Tomates de campo contienen mayores niveles de vitamina E
Un estudio realizado por investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), demostró que las condiciones climáticas influyen directamente en la fabricación y acumulación de distintos componentes en el tomate.
Así, la investigación que fue publicada en la revista Nature Communications, reveló que los tomates cultivados en el campo tienen mayor expresión de vitamina E que los de invernadero, comprobando que la diferencia se atribuye a mecanismos epigenéticos relacionados con las condiciones ambientales, según destacó el INTA en una nota de prensa.
La vitamina E, también conocida como tocoferol, es un antioxidante que protege a las células y, además, disminuye la oxidación del ‘colesterol malo’ que obstruye las arterias. Además, fortalece el sistema inmunológico contra virus y bacterias, y reduce la incidencia de enfermedades degenerativas como cáncer, diabetes y patologías cardiovasculares, por lo que este descubrimiento sería muy importante a nivel agronómico.
“Con esa información se pueden identificar cuáles son los genes involucrados en los frutos que se cosechan y a partir de eso implementar estrategias para fomentar la expresión de algunas cualidades como color, sabor o nutrición como en el caso de la vitamina E”, señaló Fernando Carrari, del Centro de Investigaciones en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA, quien trabaja en descifrar el genoma del tomate.
“Que un fruto acumule más o menos vitamina E podría no estar relacionado con el genotipo en sí, sino con cómo se modifica el ADN no estructural de esos genes bajo diferentes condiciones ambientales”, dijo el investigador, añadiendo que la mayoría de los caracteres del tomate tienen poca heredabilidad.
Por su parte, Ramón Asís, investigador adjunto en el Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología del Conicet, indicó que durante el estudio se descubrió que la expresión de la vitamina E está influenciada por procesos epigenéticos, es decir, de aquellos factores no genéticos que intervienen en el desarrollo.
“La metilación del gen que codifica para una enzima que cataliza parte de la síntesis de vitamina E es una modificación epigenética que cambia la expresión de esta enzima”, declaró.
Asimismo, las condiciones ambientales modifican los patrones de metilación, alterando así la expresión del gen y, por lo tanto, la acumulación de vitamina E en el tomate.
De esta manera, y para confirmar lo descrito anteriormente, los investigadores experimentaron con plantas en dos condiciones ambientales contrastantes: la primera cultivando los tomates en un invernáculo, donde las condiciones de luz, temperatura, agua y cantidades de nutrientes controladas permiten obtener niveles óptimos de producción. Y la segunda en condiciones de campo, donde lo único regulado es el riego.
“Al comparar los resultados descubrimos que en el campo, donde la planta tiene que lidiar con otras condiciones ambientales, los niveles de metilación se modifican. Se reducen los niveles de metilación del gen, al mismo tiempo que aumenta su tasa de expresión, lo que lleva al incremento de los contenidos de vitamina E”, comentó Carrari.
Así, los científicos demostraron que el estudio aporta conocimientos fundamentales para el mejoramiento de cultivos, ya que permite comprender los mecanismos genéticos, moleculares y bioquímicos que regulan la síntesis de vitamina E, ayudando a entender las razones de la baja heredabilidad de este tipo de caracteres.
Cabe señalar que hace más de una década que el equipo del INTA-Conicet trabaja en proyectos que buscan rescatar las variedades de tomate cultivadas por pequeños productores, debido al sabor y las cualidades nutricionales de sus frutos, y a que no se encuentran actualmente en escala comercial porque no tienen buena vida poscosecha, ni resisten enfermedades ni nematodos.
Pese a lo anterior, Iris Peralta, investigadora independiente en el Instituto Argentino de Investigaciones en las Zonas Áridas del Conicet señaló que “sin embargo, conservan excelentes características de sabor, color y calidad, y constituyen un importante reservorio de genes que tiene alto impacto en el mejoramiento genético de la especie”.
“Al explorar qué pasaba en las variedades de tomate mantenidas de manera tradicional y compararlas con las comerciales encontramos que hay una importante variación en las características de calidad y valor nutricional de los frutos”, concluyó Peralta.