Tomate de árbol y bebidas energizantes
Ampliamente producido en Antioquia, Colombia, el tomate de árbol o tamarillo destaca por sus cualidades nutricionales, especialmente sus propiedades que reducen el colesterol, su alto contenido de fibra, vitaminas A y C, y su bajo nivel de calorías.
Este fruto, también rico en minerales -especialmente calcio, hierro y fósforo- contiene niveles importantes de proteína, caroteno, antioxidantes y pectina, razón por la que fue seleccionado por un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UN) sede Medellín para agregar valor a las bebidas energizantes.
Los estudiantes Daniela Roldán Salazar, Juan Manuel Gómez y Andrés Torres formularon y evaluaron una bebida energizante a partir de tomate de árbol, planta originaria de los Andes peruanos, conocida científicamente como Cyphomandra betaceae como propuesta para una de sus clases de Ingeniería Agrícola.
De acuerdo a los estudiantes, el consumo de las bebidas energizantes está en aumento en Colombia, sin embargo, la industria busca que estas no sólo sean efectivas, sino que presenten un alto contenido de jugos naturales.
Según indica Agencia de Noticias UN, estos productos son regulados en el país a través de la Resolución 4150 de 2009, en la que se les considera como bebidas analcohólicas -no superan el 1,2% de grados de alcohol- y como refrescos elaborados a partir de extractos de frutas.
A raíz de lo anterior, los investigadores trabajaron durante 15 día en el Laboratorio de Frutas y Hortalizas con dos tipos de muestras, una con cafeína regulada por la norma y otra con la mitad de la cafeína que estipula la norma.
La preparación se hizo con un 8% de contenido de pulpa y 13° brix (contenido de azúcar que debe tener el refresco para la asimilación del consumidor), además del contenido de cafeína. A partir de esto, se realizó un muestreo cada tres días.
Cabe señalar que para llevar a cabo dicho proceso, los investigadores seleccionaron una cantidad de tomates de árbol en un estado de madurez comercial, los que posteriormente cortaron en trozos y agregaron agua, azúcar y cafeína. Acto seguido, los estudiantes adicionaron estabilizantes, ácido cítrico y conservantes.
Durante los muestreos se evaluaron aspectos como la acidez, pH, sólidos solubles totales, viscosidad y densidad de la preparación con el fin de determinar de qué forma afectaba la cafeína a esta bebida.
A raíz de lo anterior, los estudiantes lograron determinar que una de las propiedades más afectadas fue el sabor, ya que a partir del sexto día comenzó a variar y a tornarse un poco más amargo.
Pese a esto, Daniela Roldán aseguró que es una idea excelente y con alto potencial -dadas las propiedades nutricionales de la fruta- por lo que tendrían que realizarse otras investigaciones para solucionar el problema que ocasionan las concentraciones de cafeína.