinanciada por FIA, diseñará un sistema de poligeneración que permita a las empresas aumentar su independencia energética y reducir en un 50% las emisiones de CO2.

En el proceso de vinificación la refrigeración representa el principal consumo eléctrico, que en Chile está asociado a elevadas emisiones de CO2. Para enfrentar esta realidad, el DICTUC —con cofinanciamiento de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA)—, está desarrollando un sistema de poligeneración, con energía solar, que apunta a reducir la huella de carbono de la industria del vino.

Asimismo, se busca aumentar la independencia energética de los productores, reduciendo el riesgo de alteraciones en la calidad del producto, asociado a interrupciones en el suministro. Esto agregaría valor al vino, mejorando la competitividad de la oferta vitivinícola chilena en los mercados internacionales.

Como la demanda de refrigeración es mayor en los meses de verano, la iniciativa contempla integrar tres sistemas: un equipo de absorción que produce refrigeración a partir de una fuente térmica híbrida, conformada por un campo solar con almacenamiento térmico; una caldera de biomasa para asegurar el funcionamiento del sistema en períodos de baja radiación solar; y un secador solar se puede aprovechar la biomasa de los desechos de producción del vino.

“Esto requiere una estrategia que garantice que el uso de esta tecnología no afecte negativamente el proceso de vinificación, ni la calidad del vino. Así el objetivo es diseñar un sistema de poligeneración escalable, que permita a las vitivinícolas aumentar su independencia energética y reducir la energía eléctrica consumida en refrigeración hasta en un 99% y las emisiones de CO2 asociadas en un 50%”, explica el coordinador del proyecto, Rodrigo Escobar.

Actualmente, los costos energéticos en la industria del vino son elevados. De acuerdo a estudios realizados en viñas específicas, la implementación de esta metodología podría permitir ahorros de hasta 80% en consumo de gas y 50% en electricidad y petróleo.

En relación con las emisiones de CO2, éstas alcanzan a 1,67 kilos de CO2 por botella de vino embotellado (750 cc) y 0,124 kilos de CO2 por litro de vino a granel. Considerando esta información y los datos de producción del año 2012, se tiene que el volumen total de emisiones de CO2 en la industria vitivinícola chilena es de 1.302.234 toneladas.

“Se calcula que la implementación de este proyecto podría permitir una reducción estimada de hasta 50% en las emisiones, contribuyendo a aumentar su competitividad a nivel mundial y aumentar el valor del vino exportado”, explica la ejecutiva de innovación de FIA y supervisora del proyecto, Loreto Burgos.

Mayor valor de las exportaciones

“Como efecto de lo anterior, una reducción en la huella de carbono permite aumentar el valor del vino exportado. Este incremento depende de varias variables adicionales (país de destino, normativa vigente, exigencias, etc.), por lo cual su cálculo exacto es muy complejo, pero se estima que se puede lograr un aumento de 1% en el valor de las exportaciones”, destaca Escobar.

De esta forma, el potencial de impacto económico estimado que la metodología presenta es de $20.327 millones por concepto de reducción de costos energéticos, sumado a un valor adicional de $8.481 millones por aumento en el valor del vino como efecto de la reducción en emisiones de CO2.

En el país, desde la entrada en vigencia de las normas internacionales referentes a la cuantificación de las emisiones de CO2 asociadas a la producción de vino, diversas viñas han incorporado a sus procesos productivos tecnologías de energías renovables.  Se trata, principalmente de colectores solares térmicos, para suministrar agua caliente a los procesos de desinfección y esterilización de equipos, además de suplir la demanda de agua caliente en servicios, y de geotermia para climatización.

Sin embargo, estas instalaciones no representan un ahorro significativo en el consumo energético, ni en emisiones de CO2.

El panorama es diferente en el exterior, donde se ha desarrollado el concepto de “viñas solares” (solar wineries), que usan de forma intensiva esta energía en todo el proceso productivo, desde el viñedo a la planta de vinificación. Solamente en Europa, más de 110 viñas lo han implementado.

Según estimaciones del DICTUC, el 100% de las viñas que operan en el territorio nacional podrían implementar este nuevo sistema.

En la iniciativa —que contempla un costo total de $259,7 millones de los cuales FIA aportará $150 millones— participan en calidad de asociados la Viña Miguel Torres y las universidades de Talca y Diego Portales.

Fuente: FIA

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