En Argentina implementan sistema que permite aumentar la producción de frutillas
El INTA Oberá (Misiones) en Argentina implementó un sistema de cultivo semihidropónico bajo cubierta que facilita la producción de frutillas a escala comercial a partir de caños y bolsas rellenos con sustratos de cascarilla de arroz carbonizada.
A su vez, el sistema, al prescindir del suelo, utiliza un 70% menos de agroquímicos en relación a los cultivos de campo y aumenta el rendimiento de las plantaciones en hasta un 30% si se realiza una aplicación eficiente de los nutrientes en cada etapa del cultivo.
Sergio Feversani, técnico del INTA Oberá y responsable del ensayo detalló en una nota de prensa emitida por INTA que “al existir una menor incidencia de plagas y enfermedades, la aplicación de agroquímicos disminuye en un 70% y puede ser sustituida por el uso de controladores biológicos y técnicas de laboreo que mejorar la calidad de los frutos que llegan al consumidor, sin afectar la rentabilidad de la producción".
La información destaca que entre las principales ventajas del sistema está que evita las enfermedades causadas por los hongos del suelo y permite al productor independizarse de las condiciones de la superficie y de los esquemas de rotación. También favorecería a la reducción de mano de obra y permite trabajar de pie.
Junto con esto, el sistema optimiza el aprovechamiento del área de producción y permite duplicar o, incluso, triplicar el número de ejemplares por metro cuadrado.
“Con este tipo de sistema, es posible colocar entre 12 y 15 plantas de frutillas por metro cuadrado frente a las cinco u ocho que estarían en un cultivo tradicional”, explicó Feversani.
“Para repetir un cultivo, sólo es necesario reponer las bolsas dañadas, debido a que el sustrato puede reutilizarse por dos años”, agregó.
Si bien el técnico del INTA señaló que el inicio de un cultivo semihidropónico de frutillas tiene un costo similar al de una plantación tradicional, aclaró que las ventajas que presenta la semihidroponía a mediano plazo la convierten en una opción recomendable.
Feversani indicó que la producción bajo cubierta facilita el control de los efectos de la temperatura y la humedad. Además, con el riego localizado y el uso de plantines de origen certificado, permite obtener frutos entre los 45 y 50 días después del trasplante y consolidar un ciclo de producción de ocho meses.
INTA informó que el ensayo lleva dos años de experimentación. En este periodo, en las primeras evaluaciones se obtuvieron entre 800-900 gramos de fruta por planta, es decir, unos 1.800 kilos netos por ciclo y un promedio de entre 105 y 150 kg por semana. Feversani dijo que la producción tuvo “una alta aceptación de los consumidores por su consistencia firme, aroma y color intenso”.
Cabe señalar que el ensayo se basó en un cultivo de 2.000 plantas de frutillas ubicadas en una superficie bajo cubierta de 189 metros cuadrados en la zona de Oberá.
Sistema semihidropónico
INTA explicó que, a diferencia de la hidroponía (que promueve el cultivo sobre una solución de agua), en un sistema semihidropónico los plantines de frutilla se desarrollan en un sustrato alternativo a la tierra y reciben los nutrientes necesarios para su crecimiento mediante la fertilización por riego.
“El sustrato sirve como soporte para las plantas y permite la retención del líquido con los nutrientes necesarios para su crecimiento”, dijo Feversani, quien agregó que, además de cascarilla de arroz, también es posible usar turba y algunos derivados minerales como perlita y vermiculita.
Dada la escasa profundidad de sus raíces, la siembra de los plantines de frutilla puede realizarse en caños de PVC o en pequeños silobolsas.
“El no contacto con el suelo reduce el ataque de enfermedades y, en el caso de que surjan, sólo se elimina la bolsa infectada y no toda el área de producción”, especificó Feversani.
“Posteriormente al transplante, es necesario efectuar una fertilización a través del riego que aportará los nutrientes necesarios para el crecimiento, la calidad y la sanidad del cultivo”, agregó el técnico del INTA Oberá, quien señaló que existe la posibilidad de adaptar este sistema para producir lechuga, acelga, pepino y tomate.
“Si bien requiere del seguimiento técnico, esta alternativa permite obtener un producto acorde a los requisitos de un mercado cada vez más exigente y cubrir una demanda productiva insatisfecha a escala local”, concluyó.